Canadá amenaza el segundo puesto de México y EE.UU. supera el centenar de medallas
Lima — Hasta el clima se ha propuesto batir récords en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, en los que la capital peruana está registrando uno de sus inviernos más fríos y húmedos de los últimos cincuenta años, lo que ha sorprendido a propios y a extraños.
Los termómetros han bajado hasta unos atípicos 11 grados celsius y la humedad ha llegado al 100 %, factores que han condicionado la celebración de las distintas disciplinas deportivas que componen los Panamericanos.
Fuera de Perú es prácticamente desconocido que el gris es el color por excelencia del invierno limeño, con el cielo cubierto casi permanentemente por un cúmulo de nubes que el arquitecto y escritor peruano Héctor Velarde tan bien definió como una “panza de burro”.
A ello se le une la garúa, como se le llama en la capital peruana a esa fina aguanieve que pulula por el ambiente y que deja mojadas las calles sin convertirse nunca en lluvia.
Ambos factores se han agudizado durante las fechas en las que se disputan los Panamericanos y han tomado por sorpresa a buena parte de los contendientes en el mayor acontecimiento deportivo de América, que se han visto forzados a buscar de emergencia ropa de abrigo como bufandas, gorros y guantes para abrigarse.
“Nos engañaron. Nos dijeron que nos esperaban unos 18 grados pero son muchos menos. No habíamos preparado nuestra valija para esto”, reportaba hace unos días un periodista argentino para su país desde la Costa Verde de Lima, en el distrito de San Miguel, mientras se celebraba el voley playa.
Esta circunstancia ha generado postales atípicas, especialmente en los deportes al aire libre como el mismo voley. Los competidores aparecieron en escena con trajes de neopreno y tapados desde el cuello hasta los tobillos, en lugar de jugar con ropa de baño como suele ser habitual en esta disciplina.
“Al menos jugamos al lado del mar. Hemos estado dos meses en Europa y solamente una vez vimos el mar”, comentaba resignada a Efe la voleibolista argentina Ana Gallay, que se colgó la medalla de plata en las canchas ubicadas frente al océano Pacífico.
Tampoco brilló el sol en el Morro Solar, el peñón de la costa limeña donde se celebró el ciclismo de montaña, lo que fue recibido bien por algunos competidores, pero no por otros a los que les gusta más pedalear con un tiempo más cálido. Nunca llueve a gusto de todos o, en este caso, nunca está nublado a gusto de todos.
Así ocurre también en el complejo Andrés Avelino Cáceres, ubicado en el distrito limeño de Villa María del Triunfo, donde los deportistas nunca llegan a ver un rayo de sol.
El recinto del béisbol, sóftbol, rugby, hockey, waterpolo, tiro con arco, frontón, paleta frontón y pelota vasca está rodeado de lomas que atrapan a las nubes que llegan desde el mar sin que puedan escapar desde el amanecer hasta el atardecer.
Tan espesa es esta niebla que no deja ver las cimas de las lomas donde se acumulan una multitud de casas precarias sobre las laderas de esta zona de la periferia de la capital peruana.
En la Villa Deportiva Nacional (Videna), la principal sede deportiva de los Juegos, tampoco es muy distinto y el sol sale en contadas excepciones como las de este viernes.
Allí comenzarán desde el próximo lunes las pruebas de atletismo, el deporte rey de los Juegos que se disputará al aire libre y con la posibilidad de que los atletas se encuentran una pista mojada a primera y última hora del día, lo que puede repercutir en las marcas.
No obstante, el clima frío y la ruta plana fueron propicios de momento para que los fondistas locales Christian Pacheco y Gladys Tejeda batiesen los récord panamericanos del maratón tanto en la categoría masculina como femenina, respectivamente.
Fernando Gimeno