Nueva demanda contra el asilo donde murieron ancianos tras el paso de Irma
Miami — La hija de un hombre de 93 años fallecido, como otras 10 personas, en un asilo de ancianos del sur de Florida que se quedó sin aire acondicionado tras el paso del huracán Irma presentó hoy una demanda por negligencia contra la institución que se suma a otras tres previamente interpuestas.
Margarita Navarro, hija de Miguel Antonio Franco, demandó al Centro de Rehabilitación de Hollywood Hills, cuya licencia de funcionamiento fue suspendida la semana pasada por lo sucedido en sus instalaciones después de que Irma tocase tierra en el suroeste de Florida el pasado 11 de septiembre, informaron medios locales.
Dios días después, el 13 de septiembre, ocho personas con edades entre 70 y 96 años fallecieron aparentemente por las temperaturas sofocantes que afrontaron y otras 115 fueron evacuadas del centro de ancianos.
Posteriormente se produjeron otros tres fallecimientos de personas internadas en ese asilo.
La Agencia para la Administración de Servicios de Salud (AHCA, por sus siglas en inglés) de Florida señaló la semana pasada que algunos de los adultos mayores del centro “terminaron en el hospital con temperaturas que superaron los 41 grados centígrados, demasiado tarde para ser salvados”.
Según el canal de noticias Local 10, la madre de la nueva demandante, Cecilia Franco, de 90 años, está hospitalizada desde que fue evacuada del centro.
El canal indicó que la demanda alega que el Centro de Rehabilitación falló en asegurar el funcionamiento de “un sistema de aire acondicionado confiable y efectivo” si se producía un apagón de la electricidad, lo que hizo que personas de edad sufrieran “en un extremo calor y condiciones deplorables”.
El gobernador de Florida, Rick Scott, señaló la semana pasada que “el cierre del Centro de Rehabilitación de Hollywood Hills envía un mensaje claro: si no proteges a los pacientes que fueron confiados a tu cuidado, deberás atenerte a las consecuencias”.
Scott señaló que hay interrogantes sobre el porqué los administradores del asilo no llamaron de inmediato al teléfono de emergencia 911 o no trasladaron a los ancianos a uno de los hospitales más grandes del estado, que se hallaba “en la acera de enfrente y nunca perdió la energía”.