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¿De qué se alimentan en Nicoya, Costa Rica, y otras zonas del mundo donde las personas viven más de 100 años?

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“¿Cuál es el secreto para vivir eternamente? La pregunta ha sido por años la obsesión de científicos y muchas otras personas en todo el mundo.

“Alimentarse bien”, podría ser una de las respuestas, al menos no para vivir para siempre pero sí más de 100 años.

Tal como ocurre en cinco zonas del planeta donde la población alcanza una edad promedio superior a los 100 y que el científico estadounidense Dan Buettner bautizó como “las zonas azules”.

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“Lo que hemos encontrado es que en estas regiones las personas no solo viven más años, unos 10 por encima del promedio, sino que viven mejor su vejez”, le dijo Buettner a la BBC.

En su libro “Las zonas azules”, Buettner identificó a la isla de Okinawa, en Japón, la localidad de Loma Linda, en California (EE.UU), la isla de Ikaria en Grecia, Cerdeña en Italia y la península de Nicoya, en Costa Rica.

Pero, ¿de qué se alimentan estas personas para ser consideradas casi “inmortales”?

“La mayoría de los alimentos que consumen vienen de plantas, pero sobre todo, son alimentos sin procesos o muy poco procesados”, afirmó Buettner.

Sin leche ni gaseosas

De acuerdo a Buettner y una investigación que contó con el apoyo de la National Geographic, los tres alimentos básicos son hojas verdes -vegetales-, nueces y fríjoles.

Pero hay muchas variaciones y complementos que dependen exclusivamente de cada región.

“Comen carbohidratos, pero no procesados como los pasteles o las donas, es más el grano de trigo o batatas para comer algo dulce”, explicó el investigador.

Una de las coincidencias en los alimentos es la ausencia total de gaseosas y productos derivados de la leche de vaca.

“Muchas de esas personas que han logrado ser tan longevos apenas conocieron las gaseosas hace unos 10 años. Y comen queso, pero es feta que viene de la cabra o peccorino que viene de la oveja”, dijo.

Cuando se trata de proteína, el pescado es rey.

“Consumen unas tres porciones de pescado a la semana, lo mismo que el huevo. Pero comen poca carne roja, unas cinco porciones al mes”, explicó.

“Esto se debe a que eso es lo que tienen al alcance. Su consumo se limita mucho a lo que son capaces de producir de forma local”, agregó Buettner.

¿Y qué beben?

En 2013, a Stamatis Moratis, un residente de la isla de Ikaria y quien tenía 98 años, le preguntaron cuál era el secreto para vivir tanto.

Y su respuesta no fue ni el pescado, ni los granos, ni los vegetales: “Es por el vino”.

“El vino que tomo es puro, no se le agrega nada. El vino que se produce comercialmente tiene conservantes, que no son buenos”, le dijo en ese entonces a la BBC.

De acuerdo a Buettner, lo que toman las personas de estas zonas es precisamente eso: agua y vino.

“Toman en promedio unos seis vasos de agua y muchos de ellos, dentro de sus culturas, tienen la costumbre de tomar unas tres porciones de vino por semana”, detalló.

Pero hay otra sorpresa: el café es uno de los favoritos.

“Hemos visto que en algunas de estas zonas azules el consumo del café es bastante habitual, especialmente porque lo consideran un potente antioxidante”, explicó.

Aislados

Una de las críticas que se descuelgan de la investigación de Buettner es la fatal influencia de los alimentos procesados en las dietas alrededor del mundo y que se ha ido expandiendo por la influencia de EE.UU.

Sin embargo, resulta curioso que una de esas zonas azules esté ubicada precisamente en Estados Unidos: Loma Linda, en el centro del estado de California.

Y tal vez la respuesta de la longevidad allí sea la religión.

Alrededor de la mitad de los 24.000 habitantes de esta ciudad son miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Y viven 10 años más que la mayoría de los estadounidenses.

“Yo creo que he llegado a esta edad (101 años en 2015) debido a que no bebo, ni fumo, me acuesto temprano y le doy gracias a Dios por su bondad”, le dijo Betty Streifling a la BBC.

En ese sentido, Buettner señala que a nadie se le puede cambia de la noche a la mañana los hábitos alimenticios, pero sí el entorno.

“Es muy difícil tratar de cambiar la actitud de la gente frente a la comida, pero si en vez de encontrarse cada dos cuadras con una venta de hamburguesas y helados lo tiene al alcance son alimentos sanos, seguramente los índices de longevidad van a aumentar”, dijo.

“Además, en estas zonas azules, esa idea de ‘comer sano’ que se han autoimpuesto muchos es para ellos simplemente ‘comer normalmente’, como lo han hecho por años”, concluyó.

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