Mientras Hezbollah e Israel combaten en la frontera, el Ejército libanés mira desde los márgenes
BEIRUT — Desde que Israel lanzó su invasión terrestre en Líbano, las fuerzas israelíes y milicianos de Hezbollah han combatido en la frontera mientras el Ejército libanés se ha mantenido principalmente al margen.
No es la primera vez que el ejército nacional asiste a una guerra en su país desde la incómoda posición del testigo.
El apreciado Ejército libanés es una de las pocas instituciones del país que cruza las divisiones políticas y religiosas del país. Varios comandantes del país se han convertido en presidentes, y el actual jefe militar, el general Joseph Aoun, está ampliamente considerado como uno de los favoritos para ocupar el puesto cuando el estancado parlamento llene un vacío de poder de dos años y nombre un presidente.
Pero con un arsenal envejecido y sin defensas antiaéreas, maltrecho tras cinco años de crisis económica, el Ejército nacional está poco preparado para defender a Líbano, ya sea contra los ataques aéreos o la ofensiva terrestre de un ejército moderno y bien equipado como el israelí.
La capacidad militar del Ejército se ve sobrepasada por la de Hezbollah. Las Fuerzas Armadas libanesas tienen unos 80.000 soldados, 5.000 de ellos desplegados en el sur. Hezbollah tiene más de 100.000 combatientes, según el fallecido líder del grupo político y militar, Hassan Nasrallah. Su arsenal, formado con apoyo iraní, también es más avanzado
Una cauta respuesta inicial
Las fuerzas israelíes y los combatientes de Hezbollah cruzan fuego desde el 8 de octubre de 2023, cuando la milicia libanesa comenzó a lanzar cohetes al otro lado de la frontera en apoyo de su aliado Hamás en Gaza.
En las últimas semanas, Israel ha realizado un fuerte bombardeo aéreo sobre Líbano e iniciado una invasión terrestre que según dijo pretende alejar a Hezbollah de la frontera y permitir que los residentes desplazados del norte de Israel regresen a sus casas.
Mientras las tropas israelíes hacían sus primeras incursiones en la frontera y Hezbollah respondía con fuego de cohetes, los soldados libaneses se retiraron de puestos de observación en la frontera y se reposicionaron unos 5 kilómetros (3 millas) más atrás.
Por ahora, las fuerzas israelíes no han avanzado tan lejos. Los únicos enfrentamientos directos entre los dos ejércitos nacionales fueron el 3 de octubre, cuando el fuego de tanques israelíes alcanzó un puesto militar libanés en la zona de Bin Jbeil y mató a un soldado, y el viernes, cuando dos soldados murieron en un ataque aéreo en la misma zona. El Ejército libanés dijo que había devuelto el fuego en las dos ocasiones.
El Ejército libanés declinó hacer comentarios sobre cómo respondería si las fuerzas de tierra israelíes avanzan más.
Analistas familiarizados con el funcionamiento del Ejército dijeron que, si la incursión israelí alcanza sus posiciones actuales, las tropas libanesas plantarían batalla, pero de forma limitada.
La “misión natural y automática es defender a Líbano contra cualquier Ejército que pueda entrar en territorio libanés”, dijo el exgeneral del Ejército libanés Hassan Jouni. “Por supuesto, si el enemigo israelí entra, defenderá, pero dentro de la capacidad disponible (...) sin llegar al punto de la imprudencia o el suicidio”.
18/”>El Ejército israelí “supera por completo” al libanés
Esta invasión israelí en Líbano es la cuarta que hacen sus tropas en el país vecino en los últimos 50 años. En la mayoría de sus invasiones previas el Ejército libanés también jugó un papel secundario similar.
La única excepción, dijo Aram Nerguizian, experto asociado de alto nivel del Center for Strategic and International Studies, con sede en Washington, fue en 1972, cuando Israel intentó crear una franja de separación de 20 kilómetros (12 millas) para repeler a los combatientes de la Organización de Liberación de Palestina.
Entonces, dijo Nerguizian, el Ejército libanés logró reducir el ritmo del avance israelí y “ganó tiempo para que el liderazgo político en Beirut buscara la intervención de la comunidad internacional para presionar a Israel para un cese el fuego”.
Pero la situación interna en Líbano —y la capacidad del Ejército— se deterioraron con el estallido de una guerra civil en 1975 que duró 15 años, un tiempo en el que fuerzas israelíes y sirias ocuparon partes del país.
Hezbollah fue la única facción autorizada a conservar sus armas tras la guerra civil, con el objetivo declarado de resistir la ocupación israelí en el sur de Líbano, que terminó en 2000.
Para 2006, cuando Hezbollah e Israel libraron una dura guerra de un mes, el Ejército libanés “no había podido invertir en ninguna modernización real de posguerra, no tenía capacidad de detener la potencia aérea israelí” y “quedó completamente expuesto”, dijo Nerguizian. Las pocas veces que los dos contingentes combatieron desde entonces, señaló, las fuerzas libanesas se vieron “totalmente superadas”.
La ayuda internacional ha sido un arma de doble filo
Después de que en 2011 estallara una guerra civil en Siria y del auge del grupo armado Estado Islámico allí, el ejército libanés recibió una nueva ronda de ayuda militar. Logró combatir con éxito a EI en la frontera libanesa en 2017, aunque no por sí mismo: Hezbollah también atacaba al grupo desde el otro lado de la frontera.
Cuando el sistema financiero y monetario libanés colapsó en 2019, el Ejército se llevó un golpe. No tenía presupuesto para comprar armas ni para mantener sus suministros, vehículos y aeronaves. El salario medio de un soldado equivale ahora a unos 220 dólares al mes, y muchos se buscaron un segundo empleo. En un momento dado, tanto Estados Unidos como Qatar costeaban un subsidio mensual para los salarios de los soldados.
Estados Unidos había sido un importante benefactor del Ejército libanés antes de la crisis. Desde 2006 ha proporcionado unos 3.000 millones de dólares en ayuda militar, según el Departamento de Estado, que indicó en un comunicado que aspira a “capacitar al Ejército libanés para que sea una fuerza de estabilización contra amenazas regionales” y “reforzar la soberanía de Líbano, asegurar sus fronteras, hacer frente a amenazas internas y trastocar las actividades terroristas”.
El gobierno del presidente Joe Biden también ha descrito al Ejército libanés como una pieza clave de cualquier solución diplomática a la guerra actual, con esperanzas de que un despliegue mayor de sus fuerzas pueda sustituir a la presencia de Hezbollah en la zona fronteriza.
Pero ese apoyo tiene límites. En ocasiones, la ayuda al Ejército libanés ha resultado controversial en la política interna estadounidense y algunos legisladores alegan que podría caer en manos de Hezbollah, aunque no hay pruebas de que eso haya ocurrido.
En Líbano, muchos creen que Estados Unidos ha bloqueado el acceso del Ejército a armamento más avanzado que pueda permitirle defenderse de Israel, el aliado más importante de Washington en la región y que ha recibido al menos 17.900 millones de dólares en asistencia militar estadounidense en el año desde que comenzó la guerra en Gaza.
“Mi opinión personal es que Estados Unidos no permite que el Ejército (libanés) tenga equipamiento avanzado de defensa antiaérea, y este asunto está relacionado con Israel”, dijo Walid Aoun, general retirado del Ejército libanés y analista militar.
Nerguizian dijo que esa idea “no es una conspiración ni una verdad a medias”, y señaló que Estados Unidos ha aprobado un requisito legal de apoyar la ventaja cualitativa militar israelí en relación con los otros ejércitos de la región.
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