La política migratoria de AMLO se resume en quedar bien con Trump
La política de ‘brazos abiertos’ que inicialmente promovió el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se topó con la realidad migratoria. Un flujo incesante de centroamericanos a EE.UU generó una presión del gobierno de Trump que provocaron que México se convirtiera en el mejor aliado del primer mandatario estadounidense y sus políticas de contención.
“Es triste ver esta realidad. México se ha convertido en un aliado de Estados Unidos para ‘golpear’ a los migrantes centroamericanos. La política de ‘brazos abiertos’ fue un error, colapsó las dos fronteras”, dice Javier Urbano, un sociólogo en la Universidad Iberoamericana.
Después de implementarse el programa ‘Permanecer en México’, en el cual, los centroamericanos solicitantes de asilo regresaban a México para esperar la fecha de su audiencia, alrededor de 51 mil 504 migrantes se han instalado en la frontera con prácticamente nulo apoyo.
En los primeros seis meses de gobierno de AMLO, México deportó una cifra récord de centroamericanos alcanzando casi los 100 mil migrantes que retornaron a sus países.
“Esto se debió al endurecimiento de la política migratoria mexicana. Movilizaron a la Guardia Nacional y, en lugar de tenerlos combatiendo la violencia, los pusieron a hacer labores de aplicación de las leyes migratorias”, dice Urbano.
La presión de Trump ha sido evidente. En el momento más crítico del flujo migratorio, Estados Unidos amenazó con imponer más aranceles como castigo por no detener a migrantes centroamericanos en la frontera sur de México. Después de muchos ‘dimes y diretes’, el canciller mexicano Marcelo Ebrard viajó a Washington para lograr un acuerdo y reforzar la vigilancia fronteriza, sirviendo como contención a la migración centroamericana.
“Le dimos la espalda a centroamerica”, dice Urbano.
“La política migratoria de AMLO ha sido errática y contradictoria. Empezó con una política de puertas abiertas y terminó con una política de contención de la migración centroamericana a EE.UU”, dice Rubén Hernández-León, director del Centro de Estudios Mexicanos en UCLA.
Según el politólogo mexicano, Javier Fernández, es clara la ausencia de una política migratoria. No hay una definición.
“Estamos dejando a Estados Unidos dictar lo que debemos hacer. Ellos presionan, nosotros hacemos. No hay resistencia ni una implementación de lo que desearíamos ver en nuestro territorio”, dice Fernández.
Inclusive, el activista por los derechos de los migrantes centroamericanos, Alejandro Solalinde ha sido un aliado más que un opositor de esta política ‘represiva’ hacia los centroamericanos.
“López Obrador hace las cosas como puede no como quiere”, declaró recientemente a la agencia EFE.
“Sobre México hay una doble presión, primero por el asunto de la migración y el cambio (político) que estamos teniendo en México, y en segundo lugar porque (el flujo migratorio) es un pretexto electoral de Trump, quien sabe que no puede contener esa migración”, explicó Solalinde.
Urbano ha tachado la política migratoria de AMLO como negativa.
“Se planteó una estructura cuando no hay un cambio en la formación de recursos humanos. Se tomaron decisiones basadas en un plantel lleno de corrupción. En estos momentos no hay una gestoría migratoria”, dice Urbano.
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