Muertes por huracán Ian en EEUU y el Caribe rebasan las 100
TALLAHASSEE, Florida, EE.UU. — Peces en estado de putrefacción y basura por las calles de la Isla Sanibel. En tierra firme, los escombros de las casas destruidas se apilan sobre un canal. Los enormes barcos camaroneros yacen entre los restos de un campamento para casas rodantes.
“Hagan de cuenta que es una esfera de Navidad. Levántenla y agítenla. Eso fue lo que sucedió”, comentó Fred Szott.
Durante los últimos tres días, él y su esposa Joyce han viajado hacia su casa rodante destruida en Fort Myers para realizar labores de limpieza después de que el huracán Ian azotó la costa oeste de Florida.
En cuanto a las turbulencias emocionales, “te aguantas, o te pierdes”.
La cifra de fallecimientos relacionados con la tormenta ascendió a por lo menos 101 en los ocho días desde que el ciclón tocó tierra en el suroeste de Florida, donde se han registrado 92 decesos, según reportes de la Comisión de Médicos Forenses del estado. Además se han reportado cinco muertes en Carolina del Norte, tres en Cuba y una en Virginia.
Ian es la segunda tormenta más mortífera en impactar Estados Unidos continental en lo que va del siglo, sólo detrás del huracán Katrina, que cobró alrededor de 1.800 vidas en 2005. El huracán más letal en llegar a costas estadounidenses fue el gran huracán de Galveston de 1900, que causó alrededor de 8.000 fallecimientos.
A poca distancia de la costa, los residentes de las devastadas islas barrera de Florida también están regresando para evaluar los daños que sufrieron sus casas y negocios, a pesar de que el acceso sigue siendo limitado en algunas zonas. Pamela Brislin llegó en bote para ver qué podía rescatar.
Brislin permaneció en su casa durante el paso del huracán, pero lo que le atormenta es lo que sucedió después. Cuando fue a ver cómo estaba su vecina, la encontró llorando. Su esposo había fallecido y su cuerpo quedó tendido sobre una mesa de jardín hasta que pudo llegar la ayuda. La casa de otro vecino se incendió. Las llamas eran tan grandes que obligaron a Breslin a hacer lo que el huracán no pudo: Huir con su esposo y el perro de un vecino.
Ian, una tormenta de categoría 4 con vientos sostenidos de 240 km/h (150 mph), desató lluvias torrenciales y causó inundaciones y daños extensos. El diluvio convirtió las calles en ríos. Los canales se desbordaron hacia los vecindarios, en algunos puntos por más de 3,6 metros (12 pies), arrojando botes hacia los patios y caminos. Las playas desaparecieron y las marejadas movieron la costa tierra adentro.
Las autoridades calculan que la tormenta causó daños por miles de millones de dólares.
La carretera elevada que conduce a la Isla Sanibel podría no ser transitable hasta fin de mes. Las autoridades locales habían ordenado un toque de queda total después del paso de la tormenta para permitir que los equipos de búsqueda y rescate llevaran a cabo sus labores. Eso significó que los residentes que evacuaron la isla, técnicamente, tenían prohibido regresar.
Pero la ciudad de alrededor de 7.000 habitantes comenzó a permitir el regreso de los residentes entre las 7 de la mañana y las 7 de la noche el miércoles. Durante una transmisión en Facebook Live, el administrador de la ciudad, Dana Souza, le dijo a la población que desearía que la municipalidad tuviera los recursos para brindar transporte, pero, por el momento, los residentes tendrían que organizar sus visitas en embarcaciones privadas.
La Isla Pine se encuentra más cerca de tierra firme que Sanibel, y las reparaciones temporales a su calzada fueron terminadas el miércoles.
Pero la isla también fue duramente golpeada por la tormenta.
La casa de Cindy Bickford seguía de pie. La mayor parte de los daños fueron a causa de las inundaciones, que dejaron una espesa capa de fango en sus pisos. Tiene esperanzas de poder rescatar una buena parte.
“Desmontaremos la casa para poder vivir en ella”, dijo Bickford, quien llevaba puesta una camiseta con la leyenda: “Relájate. Refréscate. Renuévate”.
“No nos preocupan nuestras cosas, sino la comunidad. La Isla Pine es muy unida”, dijo Bickford, quien el jueves visitó por primera vez su casa.
Durante una conferencia de prensa desde el poblado de Nokomis, en el condado de Sarasota, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, elogió la restauración del agua corriente en la zona afectada por la tormenta y las labores para restaurar el servicio eléctrico. Alrededor de 185.000 clientes seguían sin luz. Más de 2,6 millones se quedaron sin el servicio en toda la entidad en un momento dado a causa del meteoro.
DeSantis dijo que los rescatistas han llevado a cabo alrededor de 2.500 misiones, en especial en las islas barrera de la costa este del estado, así como en zonas tierra adentro que han registrado inundaciones severas. Se han realizado inspecciones en más de 90.000 estructuras en busca de sobrevivientes, puntualizó.
Dijo que los residentes de las zonas devastadas por el huracán han mostrado una gran fortaleza en las últimas semanas.
El presidente Joe Biden recorrió algunas de las áreas afectadas el miércoles, sobrevolando la zona en helicóptero y luego realizando un recorrido a pie junto a DeSantis. El mandatario demócrata y el gobernador republicano prometieron dejar de lado sus rivalidades políticas para ayudar con la reconstrucción de casas, negocios y vidas. Durante una reunión con funcionarios locales, Biden enfatizó que las labores podrían tomar años.
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Calvan reportó desde la Isla Pine, Florida. Los periodistas de Associated Press Anthony Izaguirre, en Tallahassee, e Ian Mader, en Miami, contribuyeron a este despacho.
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Este despacho ha sido actualizado para corregir a 92 la cifra de muertes en Florida, no 98.
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