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“Las cifras dan miedo”: el aumento de los que buscan fortuna en Los Ángeles y terminan viviendo en la calle

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La industria del entretenimiento de Los Ángeles alimenta una imagen de ensueño de esta ciudad californiana.

Sin embargo, tras el glamour de Hollywood y sus estrellas de la gran pantalla se esconde una dura realidad: el incesante aumento de las personas sin hogar, muchas de ellas jóvenes y niños que acaban viviendo en la calles.

Tan sólo el año pasado el número de personas que no cuentan con un techo en el que resguardarse subió un 23%.

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El problema palpable, con filas de tiendas de campaña levantándose por todos lados de esa amplia metrópolis.

Los turistas reaccionan con sorpresa al tener que caminar por encima de gente envuelta en mantas sucias y mendigando a lo largo del Paseo de la Fama en Hollywood. Los dueños de los negocios de ese conocido boulevard están todo el día limpiando la orina y el hedor de las aceras.

“En los 31 años que llevo vinculado al problema de los sin hogar, se ha vuelto mucho peor de lo que jamás haya visto”, dice el activista Ted Hayes.

Hayes indica que el aburguesamiento del barrio de Hollywood y del centro histórico de la ciudad ha hecho que la población sin hogar que se concentraba en esas zonas se desperdigue por el resto de la ciudad.

Los jóvenes

La cifra anual de sin techo en el condado de Los Ángeles subió de 46.874 en 2016, a 58.000 en 2017.

Las zonas colindantes, como el condado de Orange, también están experimentando una tendencia de alza.

La cifra fue recopilada por un equipo de 7.700 voluntarios durante tres días y noches, en enero.

Los jóvenes, de entre 18 y 24 años, son el grupo demográfico de mayor crecimiento entre los sin hogar. Sus cifras aumentaron un 64%. Los menores de edad subieron un 41%.

“Estas cifras asustan”, afirma Kerry Morrison, el directora ejecutiva de la Alianza de Propietarios de Hollywood, una corporación sin ánimo de lucro que administra las mejoras en los edificios y negocios de ese distrito.

Morrison dice que los dueños de los comercios locales -junto con funcionarios de la ciudad y una serie de organizaciones de caridad- han estado trabajando en este el problema durante años.

Pero parecen estar perdiendo la batalla.

“Hay una transformación que está ocurriendo en este momento y todos nos estamos dando cuenta”, comenta. “De una manera visceral podíamos sentir que algo estaba cambiando desde hace unos dos años”.

Morrison cree que el problema ha empeorado debido a una combinación de factores, principalmente el creciente costo de vivienda en la ciudad.

“Los precios de las viviendas están sobrepasando por mucho los aumentos salariales”.

Otro factor es la meta del gobierno de California de reducir la población carcelaria. El estado ha adoptado nuevas medidas que han hecho que casi 9.500 personas puedan ser puestas en libertad.

Morrison sostiene que, en algunos casos, también terminarán en las calles.

También está lo que ella describe como la “atracción” que ejerce el llamado Estado Dorado sobre los estadounidenses que atraviesan difíciles circunstancias económicas.

“California parece ejercer esta fascinación”, dice. “Vete al oeste y reclama lo tuyo. Consigue tu futuro aquí”.

“Empezar desde cero”.

Kitty y su hija de 34 años, Sura, a quienes conocí en una calle secundaria de Hollywood, veían a California como un respiro de tiempos difíciles.

Viene originalmente de Nevada, desde donde primero se fueron a Idaho y después a Arizona. Finalmente acabaron en California, donde esperaban “empezar desde cero”.

Sura, que es transexual, explica que optó por quedarse en Hollywood porque el centro local LGBT es “realmente bueno”.

Con la piel curtida por el intenso sol californiano, duermen bajo una lona durante la noche y, en el día, pasan el tiempo en bibliotecas públicas, principalmente para poder cargar sus celulares.

Pero la vida en las calles nunca fue parte de su plan.

“No podíamos encontrar trabajo y no teníamos con qué pagar un arriendo, así que terminamos sin hogar”, dice Kitty.

No son las únicas, señala Tom Waldman, de la Autoridad de Servicios a los Sin Hogar de Los Ángeles.

“La gente se siente atraída por el condado de Los Ángeles por el clima y porque es una ciudad de fama mundial. Llegan aquí y se encuentran con que es muy caro vivir mes a mes”.

Waldman también culpa a “las condiciones económicas que en este momento prevalecen en la ciudad con respecto a los arriendos y la muy alta tasa de pobreza”.

Kay, un joven de 20 años con una apariencia muy vulnerable, vive en una carpa con sus amigos en Hollywood. Su aspiración es ser una estrella.

Pero la vida en las calles es “estresante”, comenta.

“Allí afuera hay muchas cosas que no me sirven, como las drogas. Es muy difícil mantenerse alejado de ellas”.

Como muchos jóvenes sin hogar, Kay dice que prefiere dormir a la intemperie que irse a un refugio, pues le preocupa la situación de higiene. Explica que Skid Row, el mayor y muy notorio enclave de personas sin hogar en Los Ángeles, es un sitio “que da miedo”.

“Paradójico”

El fenómeno de los sin hogar en el condado de Los Ángeles es “paradójico”, dice Waldman.

Indica que más de 14.000 personas fueron ubicadas en residencias permanentes o transitorias el año pasado, un incremento de 30% desde 2015.

“En un sentido, estamos haciendo mejor nuestra labor”, afirma, pero el problema en conjunto está empeorando.

No hay escasez de voluntad para intentar resolverlo. Los legisladores estatales estudian nuevas medidas para reiniciar la construcción de viviendas asequibles.

En marzo, los votantes aprobaron un incremento de impuestos para pagar por subsidios y servicios para los sin hogar.

Eso significa US$355 millones adicionales de inversión anual, durante los próximos 10 años, en refugios, centros de rehabilitación y servicios. El año pasado, otra iniciativa electoral aseguró US$1.200 millones en financiamiento para residencias permanentes.

“Al mismo tiempo que tenemos esta población que está creciendo tan dramáticamente, los votantes nos han dado los recursos para enfrentar esta situación”, resalta Waldman.

Mientras que los funcionarios de la ciudad se muestran optimistas por tener las herramientas y el apoyo financiero para cambiar las cosas, otros no comparten tanto entusiasmo.

“Lo que he visto a lo largo de los años es un mayor deterioro en como se enfrenta el problema de los sin hogaro”, alega el activista Ted Hayes, que es escéptico de que la bonanza de fondos ayude mucho.

“Cuanto más dinero recaudan, peor se vuelve el problema, así que es obvio que el dinero no les está llegando a la gente en las calles.”

Viviendo en condiciones precarias al borde de una rampa de salida de una autopista se encuentra Christin, de 26 años. Ella conoce bien la dicotomía de Los Ángeles.

“Te imaginarías un sitio exclusivo, limpio. No esperarías encontrar gente en cada esquina, ropa por todas partes, basura”.

“La gente viene aquí a realizar sus sueños. No creo que lo logren muchos ahora”.

Le pregunto sobre sus sueños.

“Pues, sí, quiero cantar. En realidad, no sé si eso sucederá aquí”.

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