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La necesidad de suministros para combatir el coronavirus abre la puerta a vendedores inusuales y estafadores

El frenesí por el equipo para combatir el coronavirus ha llevado a un mercado caótico en el que los estados, ciudades y hospitales han tenido que depender de intermediarios.

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Los tres empresarios eran dueños de una empresa de mudanzas comerciales y una imprenta, y vendían cajeros automáticos. No sabían la diferencia entre un respirador y un ventilador, pero eso no impidió que el mes pasado saltaran al mercado frenético en busca de equipo médico para combatir el coronavirus.

En cuestión de días, el trío organizó un exitoso acuerdo de $3.5 millones por 1.5 millones de mascarillas respiratorias N95 para proveedores de atención médica en Illinois. Los hombres de negocios atípicos, que se asociaron con tres personas en China y se autodenominaron los “Seis Magníficos”, representan una nueva generación de intermediarios que vinculan la desesperación de los estados y los hospitales con los proveedores.

Llenando un vacío creado por la negativa de la Administración Trump a tomar el control de la cadena de suministros médicos en medio de la pandemia, estos comerciantes se enfrentan entre sí en un bazar similar al oeste salvaje para la venta de equipos críticos. Es un mercado propicio para el fraude y el abuso: las autoridades federales han advertido a los hospitales y gobiernos locales que desconfíen de los estafadores, y los expertos dicen que la confusión y el aumento de precios son comunes. En el caos, los hospitales y los estados se han visto obligados a examinar a sus vendedores, a eliminar a los intrusos y agentes poco confiables, lo que ralentiza la adquisición de equipos cruciales.

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“Hay muchas empresas que esencialmente están entrando en el juego sólo para ganar dinero sin comprender realmente qué son estos productos”, dijo Dan Pak, quien supervisa las adquisiciones para siete hospitales de Connecticut y ha pasado las últimas semanas investigando a las compañías. “Muchos de ellos te ofrecen acceso a millones de mascarillas y batas cuando no tienen idea de dónde vendrán”.

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Pak, vicepresidente de Hartford HealthCare, reveló que ha recibido al menos dos avisos del FBI que señalan a los comerciantes que usan certificados falsos y se enfocan en los hospitales. Varios de ellos han reciclado el mismo certificado falso y tratado de pasarlo como único, señaló.

“Hay gente por ahí que realmente se aprovecha de la situación”, manifestó Pak.

Los que son legítimos aseguran que están llenando un vacío y no tratando de estafar a nadie. Aunque muchos no tenían experiencia en equipos médicos antes del brote de coronavirus, dijeron que no obstante tenían algo valioso: contactos con proveedores y otros distribuidores.

SupplyCore Inc., una empresa con sede en Rockford, Illinois, que se especializa en brindar apoyo logístico al ejército de EE.UU, entró en la refriega después de que los funcionarios locales le pidieron ayuda para obtener gafas, guantes, mascarillas, protectores faciales y desinfectante. Aprovechando las relaciones con proveedores estadounidenses y extranjeros, la compañía rápidamente alineó el acuerdo, dijo el propietario Peter Provenzano.

“Le dijimos a Rockford que daríamos nuestro mejor esfuerzo”, señaló, y agregó: “Había tanta necesidad que queríamos ayudar, y teníamos las relaciones para que eso sucediera”.

"Incluso más allá de los costos típicos asociados con el comportamiento ilegal, las estafas en relación al Covid-19 quitan el tiempo y los recursos del gobierno y corren el riesgo de evitar que los trabajadores de primera línea y los consumidores obtengan el equipo que necesitan para combatir esta pandemia", expuso el fiscal general William Barr luego de un arresto reciente.
“Incluso más allá de los costos típicos asociados con el comportamiento ilegal, las estafas en relación al Covid-19 quitan el tiempo y los recursos del gobierno y corren el riesgo de evitar que los trabajadores de primera línea y los consumidores obtengan el equipo que necesitan para combatir esta pandemia”, expuso el fiscal general William Barr luego de un arresto reciente.
(Andrew Harnik / Associated Press)

Más de la mitad de los 250 empleados de SupplyCore están trabajando, al menos en parte, en acuerdos de intermediación para equipos de protección personal, y la empresa ha obtenido alrededor de $10 millones en pedidos de Illinois, otros estados y hospitales. Sus márgenes brutos están en línea por su trabajo a la milicia: alrededor del 8% al 15% por contrato, reveló Provenzano.

