Chile, ante la obligación de un cambio generacional para soñar con Catar 2022
Sao Paulo — La generación de oro de la selección chilena, aquella que viene asombrando al mundo desde el Mundial de Sudáfrica 2010 y se proclamó bicampeona de América, se acerca a su fin.
Lo demostró ayer al caer de manera estrepitosa ante una Perú envalentonada (0-3) en las semifinales de la Copa América 2019.
Los principales nombres de la selección tienen fecha de caducidad, la gran mayoría ha superado los 30 años de edad y el desafío ahora es encontrar recambios de garantías, hoy por hoy inexistentes, para mantener vivo el sueño de clasificarse para el Mundial de Catar 2022.
Llegar a la final en el Maracaná de Río de Janeiro ante los anfitriones hubiera supuesto un éxito rotundo para un plantel que durante el torneo reivindicó su lugar apeando en los cuartos de final a Colombia, entonces vista como una de las favoritas.
Pero claudicó ante la Blaquirroja contra todo pronóstico y los números dicen que es necesario iniciar un relevo generacional.
De los once futbolistas con los que salió de inició el técnico colombiano Reinaldo Rueda, solo tres, Guillermo Maripán, Erick Pulgar y Eduardo Vargas, tenían menos de 30 años.
El delantero del Tigres mexicano, de hecho, superará esa frontera a finales del próximo noviembre.
El resto tiene muy difícil llegar en plenitud al próximo mundial, en especial Jean Beausejour, que suma 35; José Fuenzalida, con 34; Arturo Vidal (32) o Gonzalo Jara (33), entre otros.
La gran estrella de la Roja, el delantero Alexis Sánchez, podría estar, pero rozando ya los 34 años de edad.
El tema preocupa, y mucho, al técnico colombiano Reinaldo Rueda, quien comandará el plantel chileno en las eliminatorias suramericanas para Catar 2022 que comenzarán en marzo de 2020.
En la víspera del desastre en el Arena do Gremio de Porto Alegre ante Perú, el seleccionador admitió que tiene pocos jóvenes donde elegir con el nivel mínimo exigido para iniciar ese proceso de renovación urgente.
“El espectro de jugadores jóvenes chilenos que deberían estar posicionados para estar al lado de los de ahora, recibiendo la savia de una generación exitosa, no está porque no están jugando”, expresó a los periodistas.
“En este momento somos la única selección de Suramérica que no tiene jugadores sub’23”, añadió para calificar después la situación de “preocupante”.
Rueda llegó al banquillo de la Roja en enero 2018, precisamente con esa misión tras la no clasificación para el Mundial de Rusia de ese año.
En su presentación ya admitió que introduciría cambios de forma “gradual” y “con mucha inteligencia”. Durante sus primeros meses en el cargo probó con nombres nuevos para rejuvenecer el vestuario, pero, poco a poco, se fue dando cuenta de que su rendimiento no era el mismo que el de los veteranos.
Cuando llegó la hora de la verdad, Rueda dio una lista para esta Copa América en la que estaban los actores principales de los dos títulos consecutivos en Chile 2015 y la edición centenario de 2016, en Estados Unidos.
Y así se presentó al torneo de selecciones más antiguo del mundo, con la plantilla más veterana de las doce participantes y una media de edad de 28,5 años.
En defensa puede encontrar alternativas más rápidamente. En esa parte del campo empiezan a llamar a la puerta de la titularidad futbolistas como Igor Lichnovsky o Paulo Díaz, hoy en el banquillo de la selección.
El problema es en el ataque, de ahí que Rueda haya optado por los ‘clásicos’ para esta Copa América. Y es que Nicolás Castillo, Angelo Sagal y Junior Fernandes han sumado muy pocos minutos en esta Copa América.
Más allá de ellos aparecen nombres como Jean Meneses, Felipe Mora o el jovencísimo Iván Morales, que podrían o no ir apareciendo en las listas del combinado nacional.
Lo que es seguro es que será Rueda el que liderará ese proceso de transformación con la mira puesta en Catar 2022 en un momento en el que selecciones como Brasil, Argentina, Colombia, Uruguay y hasta Perú y Venezuela parecen estar por delante de la Roja. El reto será hercúleo.