Una ejecutiva escolar con un sueldo de $471,000 y una campaña sucia rumbo al LAUSD
LOS ANGELES TIMES / Columna — ¿Por dónde deberíamos empezar?
¿Con la incursión del FBI a una compañía de escuelas charter cuya líder gana $471,000 dólares al año, o con la propaganda de “hechos alternativos” que manchan a un miembro de la Junta Escolar del Distrito Escolar Unificado de Los Angeles (LAUSD)?
Bueno, empecemos con las matemáticas; luego pasaremos a las cuestiones cívicas.
La semana pasada, los agentes federales irrumpieron en la sede de Celerity Educational Group, el cual administra siete escuelas en el sur de California. Mientras tanto, el inspector general del LAUSD ha estado investigando las acusaciones de fraude y mala administración financiera.
Mi colega Anna M. Phillips informó que una maestra de Celerity Dyad Charter School, en el sur de Los ángeles, utilizó su propio dinero para comprar suministros, porque la escuela no se los proporciona a los estudiantes, ni tampoco contaba con una biblioteca, cafetería o gimnasio.
Pero Celerity, financiada principalmente con fondos públicos, hizo todo lo posible para realizar una fiesta en Hollywood para su personal, con bebidas gratis, mesas de casino, karaoke y limusinas. En 2013, su directora general, Vielka McFarlane, ganó $471,842 dólares.
¿Cómo puede suceder esto?
Es fácil. Las escuelas charter cuentan con fondos públicos y una administración privada, menos regulaciones y, a menudo, menos representación sindical que las escuelas tradicionales.
Pero ¿todas abren sus puertas a todos los estudiantes, incluyendo a aquellos con problemas de aprendizaje? ¿Si a las charter como Celerity les va un poco mejor en las evaluaciones que a las escuelas tradicionales, es porque enseñan para la prueba o porque los alumnos cuentan con mayor apoyo familiar?
Se podría argumentar infinitamente sobre los pro y los contra de las charter y nunca ponerse de acuerdo. El tema es tóxico, y parece que cada vez lo será más.
Betsy DeVos, partidaria de los vales educativos y las escuelas charter, y candidata a secretaria de educación del presidente Trump, es aclamada por algunos como una salvadora, pero denunciada por los críticos como una enemiga de la educación pública, de los profesores y de los niños, que quedarán rezagados cuando se agoten los fondos públicos de las escuelas que ya presentan dificultades.
Mis opiniones permanentes sobre el tema son las siguientes:
En primer lugar, algunas escuelas charter son estupendas y otras no, y lo mismo puede decirse de las escuelas públicas tradicionales.
En segundo lugar, a los padres de familia no les importa si la escuela es tradicional, magneto o charter; quieren lo que sea mejor para sus hijos.
Y en tercer lugar, una redada del FBI siempre es algo bueno cuando un administrador de escuela charter cobra un salario de medio millón de dólares, gran parte de éste pagado por ustedes y por mí.
Ahora quiero pasar a un tema algo relacionado: el ataque contra Steve Zimmer, presidente de la Junta Escolar del LAUSD, quien en marzo próximo buscará su reelección.
La participación de los votantes para las carreras electorales de la Junta Escolar es generalmente abominable, pero los gastos de campaña son astronómicos. Por un lado, hay mucho dinero del sindicato de maestros, y en por el otro hay millonarios que gastan incluso más dinero para apoyar a los denominados ‘candidatos de la reforma’, o boicotear a aquellos considerados aliados sindicales.
Zimmer, quien antes de ser elegido en Junta, en 2009, era un maestro y consejero veterano del LAUSD, es un hombre considerado, que analiza profundamente los asuntos complicados y toma su tiempo para deliberar. No siempre se puede predecir qué es lo que decidirá, lo cual es algo loable, a mi entender.
Sin embargo, es un constante objetivo de los “reformadores”, en parte porque el sindicato de maestros lo apoya y recientemente invirtió $150,000 en una campaña a su favor. Hace cuatro años, el alcalde de la ciudad de Nueva York, Michael Bloomberg, se opuso a Zimmer y donó un millón de dólares a un grupo independiente que quería descartarlo. En esta ocasión, el exalcalde de Los ángeles Richard Riordan ha invertido otro millón de dólares, de los cuales una buena porción financia a un grupo llamado “Estudiantes de L.A. por el cambio, en oposición a Steve Zimmer para la Junta Escolar 2017”.
Esto no es sorprendente. Riordan, tal como me dijo este martes, desde hace mucho tiempo cree que el sindicato de maestros obstaculiza el camino a la reforma, y no cree que Zimmer haya logrado mucho en la Junta Escolar.
Riordan tiene todo el derecho a sentirse de esa manera y gastar su dinero como desee. Pero al leer la propaganda enviada por su organización, uno tiene la clara impresión de que Zimmer es un ser humano y vil, cuyos crímenes contra los niños y la humanidad son ilimitados.
Las publicidades hacen creer que Zimmer despidió a profesores buenos mientras protegía a los malos, que llevó al distrito al fracaso financiero y que protegió a abusadores, arruinando en el proceso las vidas de los niños y costándole al distrito unos $300 millones de dólares en indemnizaciones. También que fue el autor intelectual del previsto fiasco de iPad por $1,000 millones, un escándalo que “comenzó a puertas cerradas”, según dice un volante; y precisamente era la puerta de Zimmer.
No fue así. Eso no fue ni remotamente así. Pasé mucho tiempo escribiendo sobre el fiasco de los iPad y el software, y puedo asegurar que el plan de iPad fue creado por el exsuperintendente John Deasy. Punto.
Deasy estaba trabajando en ello antes de que alguien supiera; estaba decidido a seguir adelante, golpear a cualquiera que se interpusiera en su camino y hacer sus reverencias ante una muchedumbre de reformadores escolares. En su lugar, el plan de iPad no funcionó, Deasy se fue, y se inició una investigación.
Zimmer inicialmente apoyó el plan de iPad, pero sostiene que lo hizo basado en información incompleta, proporcionada por la administración. El funcionario después dijo que lamentaba haber querido con tanta urgencia darles un impulso a los estudiantes desfavorecidos, que en el comienzo no había analizado suficientemente bien el fallido plan de Deasy.
Por cierto, Riordan no sabía mucho sobre los destinatarios de su donación de un millón de dólares, salvo decir que el grupo ‘Estudiantes de L.A. por el cambio…’ estaba afiliado con la Asociación de Escuelas Charter de California.
Gary Borden, el vicepresidente de Escuelas Charter de California, defendió la exactitud de la propaganda de Zimmer y dijo que el sindicato de maestros había creado publicidad engañosa y desleal, atacando a los candidatos de la reforma.
Mi consejo es el mismo que siempre ha sido.
Esta temporada de elecciones, cuando lleguen las propagandas a su buzón, tritúrelos, quémelos, tire las cenizas en la calle y atropéllelas con su auto. Dos veces. Así estará mucho mejor informado al llegar el día de las elecciones.
Traducción: Diana Cervantes