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Entre el desempleo y una amenaza de recesión, restauranteros hacen malabares para salir a flote en L.A.

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La economía de Los Ángeles comenzará a moverse nuevamente después de que se habilitara que más negocios atiendan al público; aunque esa autorización es positiva, el escenario para la industria de alimentos no es muy alentadora y algunos empresarios consideran que lo peor está por verse.

Casi desde que el alcalde Éric Garcetti anunció que los restaurantes podían servir alimentos en las mesas, el empresario salvadoreño Tito Rivera habilitó el servicio a los clientes de Viztango Café, negocio ubicado en las inmediaciones de la Universidad del Sur de California (USC).

“Desde ayer abrimos, ya estábamos listos”, dijo en entrevista con Los Angeles Times en Español.

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Rivera detalló que se redujo la capacidad de mesas al 60%, han colocado un vidrio para separar una mesa de la otra. Entre el viernes y el sábado, asegura que solo un grupo de tres personas ha pedido comida para consumirla en el local. “No espero en este mes un gran aumento”, indicó.

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A juicio del empresario, la población tiene desconfianza de ir a comer en un restaurante. Desde que se implementaron las restricciones, su negocio potenció el servicio para llevar y ha tratado de reinventarse. A pesar de que su especialidad son las pastas, ahora ofrece otros platillos para llegar a otro público.

“Hemos elaborado un menú que incluye burritos, hot dogs y enchiladas para eventos; hemos tenido que reinventarnos”, aseveró Rivera.

Sin embargo, este empresario sostiene que no a todos les ha ido bien con esta pandemia. En la plaza en donde se encuentra su negocio, al menos tres establecimientos que venden alimentos han tenido que cerrar.

“No lo veo alentador”, reconoció.

Esta semana, Los Angeles County Business Federation (BizFed) reveló que de una encuesta entre 722 propietarios de restaurantes, bares, manufactura y venta minorista, más del 50% de ellos confirmaron que han despedido o suspendido trabajadores, y solo el 52% planea recuperar esos puestos.

Brenda Oropeza entrega una orden de comida para llevar cuando los comensales regresan al restaurante Saffron Thai.
(Sam Hodgson / The San Diego Union-Tribune)

La empresaria Norma Cruz, originaria de México, tiene 20 empleados en el restaurante Mariscos Guadalajara, en Panorama City. A raíz de la pandemia, asegura que sus ventas bajaron en un 80%, ya que la principal fuente de ingreso era nocturno, con entretenimiento en vivo y karaoke.

“Se descansaron 18 trabajadores”, aseguró la oriunda de Veracruz.

Ahora que tiene el aval para servir comida en su local, se prepara para abrir el negocio la próxima semana. Antes, el restaurante se cerraba a la 1 de la madrugada, la idea es que en principio se cierre a las 10 de la noche. “Vamos a extender los horarios conforme lo vaya pidiendo la clientela”, dijo.

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Este sábado, Cruz se encontraba acomodando mesas siguiendo los protocolos de salud y ya está preparando una reunión con los empleados, en donde les orientará sobre las medidas a seguir.

Por el momento, no sabe a cuántos trabajadores les dará empleo, pero sí está segura que no tendrán las mismas horas laborales.

“Tengo muchas amistades de negocios que tuvieron que cerrar y ya no van a abrir”, reconoció la empresaria.

“Vamos a tratar de levantarnos, pero no sabemos qué va a pasar”, manifestó Cruz, al reconocer que la pandemia ha golpeado fuerte a diferentes industrias. “La gente está sin empleo y no pueden darse el gusto de salir a comer”, agregó.

En abril, en todo Estados Unidos se perdieron 20.5 millones de empleos, lo que elevó la tasa de desempleo nacional al 14.7%, la más alta desde la década de 1940. A nivel de Los Ángeles, el alcalde Éric Garcetti informó que en febrero el desempleo era del 4.7% elevándose al 24% a principios de mayo.

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Según la encuesta de BizFed Los Ángeles, el 80% de las empresas encuestadas se sientes listas para reabrir, pero los retos son enormes.

“Los dueños de negocios tienen serias preocupaciones acerca de poder reconectarse con los clientes y abordar el impacto de los cambios en el comportamiento del gasto del consumidor”, dijo Mark Wilbur, expresidente de esa gremial que aglutina a 400 mil empleadores en todo el condado de Los Ángeles.

“El gobierno debe actuar ahora y no hacer más daño mientras buscamos reabrir y revitalizar nuestra economía”, agregó Wilbur en un comunicado, señalando que el 55% de los empresarios afirman que los funcionarios estatales y locales no han hecho lo suficiente para proteger a los negocios.

Salgan a apoyar los negocios que han estado con la comunidad, porque se van a generar empleos; mientras más nos apoyemos entre sí, más rápido vamos a salir de esto

— Norma Cruz, propietaria de Mariscos Guadalajara, en Panorama City

El empresario Rivera, por su parte, asegura que en la primera semana en que se implementó la orden de quedarse en casa, le redujo el 50% de las horas a sus 12 empleados. Una semana después, los pudo llamar a tiempo completo, gracias a una empresa que les ha contratado para servicio a domicilio.

“Nos cayó como agua de mayo”, dijo el propietario de Viztango Café en referencia a una compañía de 175 empleados a la que le proveen alimentos desde hace tres meses.

El escenario que se viene es complicado, sostiene Rivera. Este empresario considera que los consumidores tendrán la confianza para ir a comer a un restaurante hasta que haya una vacuna.

“Lo peor está por venir”, manifestó el negociante. “Este es el principio de la recesión, quien no esté preparado va a tener que cerrar”, señaló Rivera.

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En opinión de Carlos Galván, vicepresidente de supermercados La Amapola, la pandemia está empujando a diferentes empresas a robustecer la entrega a domicilio y a buscar otras formas de hacer negocios.

La Amapola tuvo que cerrar desde marzo la sucursal en West Covina, debido a que se encontraba en un centro comercial. De los 60 empleados en esa tienda, solo pudieron acomodar a unos 15 trabajadores. El próximo 5 de junio reabrirán ese local.

“Las cosas no van a seguir igual a como estábamos acostumbrados”, aseguró el empresario de la cadena de supermercados, que cuenta con cuatro locales en donde dan empleo a 340 personas.

En el actual contexto, Galván plantea que cada empresario tendrá que ajustarse a los nuevos tiempos y responder con creatividad a lo que se venga, puede ser una recesión, una segunda ola de contagios por coronavirus u otro tipo de pandemia.

“Recesiones siempre han ocurrido, son ciclos de la economía que no se pueden evitar”, afirmó.

“Si se cierra una puerta, pero otra se abre”, añadió Galván.

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En las últimas semanas, la empresaria Norma Cruz tuvo que sumarse como una empleada más en su negocio. Este sábado, realizaba los ajustes necesarios para reabrir su restaurante. En principio, considera que Mariscos Guadalajara estará listo para recibir a sus comensales este lunes 1 de junio.

Según esta empresaria veracruzana, la economía se rehabilitará pero será con la ayuda de todos.

“Salgan a apoyar los negocios que han estado con la comunidad, porque se van a generar empleos; mientras más nos apoyemos entre sí, más rápido vamos a salir de esto”, concluyó Cruz.

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