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El centro comercial Plaza Jardines, la desolación de los saqueos en México

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Completamente pelado, así lucía este jueves el centro comercial Plaza Jardines de Tultitlán, en el Estado de México, convertido en una auténtica “zona cero” por los saqueos que durante casi 24 horas dejaron sin ninguna mercancía decenas de tiendas, sin que intervinieran las fuerzas del orden.

Como pudo constatar EFE en el lugar al amanecer de esta jornada, una turba heterogénea y amorfa terminaba de extraer de los locales comerciales los pocos productos que todavía quedaban ante la desazón de los ciudadanos que salían la calle a cumplir con su jornada laboral.

Más dramática era la expresión en los rostros de los pocos empleados que llegaban a ocupar sus puestos de trabajo en ese espacio habitualmente lleno de actividad y ahora desolado.

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“Esto es culpa de Peña (el presidente Enrique Peña Nieto), el descontento es muy fuerte”, decían unos entre ellos, aunque nadie quería hablar con la prensa, que tampoco podía tomar imágenes libremente por la agresividad de algunos vándalos.

Alrededor de ese área, ni una sola patrulla de policía, pese a los reiterados anuncios de las autoridades de que impedirán esos actos vandálicos.

Los cristales de los aparadores rotos, las cortinas de hierro con que se cierran las tiendas levantadas por la fuerza y el sinfín de despojos acumulados en el exterior componían una escena similar a los dramas postapocalípticos de la ficción televisiva y cinematográfica.

Solo faltaban los zombies deambulando por el recinto, donde una fila de tiendas en forma de herradura rodea un estacionamiento central, ahora vacío de vehículos y repleto de cartones, hierros y otros remanentes de la ola de destrucción que eran recogidos por los llamados “pepenadores” de basura.

Estos recolectores profesionales de desperdicios, anónimos y de muy bajos recursos, llegaban con sus precarios vehículos a cargar también las cajas y los envoltorios de productos que se acumulan frente a las tiendas.

Entre los últimos saqueadores, EFE pudo observar a mujeres de mediana edad cargando bolsas llenas de zapatos de todas las tallas, colores y modelos.

Plaza Jardines se encuentra ubicado en Tultitlán, un municipio trabajador y populoso del cinturón que conforma el Estado de México en torno a la capital del país.

Las tiendas damnificadas pertenecen a las franquicias y cadenas comerciales habituales en estos centros de consumo en México.

Van desde establecimientos de comida rápida, como Telepizza o Kentucky Fried Chicken, hasta tiendas de electrodomésticos como Elektra, pasando por farmacias (San Pablo), supermercados (Comercial Mexicana) o locales de venta de colchones (Dormimundo) e incluso motocicletas (Italika).

En Elektra apenas queda un extintor de fuego. Hasta las cajas registradoras fueron extraídas y abandonadas luego en el estacionamiento.

En Dormimundo no hay colchones. Ni esas mercancías escaparon al expolio de los delincuentes, que por las características del desastre general no fueron cientos sino tal vez miles.

Apenas alguna pintadas en las paredes contra Peña Nieto, centro de los enojos por haber subido desde enero los combustibles en hasta un 20 % en algunos casos, el pretexto perfecto de algunos para robar impunemente sin que suene la sirena de alguna patrulla policial o aparezcan uniformados.

El único signo de protección, un vigilante de guardia privada de la farmacia San Pablo, apostado en la puerta de ese establecimiento saqueado que acaba de llegar, quién sabe para qué.

La rapiña se extiende a un kilómetro a la redonda, donde una tienda de servicios de 24 horas de la cadena Oxxo y un supermercado Soriana no se han librado tampoco a los asaltos, en los que no se han registrado daños personales.

Cerca de donde está EFE un conductor de mototaxi, describe sus sensaciones a un transeúnte: “Hasta dónde hemos llegado, parece zona de guerra, todo es culpa de Peña, que no hace nada. Se va a poner peor”.

El hombre, que también acaba de aterrizar, explica que se fue de ese área a primera hora de la tarde del miércoles al desatarse los saqueos.

En medio del caos de Plaza Jardines sobrevive una tienda naturista que no sufrió la rapiña, apenas unos leves daños por cristales rotos, porque al parecer a nadie le interesó.

A tenor de su decorosa situación, sus dueños serán los únicos que no debieron echar a faltar a la policía.

Aunque su ausencia pudo ser una bendición, a tenor de lo sucedido en el vecino municipio de Ecatepec, donde cuatro agentes del orden fueron separados de sus cargos y puestos a disposición de la fiscalía en las últimas horas tras descubrirse que estaban metiendo mercancías saqueadas en el coche patrulla.

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