Ron Galperin: Contralor de la Ciudad
Cuando los habitantes de Los Angeles eligieron a Ron Galperin como el contralor de la ciudad en el 2013, estaban buscando a un guardián con mente independiente que utilizara el poder y el púlpito soberbio del cargo para adentrarse a fondo en las problemáticas finanzas de la ciudad, hacer sonar la alarma sobre el gasto desmedido o inadecuado y responsabilizar a sus compañeros funcionarios públicos para confrontar los grandes y candentes problemas fiscales a los que Los Angeles se enfrentará en los años venideros.
Hasta ahora, lo que han conseguido es un chico bueno con una visión estrecha y una tendencia a mantenerse lejos de los temas más críticos para el futuro de Los Angeles.
No hay duda de que el corazón de Galperin está en el lugar correcto, y ha tenido un par de victorias notables, incluyendo un audaz y muy publicitado enfrentamiento con uno de los más poderosos líderes sindicales en Los Angeles. También ha aumentado la transparencia y ha hecho que sea más fácil para que los angelinos comprendan cómo se están gastando sus impuestos. Pero en su mayoría, ha hecho menos de lo que creemos que es capaz de hacer, limitándose a las labores más imprescindibles del trabajo durante sus dos primeros años en el cargo.
Durante la campaña, Galperin se presentó como un forastero quien podría brindar una perspectiva nueva sobre las finanzas del Ayuntamiento. No fue una difícil labor de convencimiento teniendo en cuenta que su oponente era el concejal Dennis Zine. A través de su trabajo como presidente de la Comisión Ad Hoc nombrada por el Concejo Municipal sobre la eficiencia de ingresos, Galperin había demostrado que tenía el interés y la capacidad para examinar los presupuestos de la ciudad. En el lapso de un año y medio la Comisión emitió nueve informes e identificó $100 millones de dólares que la ciudad podría recuperar o ahorrarse a través de numerosos cambios pequeños.
Eso era prometedor, pero como controlador de una ciudad grande, complicada y problemática como Los Angeles, no es suficiente ir en busca de unos cuantos millones de dólares por aquí y unos cuantos millones de dólares por allá.
La auditoría más reciente de Galperin, por ejemplo, encontró que la ciudad no había recolectado $1 millón 800 mil dólares de organizaciones externas por el pago de horas extras de los empleados de la ciudad que trabajaron eventos especiales. Esa es una cifra infinitesimal cuando se considera que el presupuesto anual de la ciudad es de $8 mil millones 600 mil. Y eso siguió a una auditoría que encontró un “asombroso” uso de horas extras en la sección de Pintura y Señalamiento del Departamento de Transporte — pero $3 millones 300 mil en horas extras es un poco más que una pequeña suma, especialmente ya que la auditoría no logró argumentar que el DT fue inmerecido o que el sistema estaba siendo mal utilizado.
Pero lo que hasta ahora ha sido más decepcionante sobre el mandato del contralor es su ausencia en los debates públicos importantes. Galperin ganó la campaña arriesgada para el cargo de controlador en parte porque a los votantes les gustaron sus evaluaciones francas. El público no ha visto mucho de la franqueza de Galperin desde el día de las elecciones. ¿Dónde estaba durante el debate del salario mínimo? ¿Dónde estaba durante el debate de las personas sin hogar o la inversión de la infraestructura?
Galperin no es el primer contralor en enfocarse en el micro ahorro, departamento por departamento. Esa es una responsabilidad básica de su trabajo como el “auditor y oficial en jefe de contabilidad” de Los Angeles. Pero un buen contralor debería -- y bajo la Constitución de la ciudad se espera -- hacer más.
Esta es una ciudad en donde las pensiones y los beneficios de jubilación consumen el 20% del gasto del fondo general (casi cuatro veces más que en el 2002). Así que, ¿no debería Galperin estar hablando más fuerte y enfáticamente sobre cómo se podría reducir ese número? Si el abuso de las horas extras y los sistemas de discapacidad están costando cientos de millones de dólares cada año, entonces ¿no debería luchar por cambios legales y cambios en las reglas para abordar eso, incluso más allá de la sección de Pintura y Señalamiento? La ciudad continúa enfrentándose a un desequilibrio fundamental y continuo sobre los ingresos y los gastos. ¿Por qué el controlador no le está exigiendo al Ayuntamiento y al Alcalde para que aborden el problema – y sugiriendo formas para hacerlo?
Dado que aproximadamente el 80% de los impuestos de Los Angeles se gastan en los salarios y los beneficios, ¿por qué el contralor no analiza los contratos laborales, como el contrato recientemente negociado con la policía y ayuda a explicar cuáles de las disposiciones tienen sentido y si se está desperdiciando dinero?
Hasta ahora, el mayor logro de Galperin en el cargo ha sido su proyecto de datos abiertos, ControlPanel L.A. Esto podría sonar trivial, pero la rapidez con la que fue capaz de recopilar y publicar datos, inteligentemente organizados, sobre los salarios, el gasto y el presupuesto, amplio la habitual metáfora sobre las burocracias dolorosamente lentas. Obtiene crédito adicional por presentar estos datos de una manera accesiblemente gráfica y fácil de digerir, como la capacidad para que cualquier persona pueda ver el gasto en tiempo real a través de cualquier departamento de la ciudad. También nos alegra que haya creado una esquina de datos abiertos sólo para resaltar el gasto del Departamento de Agua y Energía, en UtilityPanelLA.
Para elevar su calificación, Galperin necesita pensar en grande. Necesita agregar su voz a los debates públicos sobre el futuro de la ciudad y ser el guardián público cuando se trate del gasto. Y si los departamentos de la ciudad están haciendo caso omiso de sus recomendaciones y continúan despilfarrando el dinero de los contribuyentes, es su deber salir públicamente y ruidosamente para llamar la atención del público sobre esto.