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Incluyen a hacienda puertorriqueña en lista lugar histórico de mayor peligro

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EFE

A casi un año de su triunfo electoral y con seis meses como presidente de México, Andrés Manuel López Obrador gobierna casi sin contrapesos con una oposición disminuida y un alto nivel de aceptación popular, señalaron este jueves expertos a Efe.

Con el capital político de los 30 millones de votos en las urnas recibidos el 1 de julio del 2018, López Obrador inició su gobierno el 1 de diciembre pasado con una popularidad todavía en niveles altos y en torno al 60 % en la mayoría de encuestas.

Además, la mayoría de su Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y aliados lo ha respaldado en decisiones como la lucha contra el robo de combustible, la reforma educativa, la Guardia Nacional la cancelación del aeropuerto y proyectos como el Tren Maya y la refinería de Dos bocas.

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En estos primeros seis meses, a López Obrador no parece hacerle sombra ni la oposición política ni de los grupos sociales, económicos y políticos, quienes recientemente convocaron una marcha para protestar por la inseguridad.

Para el historiador y analista mexicano Lorenzo Meyer, el gobierno de López Obrador no tiene por ahora una oposición política que pueda ocasionarle un verdadero problema.

“El contrapeso formal, que en la teoría tendría que existir, esta en los partidos de oposición y estos a su vez tener a sus representantes en el Congreso. Los tienen, pero no con fuerza suficiente para causarle un problema”, dijo en entrevista con Efe.

Mientras que los partidos políticos de oposición no han encontrado un discurso común contra el mandatario, las críticas sí se han dado en mayor medida por parte de poderes económicos y en la prensa.

Para Meyer, el presidente López Obrador está sometido prácticamente todos los días a la crítica que pone en duda sus políticas “y eso se ve en sus conferencias mañaneras donde se dedica a contestar”.

“Se ve que está muy pendiente de la crítica, de las posiciones diferentes a la suya”, explicó.

Otro contrapeso está en las “grandes concentraciones de capital”, como el historiador mexicano se refiere a los grandes empresarios a los que el presidente a veces enfrenta y a veces trata con mucha deferencia.

“Se ve que tiene que andar negociando todo el tiempo con fuerzas que no son precisamente de su simpatía ni apoyan su proyecto”, consideró Meyer.

Pero para el analista, estas fuerzas opositoras en la sociedad y en el mundo de la empresa no tienen la capacidad de descarrilar a López Obrador, aunque obliguen al mandatario a enviarles mensajes afables casi de manera cotidiana.

“No diría que tiene el campo abierto sino que todo el tiempo anda negociando, no está tan libre de obstáculos”, concluyó el historiador.

El presidente de Consulta Mitofsky, Roy Campos, dijo en entrevista con Efe que en estos primeros seis meses nadie puede sorprenderse del estilo y la forma de gobernar de López Obrador.

“Nadie puede sentirse engañado, los que votaron por él y los que no votaron ven al López Obrador que estuvo en la campaña”, dijo Campos.

López Obrador pasó de una aprobación del 70 % al inicio de su gobierno a una cota alta de 78 % en los primeros 100 días de gobierno.

Ahora, su popularidad regresó a valores cercanos al 70 % del principio de mandato, según diversas encuestas publicadas a finales de mayo.

“Lo siguen apoyando porque no se ha traicionado a sí mismo”, señala Campos.

Campos aseguró a Efe que la oposición política es “débil” y por ahora parece que el único contrapeso real que existe para el presidente es el sector financiero, muy crítico con algunas de sus medidas.

Los comicios del 2018 representaron una derrota sin precedentes para el histórico Partido Revolucionario Institucional (PRI), que de gobernar con Enrique Peña Nieto (2012-2018) descendió hasta ser la tercera fuerza en el poder Legislativo.

Algo muy parecido le ocurrió al conservador Partido Acción Nacional (PAN), que venció al PRI en el 2000 y mantuvo la Presidencia durante doce años, pero hoy tiene también poco peso en el Legislativo.

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