Sustituir el césped por plantas resistentes a las sequías podría aumentar la temperatura de L.A
El verano pasado, una revolución ocurrió en el paisajismo de Los Ángeles: en toda la ciudad, decenas de miles de propietarios retiraron su céspedes sedientos de agua y los reemplazaron con grava, hierba artificial, granito descompuesto y una amplia gama de plantas resistentes a las sequías, a un ritmo jamás visto antes.
Los beneficios por el ahorro de agua de esta revisión masiva del paisaje son indiscutibles, algo importante en una región que enfrentó su peor sequía en 1,200 años. Pero aún así, algunos expertos advierten que el fervor de los angelinos por usar menos agua en sus jardines y patios podría, en última instancia, hacer que la ciudad se torne más calurosa.
“Los jardines con césped actúan como un aire acondicionado para Los Ángeles, que se vuelve cada vez más cálida con el cambio climático”, escribieron Mia Lehrer, Claire Latané y Margot Jacobs en un artículo de opinión publicado en Los Angeles Times en 2015. “Los árboles y plantas proveen sombra y transpiran humedad que enfrían el aire; la grava y el césped artificial no hacen esto”.
Las tres diseñadoras de jardines abogaron por la sustitución de los paisajes que consumen mucha agua por aquellos que casi no requieren riego para sobrevivir. Sin embargo, cualquier angelino con consciencia ambiental podría sentirse confundido: ¿Hasta las opciones tolerantes a la sequía podrían generar el calentamiento de la ciudad?
Ahora hay una respuesta científica a esta pregunta. En un artículo publicado este lunes en Geophysical Research Letters, Pouya Vahmani, investigador de postdoctorado de la Universidad del Sur de California (USC), y George Ban-Weiss, profesor de ingeniería ambiental de la misma casa educativa, analizan qué ocurriría con la temperatura global de la ciudad durante el mes de julio si cada césped fuera reemplazado con plantas tolerantes a la sequía.
Luego de presentar diferentes opciones de coberturas terrestres sobre un modelo climático que contempla esa mezcla única de L.A. -con brisas costeras, montañas y una gran expansión urbana-, los autores reportaron que una ciudad sin césped podría tener hasta 3.4 grados de temperatura diurna más alta. Como era de esperar, este calentamiento se debería en gran medida a la disminución de la irrigación, señalaron.
Sin embargo, hay una contracara a este escenario. Los autores también informaron que la transformación del césped a una vegetación resistente a las sequías tiene un efecto de enfriamiento medio de alrededor de 5.4 grados por la noche, que compensaría el calentamiento diurno. “Esperábamos que nuestro modelo predijera el calentamiento diurno, pero no anticipábamos la señal de enfriamiento nocturno”, afirmó Ban-Weiss. “En retrospectiva, es lógico que la reducción de la humedad del suelo cambie las propiedades térmicas de éste y del acoplamiento entre la superficie y la atmósfera de esta manera”.
Los investigadores también analizaron cómo se vería afectada la temperatura media en verano si toda la vegetación de la ciudad -césped y árboles- fuese reemplazada por arbustos resistentes a la sequía. Bajo ese escenario, hallaron que el promedio de temperaturas diurnas en realidad se reducía en 0.4 grados. Esto se debería a que, sin árboles en L.A., la brisa marítima podría soplar libremente en la región (sin el ‘obstáculo’ de los troncos de los árboles), lo cual contrarrestaría el calentamiento esperable por la falta de riesgo.
Pero, desde luego, la tala de árboles no es una sugerencia. “Los árboles son valiosos porque proporcionan sombra, mejoran el confort térmico de los peatones y tienen una gran cantidad de otros beneficios para la sociedad”, aseguró Ban-Weiss. “Ese escenario se empleó como una hipótesis para ayudarnos a comprender mejor la ciencia”.
Quizás el mejor hallazgo del estudio, agregó el experto, es que, cuando se trata del clima en Los Ángeles, nada es sencillo.
Traducción: Valeria Agis.
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