Durant no se siente extraño en las Finales y James las tiene siempre de meta
Oakland (EE.UU.) — La historia se repitió, después de seis meses de competición de la temporada regular y tres series de playoffs, los Warriors de Golden State, con una nueva estrella en sus filas, el alero Kevin Durant, y los Cavaliers de Cleveland, con la super estrella LeBron James, volverán a definir el título de campeones de la NBA por tercera temporada consecutiva.
Durant es la gran novedad, algo que al jugador de los Warriors no le provoca ningún tipo de extrañeza el estar por segunda vez en la lucha por el título, que sería el primero como profesional.
Esta vez, Durant va a permitir formar una trilogía con el base Stephen Curry y el ala-pívot Draymond Green que les permita vengarse de la derrota sufrida la pasada temporada ante los Cavaliers de James cuando con 3-1 a su favor colapsaron en los momentos claves.
Mientras que James ya ha advertido que su única meta y por la que compite cada temporada es lograr el título de campeón, que sería el cuarto y lo acercaría al sueño de llegar a los seis que alcanzó el legendario Michael Jordan con los Bulls de Chicago.
Durant, que dejó a los Thunder de Oklahoma City por tener la oportunidad de conseguir el título de campeón que tanto desea, es consciente que será la labor de equipo de los Warriors la que les permita luchar por el anillo.
“No puedo salir a la cancha y hacer todo por mí mismo. Tampoco puedo dejar que mis compañeros hagan todo por mí”, comentó Durant en rueda de prensa previa al duelo de mañana, jueves. “Tengo que hacer mi parte y cada uno jugar como equipo”.
El nuevo duelo se anticipaba desde junio del 2016, cuando James se marchó de Oakland tras dar a Cleveland su primer título deportivo relevante desde 1964, pero lo que no estaba previsto era que los Warriors tuviesen a Durant en sus filas.
James es consciente que el título conseguido el año pasado es el de mayor significación simbólica entre los tres que tiene en su poder, incluidos los dos primeros que logró con los Heat de Miami.
“Ahora ya no estoy en una situación en que busque demostrar que la gente estaba equivocada o en que quiera silenciar a los críticos”, explicó James. “Me gradué de eso cuando llegué a los 30 años. Al final del día, sé de qué estoy hecho. Mi única motivación es competir por un campeonato cada año”.
Los Warriors, que no habían sido campeones de la NBA en 40 años, lograron el título en 2015, pero un año después desperdiciaron una ventaja de 3-1 en la serie y se fueron con las manos vacías, tras una temporada regular en la que impusieron un récord con 73 triunfos, algo que ningún equipo había logrado.
Aquella final dio un vuelco cuando Green fue suspendido durante el quinto partido. A partir de ese momento, James y Kyrie Irving montaron su espectáculo e hicieron la diferencia.
“Siempre que un equipo te gana, te encantaría enfrentarlo de nuevo”, admitió Green. “Pero al final, ganar un campeonato es lo importante. No importa a quién tienes que vencer, sólo derrotarlo”.
Durant y James se enfrentaron ya en una final, pero con diferentes uniformes. James obtuvo su primer título en 2012, con Miami, superando en cinco juegos a Durant y los Thunder.
Entonces, James ya adelantó que Durant era joven e iba a tener la oportunidad de lograr un título de campeón, premonición que ahora podría estar cerca de cumplirse y ser él mismo testigo.
La labor individual de Durant en el primer duelo de las Finales de la NBA ante James fue mejor que el de la estrella de los Cavaliers, entonces con los Heat, al aportar promedio de 30,6 puntos por partido y un 55 por ciento de acierto en los tiros de campo.
Pero la labor de equipo fue mejor la de los Heat y por eso al final el gran triunfo se lo llevó James.
“Sé que he crecido como jugador gracias a la experiencia de los últimos cinco años, pero si no salgo y ejecuto las jugadas, nada de eso importará”, indicó Durant. “De ahí la importancia de tener un equipo que siempre te va a apoyar”.
El primer viaje de James a la final fue hace 10 años, cuando los Spurs de San Antonio barrieron a los Cavaliers. Entonces, su entrenador era Mike Brown, que ahora está como interino de los Warriors dado que Steve Kerr no puede ir al banquillo, por complicaciones tras una operación de espalda.
Brown fue entrenador de Cleveland en dos ocasiones. Guio al equipo hasta los playoffs cinco veces seguidas, de 2006 a 2010, antes de volver sólo por un año, en 2013-14, cuando los Cavaliers ganaron 33 partidos.
“Es algo surrealista”, valoró Brown. “Estoy seguro de que mañana, cuando comience el partido y vea a los jugadores con el uniforme, podré digerir más todo esto”.
De acuerdo con las casas de apuestas en Las Vegas y con distintos sitios de análisis, los Warriors son claros favoritos, tras arrasar en los playoffs con un margen de victoria que promedió los 16,3 puntos e invictos de 12-0, algo que nadie había logrado hasta ahora.
Sin embargo, Kerr, que acompaña al equipo en toda la actividad diaria, aunque no se sentará en el banquillo, no permite que dentro de la plantilla se instale ese tipo de optimismo.
“Hemos tenido una gran temporada hasta este momento, y unos buenos playoffs. Ojalá que sigamos así, pero respetamos al máximo al rival que enfrentaremos. Es el campeón y nosotros no lo somos”, recordó Kerr, que vivió en primera persona el hundimiento sufrido por los Warriors y no desea que se repita la misma historia.