Opinión: Trump acusa a los activistas por los derechos de los migrantes de políticas “crueles y malvadas”

El presidente Trump utilizó parte de su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas para acusar a los “activistas de fronteras abiertas, que se encubren en la retórica de la justicia social”. Continuó diciendo: “Las políticas no son justas. Sus políticas son crueles y malvadas”.

El presidente debería saber que alguien que considera la separación forzosa de los niños con sus padres como una forma aceptable de disuadir la migración, tiene algunas lecciones que enseñar sobre la crueldad.

Y un presidente cuyos subordinados están obligando a casi todas las familias que llegan a la frontera huyendo de las condiciones desesperadas de Centroamérica a esperar en medio de la violencia y la miseria mientras se analizan sus súplicas de asilo, también tiene suficiente prestigio para definir el mal.

Esto no es nada nuevo, por supuesto.

Trump invoca constantemente las “fronteras abiertas” como un argumento falso mientras acusa a los demócratas (y a casi todos los demás que exigen un enfoque humano para la aplicación de la ley de inmigración) de querer dejar que las ‘hordas salvajes’ del mundo entren en tropel a Estados Unidos.

Es el tipo de lenguaje incendiario -a menudo acompañado de comentarios racistas como acusar a los inmigrantes mexicanos de ser violadores y traficantes de drogas- lo que motiva a su base política.

“Están empoderando a las organizaciones criminales que se aprovechan de hombres, mujeres y niños inocentes. Ponen su falso sentido de la virtud antes que la vida y el bienestar de un sinnúmero de personas sin culpa”, dijo Trump en su discurso. “Cuando socavas la seguridad fronteriza, estás socavando los derechos humanos y la dignidad humana”.

Aquí es donde Trump se vuelve ‘orwelliano’. Las personas que instan a políticas que respeten los derechos de asilo de los oprimidos son, en el enfoque de Trump, culpables de poner a esa misma gente en peligro.

“La guerra es paz, la libertad es esclavitud, la ignorancia es fuerza”, y querer ayudar a los desesperados es cruel.

Encaja perfectamente con el léxico de “1984”, ¿no?

Los periodistas han documentado numerosos casos en los que los migrantes obligados a esperar en México han sido secuestrados para pedir rescate o agredidos violentamente.

El mes pasado, Human Rights First reportó al menos 110 casos de este tipo, todos ellos con víctimas que el gobierno de Estados Unidos había devuelto a México.

Es contra la ley de Estados Unidos y los acuerdos internacionales, enviar a los migrantes que buscan asilo a lugares donde sus vidas estén en peligro.

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Pero la administración Trump está haciendo justamente eso todos los días, con más de 45.000 personas esperando en el limbo, muchas de ellas en regiones de las que su propia administración dice que son demasiado peligrosas para que los estadounidenses viajen. Y allí los migrantes se quedarán mientras el abrumado sistema de la corte de inmigración trata de resolver sus casos.

Y ahora la administración está firmando acuerdos con El Salvador y Guatemala para acoger a los solicitantes de asilo que esperan llegar a Estados Unidos, lo cual es un ejercicio absurdo, ya que esos son algunos de los países de los que están huyendo.

Así que si alguien está aplicando “políticas crueles y malvadas”, estoy seguro de que es alguien desde la Casa Blanca.

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