España deja el Consejo de Seguridad tras dos intensos años como miembro
Naciones Unidas — España deja hoy el Consejo de Seguridad de la ONU tras dos intensos años marcados por la guerra en Siria y en los que lideró esfuerzos en áreas como la lucha contra el terrorismo y la protección de la mujer en situaciones de conflicto.
Tras más de una década ausente, España regresó en enero de 2015 al máximo órgano de decisión de Naciones Unidas después de completar con éxito un larga y difícil campaña por el puesto.
En los últimos dos años, se ha mostrado como un país activo en muchas áreas, especialmente durante sus dos presidencias de turno, que aprovechó para impulsar algunas de sus prioridades con representación al máximo nivel.
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, presidió en octubre de 2015 una reunión especial sobre la situación de la mujer en los conflictos y regresó este mes a Nueva York para liderar otra en la que el Consejo de Seguridad aprobó la primera resolución de su historia con medidas para combatir la trata de personas.
“Nos vamos satisfechos de una labor constructiva, fiable y responsable”, aseguró Rajoy al hacer entonces balance.
Para el jefe del Ejecutivo, España ha contribuido durante estos dos años a fortalecer la credibilidad del Consejo y a mejorar la situación internacional en un contexto geopolítico extremadamente complejo.
La lucha contra el terrorismo, en concreto contra la amenaza de grupos yihadistas como el Estado Islámico (EI), y la protección de las víctimas fue uno de los ejes del trabajo español en el Consejo de Seguridad, donde organizó citas sobres estos asuntos, algunas a nivel ministerial, y promovió la adopción de varias resoluciones.
En el conflicto en Siria, que ha marcado durante estos dos años buena parte de la actividad de Naciones Unidas, España tuvo un papel central en el ámbito humanitario, al ser uno de los países responsables de ese dossier.
Desde ese puesto logró la aprobación de varias resoluciones destinadas a mejorar el suministro de ayuda a la población siria y también intentó sacar adelante otros textos sobre el conflicto que se encontraron con el veto de Rusia.
El último mes de España en el Consejo de Seguridad, durante el que ocupó la presidencia, fue testigo de una frenética actividad en muchos frentes, incluida Siria, con continuas discusiones sobre la ofensiva del régimen sobre Alepo Oriental.
Para la historia quedará la adopción bajo presidencia española de una de las resoluciones más relevantes del Consejo en los últimos años: la dura condena a los asentamientos israelíes en los territorios ocupados aprobada este mes con la abstención de EE.UU.
Su presencia en el Consejo de Seguridad también permitió a España tener un papel activo en la elección de António Guterres como nuevo secretario general de la ONU y otras decisiones de calado como la de participar en la implementación de los acuerdos de paz en Colombia.
Mientras, llamó la atención el silencio de España sobre el Sáhara Occidental, su antigua colonia y escenario de un conflicto que figura en la agenda del Consejo de Seguridad desde hace años.
Los intentos de la ONU por mediar entre Marruecos y el Frente Polisario permanecen estancados y le valieron a la organización un duro choque con Rabat este año, pero el Consejo de Seguridad prefirió mantener en todo momento un perfil bajo ante este caso.
Además, España dirigió durante estos dos años los trabajos de tres de los comités más relevantes del Consejo de Seguridad, los encargados de vigilar las sanciones a Irán y a Corea del Norte y el especializado en la no proliferación de armas de destrucción masiva.
En ellos, el embajador español, Román Oyarzun, tuvo que lidiar con la aplicación del acuerdo nuclear con Teherán y con los continuos desafíos de Pyongyang.
En el ámbito de la no proliferación, España lideró el proceso de revisión de la resolución 1540, diseñada para evitar que las armas de destrucción masiva caigan en manos de terroristas, y logró la aprobación de nuevas medidas para reforzar ese régimen.