Conversación en el campus: Jorge Reyes Salinas, consejero estudiantil de la Universidad Estatal de California
Cuando Jorge Reyes Salinas tenía 10 años, sus padres juntaron dinero suficiente para salir de Perú y comenzar una nueva vida en Los Ángeles. Su madre era ayudante de oficina; su padre realizaba trabajos de limpieza de casa y construcción. Querían un futuro mejor para su único hijo, quien pensaba que iban a Disneyland.
Reyes Salinas no entendía lo que significaba su falta de estatus legal hasta que, como estudiante de segundo año en la preparatoria, lo animaron a inscribirse en clases avanzadas en un colegio comunitario local. Los formularios pedían un número de Seguro Social, algo que él no tenía.
El apoyo estatal le permitió asistir a la única universidad a la que solicitó ingreso: Cal State Northridge. Debido a que no podía calificar para ninguna ayuda financiera federal, cada día después de clases viajaba en autobús a un taller de maquinaria y trabajaba entre 30 y 40 horas a la semana.
En 2012, el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, o DACA, permitió a los jóvenes como Reyes Salinas, quien habían llegado a los Estados Unidos con una visa de turista que luego había expirado, vivir, estudiar y trabajar sin temor a ser deportados. Así, él inmediatamente consiguió un trabajo en el campus, y de allí pasó al gobierno estudiantil. Comenzó planeando eventos y llegó a ser presidente estudiantil del campus y vicepresidente de la Asociación de Estudiantes del Estado de California.
Ahora, como alumno asignado a la Junta de Consejeros de Cal State, el joven de 24 años se reúne con sus iguales en todos los 23 campus y aboga por ellos en Sacramento; a menudo vuela de regreso justo a tiempo para asistir a una clase por la tarde. Reyes Salinas espera obtener su maestría en estudios de comunicación en 2018. En su tiempo libre se ofrece como voluntario para la Fundación Make a Wish.
El joven se tomó un momento esta semana para hablar sobre DACA y otros temas que pesan sobre el sistema universitario público más grande del país.
¿Cómo te sientes acerca de las incertidumbres actuales con respecto a DACA? ¿Qué escuchas de otros estudiantes?
Es mucha presión... No es sólo “voy a la escuela y trato de graduarme”, sino también “lucho para que un país al que amo tanto me acepte”. Cuando pienso en ello, cada oportunidad que he tenido ha sido para probarle a este país que pertenezco aquí, que quiero contribuir a la sociedad. No puedo hablar por todos los alumnos, pero conozco esa presión de demostrar que valgo la pena… Desde que realmente entendí mi estatus de indocumentado siempre temí por mí, por mi familia y por otros como yo.
Muchos estudiantes en este momento piensan: “OK, DACA está llegando a su fin, ¿igualmente debo ir a la escuela? ¿Todavía debo seguir gastando tanto dinero para graduarme o debo ahorrarlo para cuando las cosas realmente se pongan difíciles? ¿Debo buscar un empleo de tiempo completo en este momento y ahorrar todo lo que pueda antes de que termine DACA?”. Realmente no quiero que nadie haga eso. Creo que la educación es la principal manera de lograr nuestros sueños y contribuir a la comunidad. Tenemos que seguir presionando y recordar por qué estamos aquí en primer lugar, por qué queremos obtener nuestros títulos.
Ayudaste a crear el Dream Center de Cal State Northridge. ¿Por qué es importante compartir tu propia historia y reunir a aquellos que enfrentan presiones similares?
Recién cuando llegué a la Universidad Estatal de California Northridge (CSUN, por sus siglas en inglés) que comenté abiertamente sobre mi estatus. No creo que ninguno de mis amigos de preparatoria lo sepa. No era algo de lo que hablaba, porque se te dice que no menciones nada, que evites esas preguntas, que sigas las reglas y te detengas en cada señal de alto... Pero en este centro se te permite decir lo que está pasando. Se te permite decir que eres indocumentado o que estás en DACA, o que tienes preguntas sobre un familiar que tiene problemas de inmigración. No te escondes en las sombras... La gente conoce nuestra comunidad, pero nadie sabe quiénes somos. Al compartir mi historia, otros estudiantes comenzaron a decir: “Oh, Dios mío, yo soy [receptor de] DACA también. ¿Cómo llegaste al gobierno estudiantil? ¿Cómo equilibraste todo esto mientras tenías toda esta presión?”. Volverme más abierto fue lo que permitió que otras personas se sinceraran también conmigo.
