‘Que México convoque con mayor fuerza’
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AGENCIA REFORMA/MÉXICO — Frente a Donald Trump, se abre para Centroamérica la oportunidad histórica de acelerar sus procesos de integración, y hacer frente común a una doble amenaza que se configura desde Washington: la del endurecimiento de las políticas migratorias y la del proteccionismo comercial que cancelaría muchas de las exportaciones y fuentes de empleo en la región.
En ese proceso, México debería ser el líder que convoque, no sólo a Centroamérica, sino a América Latina en su conjunto.
Así de optimista y ambiciosa suena Laura Chinchilla, ex presidenta de Costa Rica entre 2010 y 2014, y consultora internacional en temas de reforma institucional, estado de derecho y seguridad ciudadana.
“Todas las coyunturas complejas son una oportunidad. Hay una oportunidad interesante para que México se convierta en un país que convoque con mayor fuerza a una serie de naciones, particularmente las centroamericanas, a efecto de acelerar los procesos de integración en todos los niveles; hay una gran oportunidad para que Mesoamérica pueda integrarse con más efectividad, que a los acuerdos comerciales que ya tenemos le agreguemos políticas concretas en otros temas. Sí tenemos oportunidades, pero hay que trabajar a una gran velocidad”, comenta.
Laura Chinchilla (San José, 1959) fue primera vicepresidenta y ministra de Seguridad en el gobierno de Óscar Arias, a quien relevó en 2010 tras una exitosa campaña como candidata del Partido Liberación Nacional. Hoy, es integrante de clubs de ex presidentes, asesora de organismos internacionales y catedrática en el Tec de Monterrey.
Como analista de la realidad centroamericana, la ex presidenta está consciente de que México ha visto caer sus bonos entre los países de la región, por jugar el papel de policía de Estados Unidos.
Ella misma, cuando ha defendido a México frente a los insultos de Trump en plataformas como Facebook y Twitter, ha recibido fuertes críticas de centroamericanos, resentidos por una política de endurecimiento puesta en marcha en el gobierno de Felipe Calderón y reforzada con Enrique Peña Nieto.
A su llamado a usar la etiqueta #TodosSomosMéxico, sus seguidores en la región le respondieron con escepticismo y cifras: tras la creación del programa Frontera Sur, las detenciones de centroamericanos por parte de autoridades migratorias mexicanas pasaron de 46 mil entre el verano de 2013 y el de 2014, a 93 mil entre 2014 y 2015.
La propia Chinchilla escribió, días después de ser criticada en redes sociales, que “hoy los centroamericanos no ven en México al vecino cercano del pasado” (El País, 1 de marzo de 2017).
La ex presidenta describe una relación históricamente estrecha entre la región y México, aceitada por acuerdos comerciales y estrategias de integración como el Proyecto Mesoamérica, el Plan Puebla Panamá y el Mecanismo de Tuxtla; pero también reconoce un desencanto con el otrora “gigante centroamericano”, producto de su integración al bloque comercial de América del Norte y su apego a la estrategia norteamericana de “fronteras seguras”.
Un desencanto que podría crecer si México no sabe hacer frente a la presión que implicarán las nuevas políticas anunciadas por Donald Trump.
“Me atrevería a decir que ha existido preocupación en los últimos años porque esa relación tan estrecha se pueda ver afectada por las obligaciones que Estados Unidos le impone a México para que le ayude a contener los flujos migratorios de Centroamérica”, comenta.
-¿Es momento de que México volteé a ver a Centroamérica en busca de un aliado frente a Trump? -se pregunta a la ex presidenta.
-Centroamérica y México han tenido históricamente una relación muy cercana. Con Trump, se va a poner mucho más a prueba esa relación estrecha, de cooperación, y creo que va a pasar más porque a México se le deje de ver como ese aliado cercano a Estados Unidos para contener el flujo migratorio, y se le vea otra vez como ese amigo de siempre con el que se pueda elaborar una respuesta colectiva, que más bien fortalezca nuestras relaciones, y no las debilite.
-Cuesta trabajo pensar que a México se le pueda ver como un amigo en Centroamérica, cuando la migra mexicana es más dura con los centroamericanos que la migra estadounidense con los mexicanos.
-A eso voy: las políticas de Trump van a meter mucha presión a las autoridades mexicanas, y es comprensible que México tenga que atender con mucha prioridad sus relaciones con Estados Unidos, por la importancia que tiene en su vida económica y comercial, pero esa presión del gobierno de Trump deberá ser valorada por el gobierno mexicano, de manera que, lejos de afectar las relaciones históricas con Centroamérica, pueda ser una oportunidad para un trabajo conjunto.
-¿Y México camina en esa dirección?
-Me da la impresión de que por ahí pretende ir el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, cuando, a la par de sus conversaciones con Estados Unidos, ha hecho algunas convocatorias, como la reunión del Mecanismo de Tuxtla (celebrada en Costa Rica el pasado 29 de marzo).
