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Polémica en San Diego por un mural en Chicano Park que critica el muro fronterizo

Detalle del nuevo mural en Chicano Park, San Diego (John Gibbins / San Diego Union-Tribune).

Detalle del nuevo mural en Chicano Park, San Diego (John Gibbins / San Diego Union-Tribune).

(John Gibbins / San Diego Union-Tribune)
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Uno de los primeros artistas en pintar en Chicano Park, de San Diego, realizó ahora un nuevo mural que representa la difícil situación de los trabajadores migrantes y denuncia el muro fronterizo planeado por el presidente Trump.

Salvador “Sal” Barajas fue parte de un grupo de artistas que pintaron el “Mural Histórico” en el parque, en 1973, que representa a los líderes y la historia del movimiento chicano. Si bien Barajas trabajó también en un proyecto de restauración del arte del parque hace algunos años, esta nueva obra marca la primera vez que expone una creación propia en el sitio desde 1973.

Somos minorías y hemos estado oprimidos por tanto tiempo”

— Salvador “Sal” Barajas fue parte de un grupo de artistas que pintaron el “Mural Histórico” en el parque, en 1973.

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Los aficionados del parque están satisfechos con el nuevo mural, ubicado en el lado sur de un pilar sobre el puente Coronado. Sin embargo, algunos defensores del muro propuesto por el primer mandatario se sienten disgustados con el mensaje de la obra.

La nueva creación de Barajas fue encargada hace casi una década por Border Angels, un grupo de derechos de inmigrantes que se hizo conocido por poner agua en el desierto para evitar que aquellos que cruzan la frontera mueran de sed. Este año, la agrupación sin fines de lucro logró financiar lo suficiente para hacer realidad el mural, con un costo cercano a los $10,000 dólares.

La pieza muestra a un trabajador que envía dinero a su familia, en México, mientras es estrangulado por dos manos. Una de ellas representa el Servicio de Inmigración y Aduanas de los EE.UU., responsable de deportar a personas del país; la otra evoca a funcionarios del gobierno mexicano, cuya corrupción genera que los mexicanos deban emigrar para trabajar, expuso Barajas.

La parte inferior de la obra rinde tributo a Roberto Martínez y Micaela Saucedo, dos activistas que trabajaron en Border Angels. Una gran cruz dice: “Ningún muro fronterizo”; otra lleva el lema de Border Angels, “Love has no borders”, El amor no tiene fronteras.

El texto “Ningún muro fronterizo” fue una de las últimas incorporaciones a la obra, remarcó su autor, aunque el mensaje general y la imagen no distaron mucho del original planeado cuando la organización encargó el trabajo, hace casi una década.

“Somos minorías y hemos estado oprimidos por tanto tiempo”, afirmó Barajas en una entrevista llevada a cabo en el parque. “Debemos expresar nuestros sentimientos. Lo tenemos en nuestro ADN”.

Barajas nació en México y fue patrocinado por su padre, quien vivía y trabajaba con autorización en los EE.UU., para mudarse a San Diego cuando tenía 17 años, comentó. El artista habló de su lucha con la discriminación racial, los bajos salarios y la falta de recursos que su comunidad experimentaba mientras él se convertía en adulto, en Barrio Logan, antes de unirse a la Fuerza Aérea de los EE.UU. “Cuando eres una minoría, te enfrentas a realidades como ésta todo el tiempo”, afirmó.

Jesús Amaro, quien vive en Mission Gorge, se detuvo a admirar el nuevo mural en el parque mientras su hija jugaba. El hombre lleva a la niña allí a menudo, reconoció, porque le gusta la comunidad. “Es un gran trabajo, especialmente para los vecinos”, afirmó Amaro cuando se le preguntó por el mural. “Es un mensaje de unión, todos unidos y defendiendo los derechos de todo el mundo”. Las obras cuentan las historias de la comunidad del parque, resaltó, y se alegró de ver una nueva, que incorpora los acontecimientos actuales.

Sin embargo, la novedad del mural se extendió más allá del Chicano Park, y algunos no han recibido con agrado el mensaje. Patti Brasga, residente de Vista, recibió un email de un amigo con una imagen de la obra. “Estas personas y declaraciones incendiarias solo sirven para dividirnos y aumentar la discordia y el odio”, aseguró vía correo electrónico.

Suellen Shea, de Vista, se opuso a las imágenes empleadas por Barajas. Si bien no ha visto el mural en persona, sí ha visto fotografías, remarcó. “El artista tiene talento pero, en mi opinión, la mayor parte de su obra es ofensiva y antiestadounidense, especialmente el agente del ICE asfixiando al trabajador inmigrante”, destacó, también por email. “Los ciudadanos estadounidenses queremos seguridad y soberanía (fronteras vigiladas) para nuestro país. No hay nada extraño o racista al respecto; México también lo hace”.

Varios residentes de San Diego que se sintieron molestos por el nuevo mural -y por otras obras del sitio- creen que los

parques públicos deben tener arte con mensajes políticos. “San Diego tiene muchos parques”, escribió Carol Hamilton, residente de Imperial Beach, quien también recibió un email al respecto. “Solo uno está plagado de carteles chillones y mensajes antiestadounidenses: Chicano Park. ¿Y es un santuario nacional? No lo creo. Es hora de tapar esas obras y usarlo como parque, no para hacer política”.

El Comité Directivo del Chicano Park, una organización sin fines de lucro, es responsable de aprobar cualquier tipo de murales u otras adiciones al parque. Ni la ciudad ni el Departamento de Transporte están involucrados, remarcó Barajas, aunque Caltrans podría involucrarse si el departamento desaprueba una obra. Dicho comité se formó apenas el parque fue fundado. Chicano Park se creó cuando la comunidad de Barrio Logan, apenas recuperado de la pérdida de casas que dieron paso a la Interestatal 5, se reunió allí en 1970 para impedir que la Patrulla de Carreteras de California construyera una estación de patrulla bajo el puente Coronado.

Isidro Ortiz, profesor de estudios chicanos en la Universidad Estatal de San Diego, señaló que el acto de reclamar tierras para un parque estuvo alineado con uno de los principios del movimiento chicano: la autodeterminación. “La comunidad tiene el derecho de crear su propio destino”, afirmó.

El movimiento chicano, profundizó Ortiz, fue una manera de dar identidad a muchas personas de origen mexicano que vivían en los EE.UU. y para quienes estaban entrando en la adultez durante la década de 1960. “No éramos aceptados como estadounidenses ni como mexicanos”, aseguró el profesor. “Vivíamos en la dimensión desconocida. Eso puede ser muy confuso, porque realmente no sabes quién eres”.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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