Trump eleva la tensión con Irán, pero mantiene la esperanza de negociar
Washington — El presidente, Donald Trump, continuó hoy su escalada con Irán al insistir en culparlo de los ataques a barcos cisterna en el golfo Pérsico, pero mantuvo su esperanza de dialogar en algún momento con los iraníes después del fracaso del intento de mediación japonés.
Después de que Irán negara toda implicación en los sucesos del jueves, Trump perseveró en su acusación y describió al país persa como una “nación de terror”, pero evitó adoptar un tono demasiado beligerante y volvió a apostar por el diálogo.
“(Los iraníes) lo hicieron”, sentenció Trump en una entrevista telefónica con su cadena de televisión favorita, Fox News, en el día de su 73 cumpleaños.
El presidente citó como prueba el vídeo difundido a última hora del jueves por el Mando Central, en el que según el portavoz de esa división militar, Bill Urban, puede apreciarse a una patrulla naval de la Guardia Revolucionaria Islámica acercándose al buque japonés después de las explosiones.
La patrulla “fue observada y grabada sacando una mina lapa sin explotar del Kokuka Courageous”, uno de los dos buques atacados, afirmó Urban, presuntamente para eliminar pruebas de su implicación en el suceso.
“Supongo que una de las minas no explotó, y probablemente (esa mina) tiene el nombre de Irán escrito por todas partes”, aseguró Trump en su entrevista.
“Ese era su barco, era de ellos. Y no querían que quedara esa prueba”, argumentó.
Irán ha negado toda implicación en los ataques a los barcos, uno propiedad de un armador noruego y otro japonés, que llevaban 44 personas a bordo y sufrieron impactos y explosiones cuando salían del estrecho de Ormuz, a unas 30 millas de la costa de Irán.
El Gobierno iraní ha recordado que salvó a los navegantes de uno de los barcos -los del otro fueron rescatados por EE.UU.- y ha insinuado que Washington podría estar detrás del ataque.
Para Teherán, es “sospechoso” que los ataques ocurrieran en el estratégico estrecho de Ormuz justo cuando el primer ministro japonés, Shinzo Abe, se encontraba de visita en Irán, mientras que el secretario general de la ONU, António Guterres, ha llamado a esclarecer “la verdad” sobre lo ocurrido.
Trump advirtió a Irán de que no cierre el estrecho de Ormuz porque “si lo hacen, no va a estar cerrado durante mucho tiempo”, en una aparente amenaza de acción militar para preservar lo que el secretario de Estado, Mike Pompeo, describió este jueves como la “libertad de navegación” en el golfo Pérsico.
Pero Trump, un presidente aislacionista que no ve mucho sentido a las incursiones estadounidenses en Oriente Medio como la invasión de Irak en 2003, se ha mostrado reticente hasta ahora a iniciar un conflicto armado con Irán, y no está claro si adoptará alguna represalia por el presunto ataque iraní a los barcos.
El mandatario parece empeñado, en cambio, en seguir la fórmula que aplicó con Corea del Norte, al iniciar un diálogo personal con el líder norcoreano, Kim Jong-un, después de meses de fuertes ataques retóricos entre ambos y de amenazar con “fuego y furia” al hermético país.
En el caso de Irán, Trump recurrió primero a Suiza, el poder protector de los intereses estadounidenses en Teherán, para pedirle en mayo que le ayudara a establecer un canal de comunicación con los iraníes, con los que EE.UU. no tiene relaciones diplomáticas.
Después acudió a Abe, con quien habló del tema durante su visita a Tokio a finales de mayo y que finalmente visitó Teherán esta semana para intentar mediar entre ambos países, pero que se topó con una rotunda negativa del líder supremo iraní, Ali Jameneí.
Al enterarse del portazo de Jameneí el jueves, Trump afirmó en Twitter que “es demasiado pronto para pensar siquiera en llegar a un acuerdo” porque ninguno de los dos Gobiernos “están preparados”.
Sin embargo, hoy reabrió la puerta a una negociación al asegurar que él estará “preparado cuando ellos lo estén”.
“Les hemos dicho de forma muy rotunda que queremos que vuelvan a la mesa si quieren volver. No tengo prisa”, recalcó Trump, quien habló hoy con Abe sobre el resultado de su visita a Teherán.
Trump sembraba así incertidumbre sobre el devenir de la tensión con Irán, que ha repuntado desde que EE.UU. anunció en abril el fin de las exenciones a la compra del petróleo iraní y ha continuado con la designación como terroristas de los Guardianes de la Revolución y el aumento de la presencia militar estadounidense en Oriente Medio.