Escenario de guerra
La migración centroamericana, describe Chinchilla, ha dejado de ser económica y ha pasado a conformarse por personas que huyen de la violencia.
La pobreza, la debilidad institucional de la mayoría de sus gobiernos, su ubicación geográfica (un istmo que se convierte en ruta natural entre los países productores y los países consumidores), su vecindad con México y Colombia, han convertido a la región en un territorio disputado, primero, por los cárteles colombianos y, después, por las mafias mexicanas que, tras la guerra contra el narco lanzada por Calderón, sentaron sus reales en esos países.
“Aquello que comenzó hace 30 años como una simple ruta de paso, se fue convirtiendo en un territorio donde las bandas criminales fueron estableciendo vínculos y aliados, y hoy Centroamérica es prácticamente un escenario de guerra; está perdiendo más vidas humanas que las que perdió en la época del conflicto armado de los 70”, lamenta.
Chinchilla recuerda que, durante la administración de Barack Obama, se logró que se empezara a hablar de alternativas distintas a la guerra contra el narcotráfico, ante el fracaso de esa estrategia y el surgimiento de políticas de legalización en su propio territorio.
“El presidente Obama aceptó la posibilidad de analizar otras alternativas, y la OEA emitió un informe que iba a servir como plataforma conceptual para formular nuevas políticas. Desafortunadamente, llega esta nueva administración, y no está claro si vamos a poder seguir hablando de escenarios alternativos. Nosotros no podemos seguir pidiendo a las fuerzas de seguridad de nuestros países que arriesguen sus vidas decomisando droga, exterminando campos de cultivo, cuando en algunos estados de Estados Unidos la gente está consumiendo mariguana por razones recreativas”, comenta.
La ex presidenta advierte un escenario explosivo si Estados Unidos endurece su política migratoria, restringe los tratados de libre comercio con México y países centroamericanos, disminuye su ayuda al desarrollo y privilegia la “ayuda” militar.
“Y además nos dicen que no quieren a nuestra gente”, agrega, “ellos tienen que entender que en países como los nuestros tenemos solamente dos opciones: o nos permiten exportar el producto del trabajo de nuestra gente, o exportamos a nuestra gente, porque si no hay fuentes de empleo la gente huye”.
CENTROAMÉRICA EN FRASES
Pobreza
Centroamérica ha logrado en los últimos años mantener unas tasas de crecimiento relativamente buenas, en comparación con América Latina, pero lo que resulta preocupante es que, aun cuando logramos crecer -en parte gracias a las políticas comerciales y las políticas de integración con México y Estados Unidos-, ese crecimiento sigue sin calar hacia los sectores de más escasos recursos, más marginados de nuestros países. La pobreza y la pobreza extrema siguen siendo un gran reto, uno de los factores de expulsión de gente. Si bien se han hecho algunos esfuerzos por implementar políticas más solidarias con estos sectores, estos esfuerzos han venido siendo anulados por el drama de la violencia y el crimen organizado.
Violencia
Casi que es, en este momento, el factor principal que provoca la expulsión de migrantes, gente que simplemente está huyendo ante los ajusticiamientos, ante el temor de que los niños y jóvenes sean reclutados por estas bandas. Si no entramos a ese tema, vamos a seguir viendo migraciones en grandes números, y niños que van solitos cruzando la frontera.
Migración
Sí hay una gran presión para México en materia migratoria, y eso tiene un costo altísimo. Mucha de esta migración ya dejó de ser esa migración que está buscando entrar por razones económicas a Estados Unidos, y más bien es una migración que busca huir de la violencia por las razones del crimen organizado, y muchos pretenden pedir refugio en México. Es un tema muy complejo que pone a prueba las relaciones entre México y Centroamérica.
Narco mexicano
Sin lugar a dudas, nosotros estamos teniendo presencia de los cárteles mexicanos, por supuesto que el drama es mayor en el Triángulo del Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador), pero todos tienen alguna presencia de los cárteles mexicanos; antes tuvimos una embestida de los cárteles colombianos, los cuales no han desaparecido.
Guerra contra el narco
No ha llevado más que a mayores niveles de violencia, al desplazamiento de los escenarios de violencia de Colombia hacia México y de México hacia Centroamérica.
Legalización
En Estados Unidos los procesos de legalización están caminando a nivel estatal, pero el gobierno federal se niega a entender que eso es así. Nosotros no podemos seguir pidiendo a las fuerzas de seguridad de nuestros países que arriesguen sus vidas decomisando droga, exterminando campos de cultivo, cuando en algunos estados de Estados Unidos la gente está consumiendo mariguana por razones de recreación, ya no solamente por cuestiones médicas. Esa disonancia ya no va a poder seguir. Las fuerzas policiacas tendrán todo el derecho a negarse a seguir arriesgando sus vidas en esa lucha.
México
Es un error no entender que cualquier agresión hacia México es, en el fondo, una agresión a toda América Latina; no ver que la frontera sur de Estados Unidos es algo más que la frontera norte de México, es la frontera norte de América Latina.
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