Ampliación de la Unión Europea provocó “fuga de cerebros” de este a oeste
Washington — En lugar de incrementar la colaboración transfronteriza, la ampliación de la Unión Europea tuvo como resultado una movilidad de capital humano de los países del este a los del oeste, según publica hoy la revista Science Advances.
Ese es el resultado de un análisis centrado en la ampliación de la Unión Europea de 2004, cuando el bloque pasó de 15 a 25 socios al incorporar a diez naciones del este del continente.
“En principio, esta ampliación incrementó la cantidad de investigadores con oportunidades, a través de varios programas europeos, para colaborar con los socios de la Unión Europea”, explicó Alexander Petersen, de la Universidad de California, en una teleconferencia en la que se presentó el estudio.
Sin embargo y pesar de los esfuerzos, la ampliación no incrementó la colaboración a distancia entre investigadores de los países que ya estaban en el bloque y los correspondientes a los nuevos miembros.
Por el contrario, la integración de nuevos países tuvo para el sector investigador un mecanismo particular: una reubicación de científicos en una sola dirección, desde los nuevos miembros a los viejos.
Tampoco la ampliación de 2007, en la que se incorporaron al bloque Bulgaria y Rumanía, tuvo el efecto de fomentar la cooperación transfronteriza en materia de investigación.
Según este estudio, una de las explicaciones para la baja tasa de cooperación internacional entre investigadores es, precisamente, una “fuga de cerebros” en los miembros recientes de la Unión Europea, pues los académicos de esas naciones migraron cuando las fronteras desaparecieron.
“Podemos invertir fondos en investigación y en infraestructura y reorientar el dinero de la Unión Europea para sostener el proceso de convergencia, ¿pero cómo podemos evitar lo que observamos y retener el capital humano en estos países?”, cuestionó Fabio Pammolli, del Politécnico de Milán, quien también participó del estudio.
En ese sentido, Pammolli destacó que este trabajo “identifica un mecanismo que ha sido descuidado” y que “erosiona la capacidad de la Unión Europea para promover una integración real”.
Para llevar adelante este trabajo, los investigadores cruzaron cuatro conjuntos de datos distintos, desde el origen de distintos autores de investigaciones hasta información del Banco Mundial.
Así analizaron las colaboraciones transfronterizas en investigaciones publicadas entre 1996 y 2012, datos de inversión de los gobiernos, movimientos de los profesionales calificados y la migración.
“Con este marco, podemos tratar de resolver qué pasará con la gente después del Brexit, o qué pasará con los mexicanos si se construye un muro entre Estados Unidos y México. Estas cuestiones son las relevantes para los jóvenes”, agregó Omar Doria Arrieta, otro de los autores de la investigación.