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Primer día libre de Oscar López culmina lleno de simbolismos y fiesta pueblo

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El primer día de libertad plena del independentista puertorriqueño Oscar López Rivera culminó hoy lleno de simbolismos y una celebración ante sus seguidores, que recibió al expreso con vítores en la Plaza La Convalecencia en el casco del sector sanjuanero de Río Piedras.

“Esto es precioso. Puerto Rico es precioso. El corazón del boricua es un corazón grande, que verdaderamente ama y eso se ve en la campaña y aquí. Es un pueblo con mucho amor”, dijo a Efe tras su llegada a la plaza pública junto a su hija, Clarisa López, y su abogada, Jan Susler, entre otras personas.

Oficialmente hoy fue la primera vez que López Rivera, de 74 años, pudo caminar libremente por las calles de su isla natal, luego de que el 9 de febrero pasado llegara a Puerto Rico, para cumplir con sus últimos tres meses en arresto domiciliario en el apartamento de su hija en el área capitalina de Santurce.

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A tempranas horas de la mañana de hoy, las autoridades federales en la isla le retiraron el grillete electrónico que cargaba López Rivera y dieron por concluido su tiempo como prisionero, luego de que el 17 de enero el expresidente Barack Obama le diera el perdón absoluto, después de más de 35 años preso en cárceles en EE.UU. por conspiración sediciosa.

Y desde que se levantó esta mañana, el día para López Rivera ha estado lleno de simbolismos, pues todo la oportunidad de ver amanecer en libertad, recibió flores amarillas, luego ofreció una rueda de prensa frente al Océano Atlántico en la Playa El Escambrón en San Juan y finalizó con una llamada “Fiesta del pueblo”.

Para López, la libertad que sintió este miércoles también se manifestó en los puertorriqueños “que por primera vez me oyen, me ven y que saben que yo vengo con mucho amor a la patria”.

“Solo vengo a trabajar por Puerto Rico, a luchar para que el futuro sea digno para Puerto Rico y que logremos la nación de lo que soñamos ser”, aseguró López Rivera.

Su hija, por su parte, dijo a Efe que el desborde del pueblo que acudió a la Plaza La Convalecencia significa un recibimiento “a no solo mi papá, sino a un héroe y un símbolo de resistencia y lucha”, aunque otros lo tilden de terrorista por, presuntamente, vincularle con atentados mortales que cometieron las Fuerzas Armas de Liberación Nacional (FALN).

“Puedo mirar a los ojos a las personas y decirle a las personas que en las manos de mi papá no hay sangre y que a los 74 años va a aportar al crecimiento del país”, dijo López Ramos, quien contó que durante los más de tres meses que su progenitor convivió en su apartamento aprovecharon para “hablar de todo”.

“Hemos podido hacer lo inimaginable. Nos encanta la música y bailar, y poder bailar, especialmente salsa, lo logramos. También logré verle pintar en libertad y tomarnos un café y explicarle de donde provienen los granos de ese café”, relató.

“No he sufrido. Aprendí a resistir y a luchar con él”, subrayó López en el acto de este miércoles en Río Piedras, al cual también acudieron los expresos independentistas puertorriqueños Rafael Cancel Miranda y Elizam Escobar.

Escobar, quien cumplió veinte años en prisión por sus vínculos con la lucha de la liberación colonial de Puerto Rico, resaltó en entrevista con Efe, que “vale la pena luchar, lo que no vale es no hacer nada por nada. Uno se puede equivocar, pero como quiera la lucha y de la lucha nadie se escapa. Es de todos los días”, aseguró el también pintor.

López estará mañana en Chicago para ser reconocido con una calle del barrio puertorriqueño de Humboldt Park.

En 1976 se unió a las FALN, una formación que en la década de 1970 cometió actos de sabotaje para favorecer la independencia de Puerto Rico, en especial en el área de Chicago.

Fue detenido en 1981 y sentenciado a 55 años de cárcel por los cargos de conspiración sediciosa contra el Gobierno de Estados Unidos, uso de la fuerza en robo, transporte de armas y de explosivos con la intención de destruir propiedad gubernamental.

Sumó a su condena 15 años en 1991 por un intento de fuga, y en 1999 se negó a aceptar el indulto que le concedió el entonces presidente Bill Clinton.

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