La contaminación acústica provoca daños físicos y psicológicos infravalorados
México — La contaminación acústica, pese a las graves consecuencias que tiene para la salud- desde la pérdida paulatina de la audición al insomnio- sigue siendo un problema poco atendido en México, informó hoy el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Aún no existe en México el nivel de consciencia, ni en las autoridades ni en los ciudadanos, para la regulación adecuada del ruido aunque sus efectos “son graves tanto física como psicológicamente”, indicó el profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Fausto Rodríguez.
Además del malestar que puede causar el ruido en primera instancia, existen afectaciones graves a largo plazo como el tinnitus o acufeno, un sonido anormal que no proviene de ningún lugar pero que la persona escucha dentro de su oído por haber estado expuesto de manera progresiva a la contaminación acústica.
También puede perturbar el sueño o provocar insomnio, así como falta de concentración o mermas en la productividad a las que se les suma la fatiga, el estrés y el dolor de cabeza.
Estas afectaciones pueden incluso, según indicó el coordinador del Laboratorio de Análisis y Diseño Acústico (Ladac) de la UAM, “derivar en enfermedades cardiovasculares”.
Cabe señalar que estas molestias “se presentan aun y cuando no necesariamente sean niveles sonoros elevados” en referencia al ruido casi imperceptible del refrigerador o el del contenedor térmico para garrafones de agua, entre otros electrodomésticos.
La música, el tráfico, los aviones, motocicletas, cláxones, bocinas, entre otros, también van haciendo daño de manera subrepticia pero constante.
De acuerdo con el experto, el estrés dispara reacciones fisiológicas que tienen que ver con el sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino.
Cuando se está bajo tensión, el cuerpo genera otras sustancias que al acumularse representan factores de riesgo relacionados con presión sanguínea, pulso cardiaco, glucosa, lípidos y coagulación, pudiendo dar como resultado enfermedades del corazón.
Sin embargo, el especialista aclaró que se trata de “un proceso acumulativo, no ocurre inmediatamente”.
“La contaminación acústica, sin duda, constituye una preocupación ambiental y urbana, pero a su vez un problema de salud pública cuyo malestar causa daño”, aseguró.
Sin embargo, en el país no existe ninguna normativa de salud al respecto que ofrezca una solución a esta problemática.
Algo que resulta llamativo, ya que desde hace 13 años, el ruido es la segunda denuncia ciudadana de carácter medioambiental más interpuesta ante la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial (PAOT) de la Ciudad de México.