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Los angelinos están hartos de la política de siempre; ¿es la victoria de Gil Cedillo una lección para los funcionarios?

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¿Habría ganado su candidatura el concejal Gil Cedillo, de Los Ángeles, si su rival, el defensor de las bicicletas Joe Bray-Ali, no hubiera fallado espectacularmente en las últimas semanas de la campaña? Nadie sabe a ciencia cierta, pero el resultado probablemente no habría cambiado; es difícil para cualquier retador superar las ventajas de competir siendo titular.

Sin embargo, sería aconsejable que Cedillo y todos los líderes electos de la ciudad examinaran las circunstancias que condicionaron a un funcionario, quien debería haber ganado fácilmente sobre un neófito político. Porque esto no le ocurre fácilmente a concejales respaldados por el orden político de la ciudad y los intereses especiales que los financian, excepto en casos extraordinarios.

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La última vez que algo así aconteció fue en 2003, cuando un popular presidente de la Asamblea estatal (y futuro alcalde de L.A.) llamado Antonio Villaraigosa compitió contra un concejal no tan popular, llamado Nick Pacheco, y lo desterró de su cargo.

La segunda vuelta del martes no se trató sólo de la dinámica de un distrito; fue una suerte de referéndum de la ciudad toda y la forma en que sus líderes se han manejado durante demasiado tiempo; es decir, actuando como negociadores de decisiones acerca del uso de la tierra en sus distritos, maniobrando directamente con desarrolladores que contribuyen luego a sus campañas electorales.

Este enfoque no es nuevo para L.A. y el resultado de este tipo de “localización” caso por caso puede verse en todos los barrios de la ciudad. En última instancia, es lo que provocó la reacción antidesarrollo que llevó a la Medida S -una iniciativa para detener temporalmente las grandes construcciones y ralentizar el crecimiento futuro- en la votación de marzo.

¿Fue una coincidencia que Cedillo se viera obligado a competir en la misma elección en la cual al Medida S, llamada ‘Iniciativa de Integridad del Vecindario’, estaba en la boleta electoral? Aunque es imposible saberlo con seguridad, sería prudente que los funcionarios de la ciudad presten atención.

Las preocupaciones que animaron a los partidarios de esta medida -la gentrificación, el desplazamiento, la falta de vivienda asequible, el tránsito congestionado y la transformación radical de vecindarios existentes mediante las construcciones- son agudas en el Distrito 1, que experimenta un cierto auge en este momento.

Highland Park, por ejemplo, se ha convertido en el barrio emblema -y la preocupación asociada a ello- acerca de cómo los residentes más antiguos son desplazados económicamente por los recién llegados (quienes a su vez han sido económicamente desplazados de sus antiguos barrios). Pero la misma ansiedad se percibe en toda la ciudad.

Las preocupaciones de los votantes en esta contienda se exacerbaron por lo que muchos miembros de la comunidad sintieron como una indiferencia a sus preocupaciones y una falta de respuesta de los concejales. Bray-Ali fue lo suficientemente inteligente como para aprovechar esa frustración y ese miedo, y ofrecer una visión innovadora acerca del uso futuro de la tierra por parte de la ciudad. Parecía una alternativa creíble, al menos hasta que salieron a la luz sus inquietantes comentarios en línea, lo cual causó que muchos de sus partidarios (el consejo editorial de The Times, entre ellos), rescindieran sus respaldos.

Así que, la lección aquí es que si esto puede ocurrir en el Distrito 1, puede también suceder en cualquier otro distrito de L.A. Y así será si los líderes de la ciudad siguen abordando los desarrollos caso por caso, en lugar de trabajar con sus votantes para adoptar planes comunitarios y luego adherirse a ellos. Además, podrían no ser tan afortunados como para enfrentar a un retador con un preocupante pasado personal.

Por su parte, Cedillo reconoció después de la primera ronda de votación que su oficina debe hacer un mejor trabajo al servicio de los votantes, y afirmó haber hecho cambios en su personal en los meses recientes, en pos de lograrlo. Es un buen comienzo, pero no es suficiente.

Cedillo también necesita dar un paso adelante y ser un líder en tratar de resolver la escasez de vivienda. El fracaso de la ciudad para aumentar drásticamente la oferta de opciones asequibles no puede atribuirse enteramente a Cedillo, pero como presidente del Comité de Vivienda del concejo, está en una posición única para guiar la política.

En lugar de no definirse sobre soluciones posibles -incluso mientras la frustración por la gentrificación y el desplazamiento crece en toda la ciudad-, tal como ocurrió con la propuesta de “captura de valor” del concejal Mitch O’Farrell, Cedillo debería liderar el cargo y crear un plan exhaustivo de vivienda asequible para la ciudad.

Cedillo y sus colegas tienen razón al estimular los desarrollos del mercado para aliviar la crisis de la vivienda. Pero tales proyectos deben ser sólo una parte de un enfoque inteligente y abarcador del tema, que el público pueda comprender y que no suceda a expensas de los vecindarios y residentes. Caso contrario, quizás ya no haya una nueva elección ajustada en un futuro.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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