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La lucha por colgar el cartel de No fumar en las playas de Florida

La lucha por colgar el cartel de No fumar en las playas de Florida
Fotografía de archivo fechada el 27 de agosto de 2021 de una playa frente al faro de Key Biscayne, en Miami (Estados Unidos). EFE/ Ana Ana Mengotti
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Abundantes y bellas, las playas le han dado fama a Florida en todo el mundo, pero el estado del sol se está quedando atrás a la hora de impedir que el humo y los filtros de cigarrillos empañen su atractivo, según coinciden activistas anti-tabaco y especialistas en marketing turístico.

En estados como Hawai y California, famosos también por sus playas, hace tiempo que no se puede fumar en esos espacios naturales, pero en Florida un tímido intento por legislar en ese sentido quedó bloqueado el año pasado y se teme que pase lo mismo con un proyecto de ley presentado ahora en el Congreso estatal.

Los que defienden la conveniencia del proyecto alegan razones sanitarias -el humo del tabaco es perjudicial para la salud-, ecológicas -los filtros y colillas son un desecho tóxico y contaminante- y turísticas -la limpieza de la arena es uno de los mayores atractivos de una playa- para reclamar su aprobación.

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EL PODER DEL TABACO

Sin embargo, el ingeniero civil John Michael Pierobon, un activista de la organización Tobacco Free Partnership en el sur de Florida que ha hecho campaña en favor del proyecto de ley HB-105, no cree que el próximo verano habrá un cartel de “No fumar” en las playas, según dice en una entrevista con Efe.

Cuando se le pregunta por qué piensa así, menciona el poder que la industria del tabaco tiene en la política, no solo en Florida.

Stephen Leatherman, conocido como “Dr. Beach” por elaborar una lista anual de las mejores playas de Estados Unidos, no ha perdido del todo la esperanza, aunque apunta que Florida es un estado grande y es siempre difícil poner de acuerdo a sus diferentes zonas.

“Aunque amo la libertad más que ninguna otra cosa, no veo razón alguna para seguir permitiendo fumar en una playa”, dice a Efe.

“Dr. Beach”, vinculado a la Florida International University (FIU), no cree que colocar ceniceros u obligar a que quien fuma se lleve los restos de sus cigarrillos cuando abandone la playa sean soluciones efectivas.

El proyecto de ley HB-105, presentado por el legislador Randy Fine, no prohíbe directamente fumar en playas y parques públicos, pero les da a las autoridades locales la capacidad de hacerlo, algo que por ahora está reservado a las autoridades del estado.

Es un proyecto “débil”, pero aún así puede quedar bloqueado, dice Pierobon, quien si pudiera erradicaría el tabaco de la tierra.

La propuesta acaba de pasar con éxito su primera votación en un comité del Congreso de Florida, con 17 votos a favor y uno en contra, pero debe ser aprobada en otros dos antes de llegar a las cámaras.

Aparte hay un proyecto de ley (SB 224) con la misma intención en el Senado estatal promovido por el también republicano Joe Gruters.

“Queda mucho pan por rebanar”, dice Pierobon, que hace gala de un español con acento peruano y expresiones castizas como esta.

PLAYAS COMO GRANDES CENICEROS

Pierobon ha viajado por todo el mundo y dice conocer los gustos de los turistas actuales. El humo de segunda mano y las colillas en la arena de una playa no son algo placentero, por eso piensa que Florida le está dando ventaja a otros lugares playeros de EE.UU. y del mundo.

“Si en Disney World no se permite fumar en ningún sitio es porque eso es bueno para el negocio”, asevera para, a continuación, opinar que unas políticas anti-tabaco más duras le darían a España más turistas.

A su juicio, es una contradicción que un país con unos baños públicos que llaman la atención por su limpieza se arrojen tantas colillas en las calles y playas.

La última vez que una encuestadora (Republic Polling) preguntó a los floridanos si votarían a favor de que los parques estatales y la playas fueran “zonas libres de humo” (en 2015), un 60 % respondió afirmativamente, dice.

Un tercio de toda la basura que se recoge en las playas y parques de Estados Unidos son restos de cigarrillos, según organizaciones como Keep America Beautiful.

No solo son un peligro para los niños pequeños que se llevan cualquier cosa a la boca, también para los animales y para el mar, donde acaba gran parte de los miles de millones de restos de cigarrillos que se producen en el mundo, arrastrados por el viento o por la corriente de arroyos y ríos y también por las mareas que bañan las playas, dice el activista.

Un especialista en limpieza de manglares y playas, Andrew Otazo, que lleva años dedicado a realizar esa tarea en Miami junto a voluntarios, dice a Efe que encuentra filtros de cigarrillos por todos lados.

Y no es de extrañar. La Organización Mundial de la Salud calcula que hay unos 1.300 millones de fumadores en el mundo. Si cada uno fuma aunque sea un solo cigarrillo al día, son 1.300 millones de filtros y restos de papel y tabaco que se acumulan a diario.

Los filtros, que contienen una variedad de químicos, algunos tóxicos, no son biodegradables y tardan años en desintegrarse.

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