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1,300 millones de comida se desperdician cada año, ¿podemos detenerlo?

En América del Norte, por ejemplo, se pierden o desperdician 650 libras de alimentos por cada hombre, mujer y niño cada año.

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En todo el planeta, más de mil millones de toneladas de alimentos esenciales, nutritivos y que sustentan la vida se desperdician cada año.

Los comen los gorgojos en el África subsahariana y los recolectores los pasan por alto en los arrozales del sudeste asiático. Se arroja a la basura en los restaurantes de América del Norte y, a veces, se pudre en la vid en las granjas de Europa. En la economía actual, puede ser más barato para los agricultores dejar alimentos perfectamente buenos en los campos, que venderlos.

Aproximadamente un tercio de todos los comestibles producidos en la Tierra se desperdician o se pierden en algún lugar, desde la granja hasta nuestros vientres, según un informe de 2011 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés). Eso se traduce en aproximadamente 1,300 millones de toneladas métricas de pérdida de comida por año.

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Y si esa proporción no cambia, la cantidad de alimentos desperdiciados aumentará a 2,1 mil millones de toneladas anuales para 2030, advierten los expertos.

Toda esta comida desperdiciada no es solo un problema ético, también es una cuestión ambiental.

La agricultura representa al menos el 8,4% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en todo el mundo, según la ONU (la producción de carne, lácteos y arroz son los mayores infractores). Actualmente, las emisiones asociadas con los alimentos que se pierden o desperdician suman alrededor de 4,4 gigatoneladas de gases de efecto invernadero por año. Eso significa que si los alimentos no consumidos fueran un país, este sería el tercer emisor de gases de efecto invernadero más grande del mundo, justo después de China y EE.UU.

Para abordar este problema, los miembros de la ONU adoptaron un objetivo a nivel mundial de reducir el desperdicio de alimentos en un 50% para 2030.

Exactamente cómo se logrará ese propósito no fue parte de la conversación. Pero ahora los investigadores tienen un plan de acción global.

En un informe publicado esta semana por el Instituto de Recursos Mundiales, un equipo de expertos que estudian la pérdida y el desperdicio de comida presentan una estrategia que, según dicen, podría lograr la ambiciosa meta de la ONU. Todo lo que se necesita es que casi todos, desde los agricultores hasta los comedores, modifiquen lo que están haciendo ahora. “El problema está disperso en tantos actores, y todos jugamos un papel”, expuso Craig Hanson, quien estudia sistemas alimentarios sostenibles en WRI, una institución de investigación global. “Todos tienen que hacer su parte y seguir adelante. Tiene que ser un enfoque de la cadena completa”.

(Shaffer Grubb / Los Angeles Times)

El porcentaje de alimentos perdidos y desperdiciados es, en última instancia, bastante similar en diferentes regiones del mundo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. En América del Norte, aproximadamente el 35% del total de comestibles producidos nunca es consumido por humanos, junto con el 36% en África subsahariana y el 34% en Europa, América del Sur y Asia industrializada. El sur y el sudeste de Asia son un caso atípico, con solo el 26% de los alimentos totales de la región desperdiciados.

Lo que difiere enormemente entre las regiones es la cantidad de alimentos perdidos per cápita, determinaron los analistas de WRI. En América del Norte, por ejemplo, se pierden o desperdician 650 libras de alimentos por cada hombre, mujer y niño cada año. Eso es más del doble que en el sur y sudeste de Asia, donde se desaprovechan 243 libras -una cantidad comparativamente pequeña- por persona, por año.

Otra fuente de disparidad fue dónde se pierden los alimentos a lo largo de la cadena. En América del Norte, el 58% de la pérdida total ocurre en la etapa de consumo y el 6% durante el almacenamiento y la manipulación. En África subsahariana, solo el 6% ocurre en la fase de consumo, pero el 36% se pierde durante el almacenamiento y la manipulación, según muestran los datos de la FAO.

Eso significa que ninguna intervención única funcionará para todas las regiones del planeta.

Mejorar el acceso a instalaciones de guardado en frío con energía solar y bolsas herméticas de almacenamiento de granos podría reducir radicalmente la cantidad de alimentos perdidos en los países en desarrollo. Sin embargo, en las naciones más ricas, los consumidores deberán ser persuadidos para comprar más frutas y verduras que se vean “imperfectas” pero que estén totalmente aptas para el consumo. También ayudaría que los fabricantes reemplacen las etiquetas con la leyenda “vender hasta” por unas que digan “consumir hasta”.

