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Periodistas en Veracruz trabajan entre narcos, en ‘tierra de nadie’ y sin ley: Ricardo Ravelo

El analista Ricardo Ravelo durante una entrevista con Efe este 6 de abril de 2016 en Ciudad de México. En Veracruz, el estado más mortífero de uno de los países más violentos del mundo para el periodismo, los reporteros trabajan "en tierra de nadie", sin protección del Gobierno mexicano ni de los medios y entre luchas de cárteles, explicó el analista, autor del libro "Ejecuciones de periodistas: los expedientes". EFE/Alex Cruz.

El analista Ricardo Ravelo durante una entrevista con Efe este 6 de abril de 2016 en Ciudad de México. En Veracruz, el estado más mortífero de uno de los países más violentos del mundo para el periodismo, los reporteros trabajan “en tierra de nadie”, sin protección del Gobierno mexicano ni de los medios y entre luchas de cárteles, explicó el analista, autor del libro “Ejecuciones de periodistas: los expedientes”. EFE/Alex Cruz.

(Alex Cruz / EFE)
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En Veracruz, el estado más mortífero de uno de los países más violentos del mundo para el periodismo, los reporteros trabajan “en tierra de nadie”, sin protección del Gobierno mexicano ni de los medios y entre luchas de cárteles, ha manifestado el experto y escritor Ricardo Ravelo.

Ravelo, autor del libro “Ejecuciones de periodistas: los expedientes”, manifestó en una entrevista: “Hay falta de recursos y falta de voluntad. Un desinterés que es muy injusto sobre todo para quienes hacen una labor tan delicada de reportear en un territorio prácticamente sin ley”.

En la obra se recogen nueve historias de periodistas asesinados o desaparecidos en Veracruz, en el oriente del país, en unas crónicas que analizan su trabajo y antecedentes, y buscan el porqué de los crímenes.

Impunidad y crímenes sin resolver parecen el común denominador en ese estado que entre 2009 y 2015 registró 15 asesinatos y 240 agresiones a periodistas, según un informe de la ONG Artículo 19.

En todo el país, en ese mismo periodo se contabilizaron 55 homicidios contra reporteros.

Según Ravelo, la mayoría de sucesos están relacionados con la guerra entre cárteles.

“No todos los periodistas murieron o desaparecieron como consecuencia de su trabajo periodístico”, detalló el analista, quien habló de presuntas “compras de silencio y desvíos de información”, según los expedientes de la Procuraduría (fiscalía) General de la República.

Pero las investigaciones no aclaran “si estos presuntos vínculos eran forzados o voluntarios”, dijo Ravelo, quien los atribuyó a la “coerción”.

A esto se le suma la inacción de la justicia, y es que de los nueve casos que analiza el periodista sólo dos tienen sentencia.

Los demás siguen abiertos y denotan una gran arbitrariedad en las pesquisas. Hay casos con expedientes de 5.000 hojas y otros con solo 20, por lo que pasan “prácticamente al olvido”, denunció Ravelo.

El especialista tuvo serios problemas para acceder a las averiguaciones y también para contactar con familiares y compañeros de trabajo de las víctimas, pues muchos “no quisieron hablar por miedo”.

Ravelo destacó la “ausencia de protocolos de seguridad” en los medios locales, pues ninguno puso “medidas para proteger a sus reporteros”.

En parte se debe a la falta de recursos, y quizás por ello ahora la prensa del estado es “más oficialista” y en ella abunda la autocensura.

En este contexto, el autor matizó el criticado papel en sucesos de este tipo del actual gobernador de Veracruz, Javier Duarte, que culmina este año su mandato.

Organizaciones sociales han vinculado al gobernador con la violencia ejercida contra periodistas y activistas sociales.

La reprobación social a Duarte aumentó con la muerte del fotoperiodista Rubén Espinosa y la activista Nadia Vera en un quíntuple asesinato en julio de 2015 en la Ciudad de México.

Ambos se habían marchado de Veracruz meses antes de su muerte después de denunciar amenazas y hostigamiento, y Vera responsabilizó a Duarte de la represión a periodistas.

Ello llevó al gobernador a testificar ante la Fiscalía de la capital mexicana, deslindándose de los hechos y asegurando que cooperaría en el caso.

“No hay ningún funcionario (de Duarte) implicado en las muertes ni desapariciones de los periodistas, pero su gobierno pasará a la historia como el más sangriento”, indicó el analista, y añadió que durante su mandato “no garantizó la seguridad pública” y la situación, ya de por sí cruenta, empeoró.

“No hacer nada es de alguna manera tener una coparticipación en el tema de la inseguridad; es ser cómplice por omisión”, sentenció.

No obstante, sí aparecen alcaldes y policías locales y estatales implicados en los sucesos, lo que reflejaría el elevado grado de infiltración del crimen organizado en las estructuras de gobierno, apuntó Ravelo.

Todo ello cubierto por un halo de impunidad que poco servirá para mejorar la situación.

“Siguen ocurriendo agresiones y hay una intolerancia frente al trabajo de prensa crítica. Por más recursos que se destinen o políticas de concienciación a nivel de los funcionarios para respetar el trabajo reporteril, me parece que esto va a seguir”, zanjó.

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