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China, India y Arabia invierten más pero sufren más la merma de energía solar

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China, India y los países de la Península Arábiga es donde más se invierte en instalaciones de energía solar en el mundo, pero también son las naciones que más sufren la reducción de la producción energética por la contaminación, según un estudio publicado hoy por la Universidad Duke en Durham (Carolina del Norte).

La investigación, dirigida por el profesor de ingeniería civil y medioambiental de Duke Michael Bergin, midió la disminución de la energía solar recolectada por paneles solares que se ensuciaron con el tiempo por las partículas en el aire y su acumulación en las células solares.

Aunque la mayoría de la suciedad proviene del polvo, las partículas creadas por los contaminantes de origen humano, como el carbono por iones, son más pequeños, provocan pérdidas de energía mucho mayores y bloquean más la luz, según el estudio.

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“Las partículas artificiales son pequeñas y pegajosas, por lo que son mucho más difíciles de limpiar. Se podría pensar que la solución está en limpiar los paneles solares con más frecuencia, pero cuanto más se limpian, mayor es el riesgo de dañarlos”, explicó Bergin.

Las regiones que tienden a ser más áridas como la Península Arábiga, el norte de la India y el este de China, observaron pérdidas de energía desde un 17 a un 25 % con una limpieza mensual.

En caso de que las limpiezas se llevaran a cabo cada dos meses, las cifras de pérdida de eficiencia de los paneles solares se incrementaron desde un 25 a un 35 %.

Según el estudio, aunque la Península Arábiga pierde más energía solar por el polvo que por los contaminantes artificiales, China e India se vieron afectadas más por la contaminación.

“China tiene decenas de miles de millones de dólares en pérdidas cada año, causado en un 80 % por la contaminación. Con la explosión de las energías renovables en China y su reciente compromiso con la solar en particular, ese número no hará mas que incrementarse”, dijo Bergin.

“Siempre supimos que estos contaminantes eran malos para la salud humana y el cambio climático, pero ahora hemos demostrado lo malo que son para la energía solar también”, manifestó el investigador.

“Esto supone otra razón más -añadió- para que los responsables de formular políticas en todo el mundo adopten controles de emisiones”.

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