Cubano Padrón se despide de universidad que gradúa más minorías en el país
Miami — Eduardo Padrón, un inmigrante cubano que llegó al país de niño separado de sus padres, se despide este viernes de la presidencia del Miami Dade College (MDC) con la tranquilidad que “dio lo mejor” de sí mismo durante 25 años en los que convirtió esta universidad en la más grande de la nación y la que gradúa “más hispanos y afroamericanos”.
A sus 75 años, Padrón reconoce en entrevista con Efe que siente una gran nostalgia, pero que está orgulloso de haber roto el molde de la “universidad tradicional” y crear uno nuevo más coherente con la realidad laboral del país, y haber dado la oportunidad a todos los que “verdaderamente quieren progresar”.
“Esta es una universidad que reconoce que el talento es universal, pero que la oportunidad no lo es”, subraya el presidente del MDC, que este año decidió jubilarse tras casi medio siglo en la institución.
Este economista, que recibió en 2016 la Medalla de la Libertad de manos del entonces presidente Barack Obama, dice que el MDC, con casi 170.000 estudiantes, ha abierto las puertas que otras universidades han cerrado a estudiantes por desconocimiento del inglés o falta de dinero o calificaciones, muchos de ellos inmigrantes y minorías.
Separado de sus padres en 1961, cuando lo enviaron junto con su hermano menor a EE.UU. como parte de la operación Peter Pan para evitar el adoctrinamiento por parte de la revolución cubana, Padrón conoce los desafíos de ser inmigrante.
“Dormía dos o tres horas diarias y tenía tres a cuatro trabajos y asistía a la escuela. Logré sentar la base para lo que hago hoy, y no lo digo como queja, al contrario, me ayudó a forjar el carácter”, explica.
El académico recuerda que con su hermano llegaron sin saber inglés ni la cultura del país y apenas con la ropa que traían puesta, pero que lo más duro fue la “incertidumbre” de la separación familiar.
“Ellos hicieron el acto más valiente que pueden hacer unos padres, separarse de nosotros sin saber si íbamos a poder reunirnos nuevamente”, recuerda.
En ese sentido lamenta la política de separación de niños inmigrantes de sus padres de la administración del presidente Donald Trump.
“Me duele el alma porque son niños inocentes, niños muy jóvenes, en mucha peor circunstancia de la que yo tuve. Yo me considero que fui un refugiado privilegiado comparado con estos niños de hoy”, manifiesta.
“Estas separaciones son muy dolorosas especialmente cuando los niños no saben dónde están los padres, y los padres no saben dónde están los niños”, agrega.
A Padrón le preocupa la ausencia de una reforma migratoria, la cual considera la única alternativa para superar la actual crisis, porque el MDC es una institución “que se ha nutrido siempre mucho de los inmigrantes”.
“Mi gran creencia es que la inmigración es la que ha hecho a este un país muy grande y yo creo que ignorar eso es un error grave. Debe haber un proceso justo migratorio que trate a la personas con dignidad y que les permita tener la misma oportunidad que tuve yo de ser parte de esta gran nación”, dice.
Subraya que no sabe hasta qué punto este gobierno quiera aprobar una reforma migratoria y asegura que es el Congreso el que “tiene la voz cantante en este tema”.
“Sabemos la incertidumbre que cubre a muchos de nuestros estudiantes en estos momentos que no saben verdaderamente cuál va a ser su destino”, lamenta.
Por otro lado, Padrón dice con firmeza que durante su presidencia él “no ha compartido con nadie su afiliación política” y ha ofrecido una “plataforma para el diálogo” a todas la vertientes políticas del país y la región, incluyendo seis presidentes estadounidenses.
“Esta institución no se ha usado como bambalín para que nadie venga a imponer ideas ni venga a forzar criterios que no necesariamente otros comparten. Aquí hay una puerta abierta muy ancha para que todos participen”, afirma.
Padrón, que ha mantenido esa discreción política hasta el último momento y que aspira que eso se mantenga con el quien sea el nuevo presidente, dice por otro lado que no cree en el “retiro”. Prefiere hablar de jubilación, porque es de “júbilo”, “fiesta”.
Sin embargo señala que se trata de una “transición” y está feliz porque seguirá vinculado de alguna forma al MDC, especialmente para recaudar fondos para la institución que cumple 60 años en 2020.
Esta tranquilo por la “base fuerte” que deja a los estudiantes para que puedan competir en “la sociedad globalizada de la innovación”.
“Hoy hay casi siete millones de empleos en el país para los cuales no encuentran personas con las calificaciones necesarias porque las universidades siguen el molde tradicional”, critica.
“Este viernes, me voy contento, me voy feliz, di lo mejor de mí, cumplí mi promesa (...). Me voy en un momento en el que la institución está en su cumbre”, destaca.