Eggs in a carton
Reemplazar las etiquetas que dicen “vender hasta” por “consumir hasta” ayudaría a reducir el desperdicio de alimentos en los países ricos, según un nuevo informe
(Don Bartletti / Los Angeles Times)

En lugar de una solución única para resolver la crisis de pérdida y malgaste de alimentos, el nuevo informe propone un sistema simple de tres pasos que, según dicen, se puede implementar en todo el planeta. Lo llaman “objetivo-medida-acción”.

La primera parte de esta estrategia es establecer objetivos claros. Los autores del informe saben que esto es factible porque ya ha ocurrido en países que albergan a aproximadamente la mitad de la población mundial, incluidos Australia, Japón, Noruega, los Emiratos Árabes, Vietnam, China y miembros de las uniones europea y africana. Sumado a ello, los minoristas y fabricantes de alimentos en EE.UU. y otros lugares, incluidos Kroger, Walmart, Wegmans, Kellogg Co. y PepsiCo, se han comprometido a reducir a la mitad la pérdida y el desperdicio de alimentos en sus propias instalaciones para 2030.

Es un buen comienzo. Pero más países tendrán que establecer sus propios objetivos en torno a la pérdida y el desaprovechamiento de alimentos si se alcanza la meta de la ONU para 2030.

“Idealmente dentro de un par de años, el 90% o más del mundo vivirá en un país con un ideal explícito de reducción de desperdicio y pérdida de alimentos”, afirmó Hanson.

Para saber qué tan bien está progresando el mundo hacia esa meta, los gobiernos y las industrias necesitan tener mejores datos sobre la cantidad de comestibles que se desperdician ahora, y en qué parte de la cadena alimentaria están desapareciendo. Esto permitirá a los encargados de formular políticas identificar lo que los autores llaman “puntos críticos” y enfocarse en esos temas directamente.

Muchos países ya han tomado medidas para mejorar sus mediciones de alimentos perdidos y desperdiciados en las últimas dos décadas.

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El Reino Unido ha sido un líder mundial en el tema, y produjo estimaciones de desperdicio de alimentos en todo su territorio para 2007, 2010, 2014, 2015 y 2018. Desde 2015, Estados Unidos estima la pérdida y el desperdicio de alimentos tanto per cápita como en cantidades absolutas. Japón recolecta datos de pérdida y malgaste de alimentos agrícolas desde 2001. Otros países también se están sumando, incluidos Kenia, Arabia Saudita, España, Nueva Zelanda, Zambia y Argentina.

Sin embargo, en última instancia, el objetivo de reducir los alimentos perdidos y desperdiciados en todo el mundo solo se puede lograr con acciones concretas, afirman los autores del informe.

Esto podría parecerse a la política de pago por uso implementada en Corea del Sur en 2013, que exige que los residentes de Seúl paguen por los alimentos que desperdician según su peso.

Los agricultores de América del Norte podrían permitir que organizaciones sin fines de lucro recolecten cultivos no cosechados, que no pueden venderse, y los redistribuyan a despensas de alimentos y comedores populares.

También las empresas de catering podrían hacer un mejor seguimiento de los alimentos que sobran más a menudo, y preparar menos de ellos la próxima vez.

A woman picks oranges
Organizaciones como Food Forward recolectan fruta de los árboles de patios traseros que se habrían desperdiciado, y la entregan a los bancos de alimentos
((Stefano Paltera / para The Times).)

No todos los que estudian la pérdida y el desaprovechamiento de alimentos son optimistas de que el mundo alcanzará el objetivo deseado para 2030. “Muchos gobiernos y empresas prestan atención al tema pero no toman medidas concretas”, consideró Martin Gooch, director ejecutivo de Value Chain Management International, que trabaja en cuestiones de desperdicio de comida.

No obstante, los autores del informe tienen esperanzas. “Casi todo el conocimiento, las tecnologías y las prácticas existen para abordar el objetivo”, aseveró el colaborador Dirk Maier, que estudia ingeniería posterior a las cosechas en la Universidad Estatal de Iowa. “Lo que influirá para lograrlo es, en parte, una voluntad política y el compromiso de nuestras cadenas de suministro económicas para hacer que las cosas funcionen de manera más efectiva y eficiente”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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