Científicos logran criar en cautiverio al pez “Dory”
RUSKIN/AP — Después de años de estudio, un equipo de científicos de la Universidad de Florida, junto con la organización Rising Tide Conservation, halló la forma de criar en tanques al colorido cirujano regal, el mismo de la película “Dory”, y que vive en agua salada.
Eso pudiera ser un auge para la industria de acuicultura en Florida, que reproduce y cría peces para peceras.
La estrella de la popular película animada de Disney “Finding Dory” se ha vuelto un deseo popular para aficionados de ese pasatiempo. La película trata de una amistosa, pero olvidadiza cirujana regal.
La cinta ha recaudado 900 millones de dólares en las taquillas y a causa de su popularidad, científicos y activistas de los derechos de los animales temen que los peces cirujano regal, también conocidos coo paleta de pintor, sufran la misma suerte que “Nemo” —el popular pez payaso que inspiró a Disney— con una creciente demanda que afecte a la especie en la naturaleza.
En un pequeño invernadero al sur del centro de Tampa, un grupo de científicos crea anteproyectos para criar el delicado pez azul.
“La Universidad de Florida acometió este proyecto para tratar de determinar si podemos desarrollar protocolos de producción comercial, esencialmente una receta de cómo producimos los cirujanos regales en una forma en que podemos transferirla a la industria, a los criadores de peces”, dijo Matt DiMaggio, profesor asistente en el Laboratorio de Acuicultura Tropical en la Universidad de Florida.
Actualmente, las personas que quieren cirujanos regales dependen de peces capturados en el Pacífico. Esa captura, a menudo no regulada, no solamente decrece los números de la especie, sino que daña los arrecifes coralinos en los que vive.
Y además son caros: cuestan desde 30 dólares por uno diminuto hasta 150 por un adulto.
La agrupación Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA), que criticó la demanda de peces payaso, cuestiona la idea de capturar el pez en el océano o criarlo en cautiverio.
“Los peces capturados o criados para la industria de acuarios caseros viven en espacios inusualmente minúsculos, nadando en sus propias heces diluidas sin corrientes ni estímulo, comiendo alimentos no variados y expuestos a patógenos para los que sus sistemas inmunológicos no están preparados”, escribió la vocera de PETA, Cate Cryar.