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López Obrador admite daño en cenote por construcción de tren turístico en el Caribe mexicano

ARCHIVO - Una excavadora despeja una zona arbolada por la que pasará la línea de ferrocarril
ARCHIVO - Una excavadora despeja una zona arbolada por la que pasará la línea de ferrocarril del Tren Maya en Puerto Morelos, en el estado de Quintana Roo, México, el 2 de agosto de 2022. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, admitió el jueves 11 de abril que se registró un accidente en uno de los cenotes de la península de Yucatán, en el Caribe mexicano, donde el gobierno construyó un tren turístico cuestionado por ambientalistas y especialistas por los daños que ocasionaría la obra en la zona.
(Eduardo Verdugo / Associated Press)
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El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, admitió el jueves que se registró un accidente en uno de los cenotes de la península de Yucatán, en el Caribe mexicano, donde el gobierno construyó un tren turístico cuestionado por ambientalistas y especialistas por los daños que ocasionaría la obra en la zona.

Al ser preguntado en su habitual conferencia matutina sobre el impacto ambiental que está ocasionando la construcción del llamado “Tren Maya”, López Obrador dijo que ocurrió un “solo caso” en un cenote debido a que se “desprendió concreto”, pero no ofreció detalles.

En la región de la península de Yucatán hay varios miles de cuevas y cenotes, antiguos reservorios de agua dulce, que son uno de los mayores atractivos turísticos del Caribe mexicano.

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El mandatario explicó que las autoridades ya están trabajando para resolver el accidente y evitar que vuelva a suceder. “La solución es limpiar porque sí se desprendió concreto y se está limpiando todo el sitio”, agregó.

La red de cuevas, cenotes y ríos subterráneos de la costa caribeña de México es un área muy sensible desde el punto de vista medioambiental. Son la única fuente de agua dulce de la región, ya que no hay ríos superficiales en ese terreno formado por roca caliza.

Las autoridades mexicanas apresaron el miércoles a un policía que era buscado desde hace un mes por su presunta relación con el asesinato de un estudiante, lo que desató violentas protestas y una crisis política en el estado sureño de Guerrero.

En marzo, Guillermo DChristy, espeleólogo, experto en calidad del agua y uno de los muchos activistas que han denunciado los peligros ambientales del proyecto estrella del gobierno de López Obrador, difundió un video en que se mostraba una perforadora en funcionamiento sobre un cenote en el estado suroriental de Quintana Roo, donde un tribunal ordenó suspender las obras temporalmente.

DChristy reportó que se había colocado madera en la entrada del cenote para evitar documentar los daños en la zona y aseguró que se había contaminado el agua subterránea de las cuevas por las estructuras que soportan el tren turístico de 1.500 kilómetros.

El Tren Maya, que implicó una inversión de 20.000 millones de dólares, fue inaugurado por el mandatario a finales del año pasado. Las obras estuvieron a cargo de las fuerzas armadas, cuyas tareas se han multiplicado durante el sexenio de López Obrador. El gobierno les ha entregado la gestión de varios aeropuertos y aduanas, actividades de seguridad pública, reparto de vacunas y medicinas y el control de una aerolínea.

Un grupo de manifestantes lanzó petardos y bombas molotov a la sede del gobierno del estado de Guerrero, en el sur de México, donde ocasionaron daños al edificio e incendiaron varios vehículos.

A inicios de año, el ecologista mexicano denunció que se estaban realizando varias perforaciones e instalando enormes pilares de acero y cemento en la red de cuevas y cenotes de la península de Yucatán.

“Sí están perforadas y se está inyectando concreto en ellas”, dijo DChristy al reconocer que “ya tenemos al menos 12 grandes perforaciones... Masificar turismo, masificar desarrollos inmobiliarios y pasar un tren por la selva es el peor ecocidio que se ha hecho en este lugar”.

La región también tiene un importante valor arqueológico porque allí se han descubierto algunos de los restos humanos más antiguos de Norteamérica. Como las cuevas estaban secas hace unos 10.000 años, los humanos y los animales las utilizaron antes de que se inundaran al final de la última Edad de Hielo, hace unos 8.000 años, preservando muchos de los restos del lugar.

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