Los funcionarios de Illinois dijeron que fue útil trabajar con contratistas locales como SupplyCore porque eran más fáciles de checar y rastrear. Otros estados han adoptado un enfoque similar. Virginia contrató a una compañía de logística médica en el estado para obtener $27 millones en equipo de protección, dijo Brian Morán, secretario de seguridad pública y seguridad nacional del estado.

Encontrar el agente correcto no fue fácil, subrayó Morán. El estado seleccionó cuidadosamente una lista de 600 vendedores para identificar 180 que los funcionarios creían que podían entregar lo que se necesitaba. “Había muchas personas bien intencionadas que nos proporcionaron información y exigieron millones de dólares”, dijo Morán. “No se parecía a nada que haya visto”. Algunos, agregó, probablemente eran estafadores.

Las autoridades federales han dicho que están rastreando organizaciones criminales que se han involucrado en fraudes financieros vinculados a la respuesta del coronavirus.

Un hombre de Atlanta de 39 años, que ya enfrenta cargos federales por acusaciones de ejecutar un esquema Ponzi de $115 millones, fue arrestado la semana pasada por agentes federales por estar incriminado en tratar de engañar al Departamento de Asuntos de Veteranos con $750 millones para mascarillas respiratorias que no pudo obtener.

“Incluso más allá de los costos típicos asociados con el comportamiento ilegal, las estafas en relación al Covid-19 desvían el tiempo y los recursos del gobierno y corren el riesgo de evitar que los trabajadores de primera línea y los consumidores obtengan el equipo que necesitan para combatir esta pandemia”, manifestó el fiscal general William Barr en un comunicado anunciando un arresto.

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Los intermediarios también pueden ser víctimas.

Chaun Powell, vicepresidente de participación estratégica de proveedores en Premier, una compañía de atención médica que maneja las compras grupales de más de 4.000 hospitales, expuso que los intermediarios de renombre han sido víctimas de estafas en las que los suministros que supuestamente adquirieron ya no existían.

Powell reveló que un proveedor de confianza lo presentó a un hombre que afirmó que podía vender al mes 20.000 ventiladores fabricados por la compañía de dispositivos médicos Medtronic. Lo que Powell sabía, y el posible proveedor no, es que Medtronic no había podido completar pedidos mucho más pequeños.

“Francamente, hay muchas personas buenas atrapadas en medio de esto y [ni siquiera] se dan cuenta”, dijo Powell. “Creemos que hay varios cientos de agentes diferentes que representan inventarios similares, si es que esos inventarios existen”.

Los llamados Magnificent Six no tuvieron problemas para encontrar 1.5 millones de mascarillas N95, una de las piezas de equipo de protección más buscadas. El rastreo comenzó el 13 de marzo cuando Jeffrey Polen, propietario de Moving Concierge en Lemont, Illinois, recibió un correo electrónico de funcionarios de Illinois pidiendo ayuda para obtener guantes, batas, mascarillas y ventiladores.

Con la industria de la mudanza comercial detenida, Polen dijo que no tenía nada más que hacer, así que llamó a un amigo que tenía una imprenta y a otro que vendía cajeros automáticos fuera de Alemania. Ambos contaban con contactos comerciales en el extranjero. En sólo unos días, los empresarios reclutaron a tres representantes de ventas en China.

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El equipo de ventas encontró una fábrica en China que tenía 1.5 millones de mascarillas N95 en el piso de un almacén, pero advirtió a los estadounidenses que los productos pronto serían recogidos por los competidores. En pocos días, sólo quedaron 500.000, dijo Polen.

Polen convenció a los funcionarios de Illinois de que expidieran rápidamente un cheque, que depositó sólo 20 minutos antes de que el banco cerrara, cumpliendo el plazo para obtener las mascarillas. El producto comenzó a enviarse en pocos días, dijeron funcionarios de Polen e Illinois, y posteriormente se fabricaron y enviaron un millón más a Chicago.

Después de los gastos, Polen dijo que su grupo podría obtener poco más de $300.000 en el acuerdo. Él y sus asociados también han recibido pedidos de guantes, mascarillas, protecciones y batas para otras ciudades y un hospital universitario.

Hace unos días, un representante de varios centros médicos se acercó a él por guantes e insistió en no pagar más de $8 por caja.

“Le dije con toda honestidad que lo que pagó antes de la pandemia no lo va a pagar ahora”, señaló Polen. “Y buscamos a nuestro alrededor y encontramos un proveedor dispuesto a vender guantes por $7 la caja. Llamé al tipo y le conté la noticia, y él no me creyó. Había sido estafado antes”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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