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¿Vegano? ¿Abstemio? Esta es la Tijuana perfecta para usted

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Si le dice a sus amigos que hará una escapada a Tijuana, seguramente le preguntarán por qué eligió ese destino.

Cuando le informe a la aseguradora de su automóvil que cruzará la frontera, le preguntarán dónde, por qué y por cuánto tiempo.

Al comentarle a su pareja, él o ella le recordarán que el viaje no es una excusa para ignorarlos, ya que su plan de teléfono cubre toda América del Norte, y que debe colocar un pin de ubicación.

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Pero, haga lo que haga, quizá deba pensarlo dos veces antes de contarle a su madre, después de un reciente informe que publicó Los Angeles Times sobre el aumento de la tasa de homicidios en Tijuana.

Escaparates cerrados, aceras rotas y escaleras oscuras han dado la bienvenida durante años, a los peatones que se dirigen desde la frontera hasta el centro de Tijuana.

Camino a Tijuana

Recluté un compañero de viaje; nunca encontramos ningún problema y, en cambio, disfrutamos de una gastronomía increíble y saludable.

“No te preocupes, empaqué bocadillos”, me dijo él. Los bocadillos, un alimento básico para los viajes por carretera, no fueron lo más importante -aunque sí apreciados- durante un recorrido de menos de 200 millas de ida y vuelta.

En camino a Tijuana me tomó un momento entender por qué eso estaba en su lista de “preocupaciones”, hasta que comprendí: él es vegano (genial), no bebe alcohol (está bien), y teníamos la vista puesta en una ciudad conocida como “Las Vegas antes de que Las Vegas fuera Las Vegas”. Ah, una excelente elección de compañero de viaje, pensé.

Muchos de los que mantienen una dieta vegana por razones éticas encuentran que ello se filtra en aspectos de sus vidas más allá de lo que comen. La idea: existir en un espacio que haga el menor daño a los animales, los humanos y el medio ambiente.

Tomé un trozo de cecina (jerky) vegana de una bolsa reutilizable y me pregunté: ¿Realmente podremos encontrar suficiente cocina libre de crueldad para mi compañero?

Prepárese para tiempos de espera más largos de lo habitual en el cruce fronterizo entre San Ysidro y Tijuana tras la llegada de la caravana de migrantes el 25 de noviembre.

En ese momento, lo único que temía era morir, pero del aburrimiento. Entonces, mientras más pensaba sobre su estilo de vida, más me di cuenta de que precisamente era el lado sobrio y vegano de Tijuana lo que necesitaba experimentar en ese momento.

Ser verde es fácil

Soy una pésima planificadora, y una compañera de viaje aún peor. No tengo licencia de conducir. Soy sumamente vaga y me gusta lo barato. Pero también soy el tipo de viajera que busca sumergirse por completo en la cultura del lugar, comprar en tiendas familiares y comer en restaurantes que habrían hecho que Anthony Bourdain se estremeciera.

Escondido a pocas cuadras de la arteria principal de Tijuana, un antiguo almacén se ha convertido en un punto de referencia cultural para los hombres más a la moda de la ciudad.

Ser vegano es comprender la disposición de la tierra con anticipación, si usted -a diferencia de mí- es un buen planificador. Hay que recordar lo básico: el mole (hecho con chiles, tomatillos, frutos secos, azúcar, especias, nueces y tortillas) es una opción segura. El pozole (estofado mexicano) puede ser vegano si se hace con caldo de verduras.

Afortunadamente, mi compañero de viaje es responsable e ingenioso y también descubrió que su seguro de automóvil cubría hasta 30 millas en México sin comprar un plan adicional.

Llegamos a la frontera después del atardecer, el sábado por la noche, lo cual fue una introducción sorprendente a una ciudad de deslumbrantes luces esparcidas por las colinas, hasta donde llegaba la vista. Cuando recuperé el aliento, ya habíamos pasado la seguridad -saludamos a los guardias sin que revisaran nuestros documentos- e íbamos camino al hotel.

Nuestro elegante Airbnb junto a la playa fue cancelado debido a las inundaciones, por lo cual terminamos en el Holiday Inn Tijuana Zona Río. A veces, uno necesita ajustarse en lugar de girar sobre sus talones.

Utilicé el Wi-Fi gratuito para buscar restaurantes y actividades -sin carne, queso y cervezas- para completar nuestro itinerario. Terminamos temprano esa noche, a pesar del atractivo de los clubes. Ya había tenido mi cuota de luces intermitentes en Tijuana.

Todo menos la playa

En Tijuana, como en gran parte de México, el catolicismo es predominante. En ese reciente domingo por la mañana, la ciudad ciertamente no tenía sueño. Los autos giraban en las glorietas y no faltaban las tiendas abiertas de venta minorista, pero con cierto conocimiento del lugar, parecía que mucha gente estaba en la iglesia.

Aprovechamos esto como una oportunidad para ingresar al Mercado Hidalgo -estacionar dentro del lugar, con forma de U, puede resultar imposible- para tener una idea de las especialidades locales, como la jamaica (flores de hibisco secas), la moringa (un superalimento popular), el maíz morado y azul, y más de 10 variedades de chiles. Los mercados bulliciosos como este tienden a tener una gran cantidad de carne cruda y pescado picante, pero el Mercado Hidalgo fue leve en ese sentido.

