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Heroínas desconocidas salvan doctores y enfermeros del coronavirus una puntada a la vez

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Desde que amanece hasta que anochece, estas heroínas desconocidas tienen una sola tarea; proveer cubrebocas a todo médico y doctor que atiende a pacientes del coronavirus.

Lo que empezó como un círculo de menos de 10 amistades en Facebook ahora cuenta con más de 1,200 voluntarios hombres y mujeres costureros que crean cubrebocas para los profesionales de la salud en el sur de California.

En tan solo tres semanas el grupo de Facebook Stitched Together se ha convertido en héroe de muchos en la línea de riesgo al donar más de 1,000 mascarillas cosidas a mano o máquina para diferentes organizaciones y hospitales.

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Mientras los pedidos llegan, el grupo se reparte el trabajo, así como se reparten tela si alguien se queda sin fabrica.

La histeria por la propagación del COVID19 y el aviso de una pandemia, lanzaron a muchos a comprar las mascaras en todo el país. Ahora, este accesorio crucial es difíciles de obtener para los trabajadores de la salud a tal grado que los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) ahora les permiten usar pañuelos o máscaras caseras para cubrirse la boca si no cuentan con el producto.

Mallory Morgan, de 24 años, y su madre la señora Rebecca crearon el grupo de Facebook, pero nunca pensaron que el trabajo de un puñado de amistades se multiplicaría cuando revelaron lo que hacían.

“Empezamos a escuchar las noticias y el problema creciente de la falta de mascarilla para los profesionales y la comunidad… en ese momento pensamos que era buena idea hacer este objeto de necesidad en el hogar y con tela que no usamos”, sostiene Mallory.

“Comenzamos la idea con las amistades y al pasar los días mas gente se ha unido a la misión. En realidad, estamos sorprendidas del trabajo en conjunto, pero no me sorprende que en estos tiempos difíciles haya gente que quiera ayudar de una u otra forma a los que se exponen allá afuera al coronavirus mientras salvan vidas”, sostiene.

La joven no exagera, enfermeras en todo el todo el país reciben instrucciones de reutilizar las máscaras desinfectándolas con alcohol o lisol mientras los hospitales piden donaciones.

Mallory, quien trabaja para una compañía de películas como gerente de eventos en Los Ángeles, comparte que el grupo de costura ha donado mascarillas al Departamento de Bomberos del Condado de Los Ángeles, los centros médicos para veteranos en Long Beach y el oeste de Los Ángeles, PIH Health Hospital Whittier, la Policía de Rancho Cucamonga y la organización sin fines de lucro Meals on Wheels, entre otros.

“Por ahora no estoy trabando, pero definitivamente esto nos mantiene ocupadas a mi madre y a mí. Yo ayudo en los pedidos y la logística, y mi mamá cose”, dice la joven.

Mallory sostiene que de hecho trabajan turnos más largos que un empleo regular. De 7:30 de la mañana a 9 de la noche la labor es critica entre contestar correos de pedidos, uniendo a los que necesitan el producto con los que ya lo tienen listo para enviar y asegurándose que todos tienen tela para trabajar.

La joven empezó a sentirse físicamente débil desde el pasado 23 de marzo; con malestar de garganta, tos seca, dolor de cuerpo y dolor de cabeza.¡

“Lo que nos mantiene activas es escuchar las historias de profesionales que necesitan los cubrebocas, de gente que está luchando contra la enfermedad del COVID19 y lo desesperados que están… Y cuando escuchamos estas historias, nos rompen el corazón, pero sabemos que tenemos que hacer algo”, señala.

Las solicitudes llegan en la página de Facebook de los grupos que experimentan escasez, también llegan del público en general que busca proteger a la familia, y nadie es ignorado.

Rebecca, madre de Mallory, una representante farmacéutica apasionada por la costura señala “que crear un proyecto de asistencia fue su meta tras ver un artículo sobre la escasez de cubrebocas en CNN”, pero al igual a su hija nunca pensó lo mucho que crecería el proyecto.

De hecho, Rebecca empezó a cocer los cubrebocas para amistades y profesionales que conocía en su rubro, a quienes les preguntaba si necesitaba la ayuda.

Unos 20 días después de haber creado el grupo, Rebecca tarda 15 minutos en hacer un cubrebocas médico usando tela de algodón resistente, algo que vio en diferentes tutorías de sitios web.

Para las creadoras del grupo, hacer los cubrebocas no tiene nada de heroísmo, es solo una forma de ayudar mientras están en caso y a la misma vez una manera de conectarse con otras personas y conectar a otros.

“Hay mucha gente que tienen estás telas increíbles y equipo que no han usado en mucho tiempo. Los que pueden contribuir se unen a una causa que salva a todos los profesionales que nos están salvando la vida”, dice Mallory.

Madre e hija están agradecidas con toda la gente que se uno al grupo día a día, y le piden a la comunidad que siga enviando sus pedidos, así como invitan a los californianos con niños, embarazadas, y familias de la tercera edad que pidan su cubrebocas.

Mallory y Rebecca no son las únicas en hacer donaciones, a lo largo y ancho de la nación, voluntarios forman sus grupos de costura para compartir el trabajo, ideas y patrones, así como otros comparten tutoriales de cómo hacer los cubrebocas.

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