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OPINIÓN: La estrategia de Trump vs la inexperiencia internacional de AMLO

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El silencio e inacción del gobierno mexicano ante los insultos y exigencias de Trump hacia México, aparentemente forman parte de una estrategia que se justifica para que avancen, o no se detengan, dos temas centrales para el gobierno mexicano: la aprobación del acuerdo comercial (T-MEC) que sustituyó al tratado de libre comercio y los fondos estadounidenses en la región del sur de México y Centroamérica.

Para proteger esos temas, AMLO no sólo evita engancharse con Trump, sino que incluso ha asumido compromisos en el control de los flujos migratorios de centroamericanos que transitan por México hacia Estados Unidos.

Nada me gustaría más que no fuera así, pero creo que es una estrategia equivocada.

La aprobación del T-MEC está en manos del congreso estadounidense, más no de Trump y es altamente probable que se politice y se convierta en arma de campaña del proceso electoral de 2020. La cámara de representantes, de mayoría demócrata, y que deberá aprobar el tratado, no concederá esa aprobación sin capitalizarla políticamente a su favor.

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El peor gestor que México podría tener en estos momentos para ese tratado es precisamente Donald Trump. Los demócratas no le van a conceder una estrella que él pueda presumir diciendo que con este nuevo tratado echó abajo el peor acuerdo comercial que Estados Unidos ha firmado en toda su historia. Así lo afirmó y prometió en campaña.

Para aprobarlo, los demócratas buscarán apropiarse de él, modificar y corregir lo que les mandó Trump, y en particular protegerán a los trabajadores estadounidenses y las reformas laborales que ellos le piden a México.

Más aun, conocedores de que en México las leyes son un mero marco teórico, exigen no sólo que se aprueben, sino que se lleven a la práctica. En síntesis, ese acuerdo no se aprobará si eso le da votos a Trump en el próximo proceso electoral, por lo que asociarnos con él en este tema es muy mala idea.

Cuando en el sexenio de Salinas, se negoció el Tratado de Libre Comercio, explícitamente se eliminó el tema migratorio. Muchos nos opusimos a ello. En ese entonces se nos dijo que si metíamos ese tema, el tratado no avanzaría y el tema migratorio tampoco.

Mezclar el tema comercial con el migratorio, se dijo, es una muy mala mezcla, por una razón muy sencilla: en el corto plazo, lo migratorio no tiene remedio y no hay manera de asumir compromisos en ese tema.

El tiempo demostró que tenían razón. El TLCAN avanzó y los flujos migratorios de mexicanos hacia Estados Unidos tuvieron su peor época. Quizá el error en ese entonces fue que no se construyó una vía para negociar, sin mezclar, lo migratorio. AMLO debería aprender de esa experiencia.

En cuanto a los fondos estadounidenses para la región sur de México y Centroamérica, en realidad se trata de la promoción de inversiones privadas o semiprivadas y no de fondos públicos para el desarrollo. Para nada se trata de lo que algunos llaman el “Plan Marshall” de la región.

Falta mucho para que esa inversión realmente ocurra, para que se dé en los montos anunciados, y mucho más, para que tenga los efectos deseados de generar condiciones de desarrollo y arraigo en la región y frenar así la migración centroamericana. Es un tema de largo plazo y mala apuesta para AMLO.

Pero quizá lo mas grave es lo que aparentemente estamos dando a cambio. Más allá del silencio e inacción que a nosotros nos indigna, México estaría ofreciendo el control de los flujos migratorios de centroamericanos. Mala idea.

Primero porque es imposible en el corto plazo. México no tiene la capacidad de controlar o detener esos flujos y si lo intentamos sólo vamos a incrementar y fortalecer las vías ilegales para el tránsito de esos migrantes que no se detendrá.

El resultado será una tensión cada vez mayor con el gobierno de Donald Trump y en segundo lugar, como ya se dijo, la mezcla de lo comercial y lo migratorio será mala para México porque estamos ofreciendo algo que no podemos cumplir.

Lo comercial y económico debe tener su propio carril y, en lo migratorio, México tiene que avanzar en la protección de esos migrantes y llamar a una estrategia regional que considere a todos los países involucrados, pero en otro carril. Estamos corriendo el riesgo de no tener T-MEC, ni fondos para la región sur de México y echar a los migrantes centroamericanos en brazos del crimen organizado.

Por si esto fuera poco, la salida de la Secretaria de Seguridad Interior, Kirstjen Nielsen del gobierno de Trump complica aún más el escenario, porque ya había una interlocución con ella y el que llegue será un negociador que querrá resultados más rápidos y más visibles. El panorama es complejo y el presidente mexicano debería escuchar todas las voces a su alrededor; no sólo a sus asesores en la plaza pública.

*El doctor Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute.

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