En el camino a Playas de Tijuana nos detuvimos en Cocina del Sr. Conejo para comer tacos de ‘pescado’ (en realidad hechos de tofu frito) envueltos en algas, pozole y ceviche de coco. Comimos unos cuantos bocados de más (el restaurante completamente vegano no utiliza envases de un sólo uso) y salimos de allí para admirar los grafitis de los artistas y los letreros pintados a mano a lo largo del paseo marítimo.

También me detuve para comprar un coco solo para llevar en Mariscos Colima, donde un hombre con un machete sacó la pulpa de la fruta (luego preparó el trago con un poco de limón y una pizca de especias), y me entregó el jugo escurrido en una bolsa con un popote.

Leí detenidamente la receta de los hotcakes veganos de Huerto Urbano Orgánico con queso mascarpone y un latte de mazapán, y pensé en comprar para almacenar harina sin gluten, miel de agave, mantequilla de cacao y otros alimentos básicos asequibles que me dejarían en la ruina en Los Ángeles.

Sin carne ni cervezas

La Avenida Revolución no es tan anarquista como parece. Es el centro turístico de Tijuana -formado, en parte, durante la era de la prohibición de alcohol, cuando la popularidad de la ciudad despegó gracias a los alborotadores estadounidenses-, que luce algo atascado en el tiempo.

El centro peatonal alberga el deli Gardeno (volveré por el bagel vegano de salmón y el pastel de queso), el histórico Hotel Caesar’s (donde se inventó la ensalada homónima) y el Container Coffee Roaster, que prepara el café de cinco maneras: V0, AeroPress, Chemex, cafetera a sifón y francesa.

Junto a esta cafetería hipster se encuentra Doratto, una tienda de ropa nueva y vintage repleta de obras de diseñadores locales. Al otro lado de la calle, vi el Cine Tonalá, una sala, restaurante y sitio de comedia que ofrece una buena vista desde la azotea. La cercana Casa Cacao es un gran sitio para pedir un mole encima de un tamal de acelga y pedirle al dueño una gordita vegana.

También en su lista de esa zona debe estar Telefónica Gastro Park, que cuenta con camiones de comida como Taquería Veggie (vea las tostadas de cueritos y el queso de coco, aunque las cebollitas se roban el espectáculo), una cervecería artesanal con tres kombuchas de barril, y el Centro Cultural Tijuana casi demasiado amigable para los niños y muy amable con los angloparlantes.

Si lo suyo son los cigarros cubanos (algunos no creen que el tabaco sea vegano), Casa del Habano es su lugar.

Mientras regresábamos, revisé online el tráfico fronterizo y esperé pacientemente nuestra llegada a Estados Unidos en un lunes por la noche, el trámite de aduanas tardó unas dos horas. Mi compañero de viaje le dio el último de sus pesos a dos niños que intercambiaban trucos de magia por dinero en efectivo.

Si viaja a Tijuana, haga lo que haga, dígale a su madre, e invítela. Cuéntele que el hipsterismo es la crisis más notable en este acogedor pueblo fronterizo. Y dígale que yo lo envié allí.

Dónde ir

La mejor ruta a Tijuana

La Interestatal 805 sur, hacia el puerto de entrada de San Ysidro o el puente peatonal Cross Border Xpress en el aeropuerto de Tijuana (ambos abiertos las 24 horas). Verifique los tiempos de espera en vivo de forma online.

Dónde alojarse

Hotel Caesars, 1079 Avenida Revolución, Tijuana. Hogar de la famosa ensalada César. Habitaciones dobles desde $50 la noche, en el distrito histórico.

Holiday Inn Tijuana Zona Río, 18818 Paseo de los Héroes, Tijuana. Habitaciones dobles desde $95 por noche. Estacionamiento de autoservicio gratuito y bien iluminado, en el lugar. Suites limpias que incluyen caja fuerte.

Dónde comer

Casa Cacao, 8172 Calle Benito Juárez 2da, Tijuana. Restaurante oaxaqueño con opciones veganas, con un espacio comercial enfrente. Dos platos (tamal y gorditas) por $7.

Cocina del Sr. Conejo, 1115 Calle Pedregal, Tijuana. Cafetería completamente vegana, con libros y una boutique ecológica. Almuerzo para dos por $18.

Telefónica Gastro Park, 8860 Boulevard Agua Caliente, Tijuana. Parque gastronómico con espacio interior/exterior con camiones de comida y una cervecería artesanal de kombucha. Cena para dos $13.

Gardeno, 1501 Avenida C Niños Héroes, Tijuana. Elegante tienda de delicatessen y cafetería a base de plantas, que sirve sándwiches, bagels y tostadas con una pequeña selección de comestibles y artículos para el hogar. Almuerzo para dos $12.

Dónde beber

Container Coffee Roaster, 1348 Avenida Revolución, Tijuana. Oferta artesanal y granos disponibles para comprar. $2-$4 por taza.

Mariscos Colima, 487 Avenida del Pacífico,Tijuana.

Restaurante en la playa del lado oeste; se puede comprar cocos enteros para llevar. $2- $3 por coco.

Casa del Habano, 1115 Avenida Revolución, Tijuana.

Tienda de cigarros cubanos, con bar de expreso dentro de la sala de fumadores.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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