¿Cuáles son algunos de los temas en los que has trabajado, que marcaron una diferencia?
Durante mi presidencia [en el cuerpo estudiantil], comencé una pasantía con el senador [Bob] Hertzberg [D-Van Nuys]... Mi proyecto principal fue trabajando en el transporte, con el alcalde [Eric] Garcetti y el senador, para que se aprobara la Medida M [un aumento de impuestos para financiar la ampliación de transporte público más ambiciosa en la historia del condado de Los Ángeles], especialmente para el CSUN, esta área del Valle no tiene los autobuses más accesibles. En ese entonces, si eras un estudiante de la noche, salías de clase a las 9:45 p.m., a veces a las 10 p.m., y el último autobús era a las 9:30 p.m., así que no había manera de llegaras a casa.
Ellos querían que los estudiantes vinieran a hablar en este foro abierto, pero todos los alumnos tenían que tomar autobuses para llegar al foro. Entonces les dije: “No van a venir, sobre todo a las 7 p.m. Nuestros autobuses dejan de funcionar a las 9:30 p.m. Eso no va a suceder”. Así que asigné dinero para que financiáramos viajes en Uber para los jóvenes que querían asistir al foro y compartir sus problemas.
¿Qué otros temas te apasionan especialmente?
Algo que realmente me mantiene despierto por la noche es el acceso y la asequibilidad... Cuando entre al CSUN, pasé de sentirme muy feliz a muy decepcionado, porque mis padres no sabían cómo íbamos a pagar por ello... Mi historia no es la única. Hay muchas personas, no importa su ciudadanía, que también intentan averiguar junto con sus padres ¿cómo vamos a pagar esto?”. Al representar a 479,000 estudiantes en la CSU, no sólo pienso acerca de los alumnos de DACA, no sólo pienso en los estudiantes de primera generación, sino en todos los alumnos. No me beneficio de algunas cosas que los estudiantes reciben, como las subvenciones federales, pero aún así haré cualquier cosa para luchar por ellos...
Finalmente, quiero asegurarme de que haya acceso y asequibilidad para todo el mundo... Escucho historias de padres que tienen tres hijos y que logran sus licenciaturas, pagan renta, trabajan, y todo para darle a sus familias una mejor vida. Yo creo que para mí es difícil, y luego escucho estas historias y me inspiran a seguir luchando por ellos... Cuando voy a cabildear, me encanta compartir estas historias tan importantes, que muchos de nuestros senadores y miembros de la Asamblea no escuchan muy a menudo porque estos estudiantes no tienen tiempo para abogar en Sacramento. Comparto sus historias de vida primero, antes de pensar en la mía.
¿Qué esperas hacer después de la graduación?
Quiero obtener un doctorado. No estoy seguro a dónde me llevará exactamente, pero sin duda a luchar por el acceso y la asequibilidad, ya sea trabajando a nivel universitario o administrativo, o postulándome para un cargo público o participando más a nivel estatal. Quiero asegurarme de que los estudiantes tengan esa oportunidad en la educación para transformarse a sí mismos, a sus comunidades y su posición de clase; que pasen de la clase obrera a la clase media y más allá.
Estoy investigando más ahora sobre cómo los alumnos de preparatoria son educados para la universidad. Leo acerca de preparatorias que no están bien financiadas, o estudiantes que no se desempeñan de la mejor manera o no tienen libros, materiales ni profesores que se comprometan el tiempo suficiente. Y otras comunidades consiguen mucho financiamiento y tienen un camino más fácil hacia la educación superior. Creo que entender todo esto abre una zona de pasión para mí...Mi primera escuela preparatoria cerró cuando yo estaba en segundo año, debido a la financiación. Cuando entré en una escuela magneto, en Simi Valley, fue completamente diferente. Los estudios eran más rigurosos, había más exámenes, más cursos de preparación universitaria. Había consejeros de orientación profesional, algo que nunca había visto antes. Se asumía que el siguiente paso para todos era la universidad... Esa experiencia logró cosas tremendas para mí, y quiero asegurarme de que todo el mundo tenga esa oportunidad.
Traducción: Diana Cervantes
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