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“El Picasso” de Chicago cumple 50 años convertido en un símbolo de la ciudad

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La monumental escultura que Pablo Picasso creó para Chicago cumple 50 años en la plaza Daley convertida hoy en un icono de una ciudad que en 1967 la recibió con incomprensión y hasta rechazo según las crónicas de la época.

El alcalde de la ciudad, Rahm Emanuel, abrió hoy los actos conmemorativos en un acto celebrado en la plaza donde desde el 15 de agosto de 1967 se erige “el Picasso”, como es conocida simplemente esta escultura sin nombre del artista español (1881-1973).

El acto fue una recreación del que tuvo lugar el día en que la escultura fue desvelada hace medio siglo, encabezado por el entonces alcalde Richard J. Daley, que hoy da nombre a la plaza.

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En un acto amenizado por la música, Emanuel recordó que este año está dedicado al arte público y que esta famosa escultura, tan odiada como querida, pero hoy parte de la ciudad, resalta sobre todas las demás que adornan a Chicago, una ciudad famosa por su arquitectura y su arte, y también por el viento.

Controvertida desde su inicio, la escultura ha sido un enigma para los habitantes de Chicago y los miles de turistas que acuden a diario a la plaza Daley para admirarla y tomarse “selfies”.

Unos piensan que representa a una mujer, otros que es un babuino. El finado alcalde Richard J. Daley la califico de “las alas de la justicia”, mientras el diario Chicago Tribune en esa época la llamo “un saltamontes depredador”.

La escultura cubista mide 50 pies de alto (15,25 metros) y pesa 162 toneladas americanas (146,9 toneladas métricas), lo que la convierte en la mayor obra de Pablo Picasso para espacios públicos de toda América, según el Departamento de Asuntos Culturales y Eventos Especiales de Chicago.

A mediados de años 60 la Alcaldía de Chicago contactó a Picasso para encargarle por 100.000 dólares una obra para el nuevo centro cívico, a lo que el artista español respondió que no aceptaba encargos, pero sí estaba dispuesto a hacerle un regalo a la llamada “ciudad ventosa”.

Picasso realizó una maqueta de 42 pulgadas de alto, poco más de un metro, y la American Bridge Company elaboró en Gary, Indiana, la enorme escultura en acero que hoy preside la plaza Daley.

En el documento de entrega que la ciudad conserva, Picasso escribió el 21 de agosto de 1966 que deseaba que ambos “regalos”, la maqueta y la escultura, “pertenezcan al pueblo de Chicago”.

Uno de los testigos que firman el documento es la segunda esposa de Picasso, que figura solo como “Jacqueline”.

La maqueta, de la que Picasso conservó una gemela, permanece en la colección permanente del Instituto de Arte de Chicago.

En una crónica sobre el día en que la escultura fue desvelada, el periodista Mike Royko escribió que cuando la enorme lona que la cubría cayó, algunas personas se quedaron mirando con “el ceño fruncido o el semblante serio” aquella enorme estructura de algo que no se sabía bien qué era.

Roiko la describió como un “insecto gigante a punto de comerse a un insecto mas pequeño y más débil”.

Aquel insecto metálico es hoy una atracción turística y un símbolo de Chicago, una ciudad con especiales vínculos con Picasso.

El Instituto de Arte de Chicago fue el primer museo del país en mostrar la obra de un joven pintor español que con los años llegaría a ser una de la grandes figuras del arte del siglo XX.

Algunas obras del artista malagueño se presentaron en una exposición llamada Armory Show en 1913 y después, a comienzos de la década de 1920, el Instituto del Arte empezó a su colección de Picassos con dos dibujos figurativos realizados en 1904 y 1905.

Después llegó como donación a este museo “El viejo guitarrista” y la colección se fue ampliando con “Madre e hijo”, “Sillón rojo” y esculturas como “Cabeza de mujer”, trabajos en papel como “Mujer lavándiose los pies” y la preciada “Comida frugal”, del periodo azul.

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