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Ni México ni EE.UU. miran a la OEA para mediar en su crisis

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Ni México ni Estados Unidos miran hoy a la Organización de Estados Americanos (OEA), el único foro regional en el que están ambos, para mediar en la crisis desatada por el muro fronterizo que quiere construir el presidente Donald Trump.

Las dos naciones norteamericanas han exhibido hasta ahora una gran sintonía en la OEA, pero el organismo comienza la “era Trump” con dos de sus miembros más importantes en medio de un desencuentro histórico.

Los países latinoamericanos expresaron esta semana su solidaridad con México ante los ataques de Trump, pero el Gobierno mexicano no prevé, por el momento, acudir al organismo continental.

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“Confiamos profundamente en la capacidad de los mexicanos de resolver los problemas y los obstáculos en la relación con nuestro principal socio comercial a partir de nuestras propias instituciones y determinaciones”, dijo a Efe el canciller mexicano, Luis Videgaray, el jueves al término de su visita de trabajo a Washington.

“Agradecemos, por supuesto, las muchas muestras de solidaridad que hemos recibido de la comunidad internacional, particularmente de las naciones de América Latina y el Caribe, pero confiamos plenamente en la capacidad de México y sus instituciones para salir avante ante estos retos”, agregó.

Una de las voces que, desde México, defienden solicitar el apoyo de la OEA es Iliana Rodríguez Santibañez, directora de Derecho y Relaciones Internacionales del Instituto Tecnológico de Monterrey en Ciudad de México.

“Hoy más que nunca México debe realizar una protesta internacional ante la OEA en búsqueda de una postura política firme frente a la política del muro con cargo al Estado mexicano”, dijo la experta en conversación con Efe.

En su opinión, México, “como miembro solidario que ha sido de la OEA”, está en su derecho de solicitar el apoyo de los Estados americanos “bajo el espíritu de solidaridad que impera en la carta fundacional de la organización”.

La OEA, el único organismo que engloba a los 35 países americanos, ha servido en numerosas ocasiones de foro de discusión de disputas bilaterales, como la crisis fronteriza entre Colombia y Venezuela de 2015.

“La clave es que en este caso no se ha visto interés por parte de México en ir a la OEA. Es una disputa bilateral que resuena en la región, que ofende en toda la región, pero que, por último, es un asunto bilateral”, indicó a Efe Cynthia Arnson, directora del programa latinoamericano del centro de estudios Wilson Center, con sede en Washington.

Por el lado estadounidense, el nuevo presidente “no cree en el multilateralismo, por lo que “pensar que va a prestar atención a una resolución de la OEA es una fantasía”, consideró la experta.

La OEA, cuya sede histórica está a diez minutos caminando de la Casa Blanca, debería ser “una opción de último recurso” para México, señaló Michael Shifter, presidente del centro de estudios Diálogo Interamericano de Washington, en declaraciones a Efe.

“Sus quejas tendrían, con casi total seguridad, el apoyo de muchos otros países en una región que no muestra simpatía por Trump. Pero llevar la disputa a un foro multilateral, especialmente tan pronto, sería visto como una gran escalada (del conflicto)”, argumentó el experto.

“El resultado sería simplemente una plataforma pública para airear las quejas. Un recurso como ese en este momento tendría pocas probabilidades de dar resultados positivos y podría ser contraproducente”, agregó.

Para Shifter, un instrumento “más apropiado”, especialmente en los asuntos comerciales, sería la Organización Mundial del Comercio (OMC).

En opinión de Michael McCarthy, profesor en la escuela de relaciones internacionales de la Universidad George Washington, si México acudiera a la OEA “sin tomar acciones concretas en cooperación de seguridad o comercio bilateral”, el paso sería visto por el Gobierno Trump “como una muestra de debilidad y falta de capacidad de negociar”.

“México-EEUU es una relación ‘sui géneris’ en el contexto de las relaciones Latinoamérica-EEUU, sin embargo, una construcción del muro sobre el Río Grande cambia la dinámica, dado que latinos de muchos países en la región han cruzado esta frontera, de una manera o otra”, consideró el académico en conversación con Efe.

Está por ver si la OEA, que no ha reunido a su Consejo Permanente desde que Trump fue investido el día 20, alguno de sus países miembros o el propio secretario general, Luis Almagro, deciden abordar el desencuentro entre Estados Unidos y México, un enfrentamiento que podría cambiar las dinámicas de la propia organización.

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