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Enormes protestas en el centro de Los Ángeles apuntan a la fiscal general del condado; otras se concentran en el sur

Marcus Owen, with bullhorn, outside Los Angeles City Hall
Marcus Owen, con megáfono, lidera una protesta por George Floyd mientras cientos de manifestantes se reúnen afuera del Ayuntamiento de Los Ángeles.
(Robert Gauthier / Los Angeles Times)
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Más manifestaciones pacíficas ocurrieron en el Sur de California el miércoles, con miles de personas convergiendo en el centro cívico de Los Ángeles para protestar contra la fiscal del condado Jackie Lacey.

La protesta en el centro fue la mayor de las numerosas marchas para expresar su indignación ante la brutalidad policial y el asesinato de George Floyd. Hubo manifestaciones en Hollywood, Whittier, Hancock Park, Long Beach, West Hollywood y Newport Beach.

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Lacey ha sido durante mucho tiempo el blanco de algunos activistas, quienes la han criticado por no procesar a más policías por mala conducta. Está cubierta bajo una segunda vuelta para la reelección.

Miles estaban parados en Grand Park frente al tribunal penal.

En West Hollywood, el manifestante Nick Atkinson dijo: “Estoy muy molesto”.

En repetidas ocasiones gritó a los agentes del sheriff que estaban presentes que deberían usar mascarillas, arrodillarse y rendir cuentas por sus acciones.

Expuso que ha vivido 20 años en Los Ángeles y quería protestar públicamente para dejar en claro que el asesinato de hombres y mujeres negros está mal.

“¿Dónde están sus mascarillas? ¿Por qué no las llevan? A todos se les paga para servirnos y protegernos”, gritó. “¿Dónde están sus mascarillas?”

Para Gale Oliver Jr., pastor de la Greater Light Family Church en Santa Ana, una protesta contra el racismo y la brutalidad policial en uno de los enclaves más ricos del condado de Orange es una señal de estos tiempos.

“Es una bendición que esto esté sucediendo en Newport Beach”, dijo Oliver, quien es negro. “Con ello me refiero a que si esto está pasando en Newport Beach, supongo que Estados Unidos finalmente está escuchando”.

Oliver comentó que los pastores en Santa Ana comenzaron a reunirse regularmente con los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley del condado de Orange hace unos cinco años con la esperanza de terminar con la “vigilancia desde el punto de vista de que están bajo ataque”. He visto progresos, pero aún queda mucho por hacer, señaló, aquí y en todo el país.

“Dos hombres han dicho: ‘No puedo respirar’. Uno lo mencionó ocho veces, otro 11”, destacó Oliver, refiriéndose a las muertes de Floyd y Eric Garner, que murió mientras era detenido por la policía en la ciudad de Nueva York.

“No puedo respirar, lo que eso realmente significa es que hay cosas que te asfixiarán. El racismo y el odio te sofocarán”.

Kyle Scallon, de 21 años, acudió el miércoles para protestar no sólo por la muerte de Floyd, sino por un enfoque discriminatorio que cree que la policía en el condado de Orange ha practicado durante demasiado tiempo.

La segunda ciudad más poblada de EE.UU pone tono tranquilo a las manifestaciones luego de escenas de tensión, saqueos y enfrentamientos

Mientras conduce en su ciudad natal de Mission Viejo y en otras partes del condado, relató Scallon, los agentes lo detienen con la intención de interrogar a su novia, quien es criolla.

“Me piden mi licencia”, dijo, “y le preguntan dónde vive, a dónde va, qué está haciendo en el automóvil”. Según su experiencia, señaló Scallon, la visión prejuiciosa de la policía es asumir que las personas de color está haciendo algo mal, sin importar las circunstancias del encuentro.

“Estoy aquí porque sólo quiero que los policías se den cuenta de que no todos son malos”, comentó, de pie junto a un grupo de manifestantes en la esquina de MacArthur Boulevard y Pacific Coast Highway. “Se ha convertido en el sistema, pero necesitan comprender que no todos los que conocen son malos”.

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