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Calaverita o Trick or Treat… Halloween y Día de Muertos será triste para muchos niños como para mí lo fue alguna vez

Las actividades para los menores durantes las celebraciones son opciones de los padres.
Las actividades para los menores durantes las celebraciones son opciones de los padres.
(Michael Owen Baker/For The Times)
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En el Día los Muertos, que se celebra dos días en México, los niños no piden dulces como se acostumbra en Halloween, los niños salen a pedir la famosa “calaverita”.

Ya en bolsas de papel estraza, tela, o si tienes más dinero, una calabaza plástica de la tienda, es suficiente para estirar la mano y decir: “¿Me da mi calaverita?”. Momento en el que los adultos pueden darle dinero al niño o simplemente decirles que no.

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En lo personal a mí nunca me dejaron mis padres pedir calaverita en México. Ellos creían que la ocasión se daba para que algún robachicos me pudiera llevar o a que los vecinos creyeran que mi familia no tenía dinero. Ahora no puedo ni imaginar a millones de niños sin poder salir a pedir calaverita o dulces debido a la pandemia del coronavirus, pero definitivamente hay muchas cosas que los padres puede hacer para verlos contentos.

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Recuerdo pedirle a mis padres permiso cada año para que me dejaran salir a pedir mi calaverita. La respuesta de mi mamá: “Pregúntale a tu padre”. La respuesta de mi papá: “Pregúntale a tu madre”. Al final, ambos terminaban viéndose, volteaban a verme y decían que no.

Yo me quedaba algunas veces llorando, en otra enojada, hubo tal vez la ocasión en que no me importó y hubo estancias en las que me escape de la casa para pedir calaverita a escondidas.

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Había gente quien me daba dinero, algunos otros me decían que no molestara e inclusive hubo aquellos adultos que se rieron de mis bolsas en las que pedía dinero, pero no me importaba. Lo importante era pedir.

No recuerdo qué edades tenía en las que me pude escapar, pero sabía que debía de pedir dinero en calles que tuvieran luz. Mis blancos principales eran las señoras y las personas de la tercera edad porque pensaba que ellos eran buena gente y no me lastimarían.

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El salir a la calle a escondidas era un grave delito en mi hogar. Sabía que me enfrentaba a los golpes o los regaños. Puedo decir que no recuerdo que me hayan descubierto en la calle, y que ponía mi dinero en mis calcetines o zapatos para que nadie viera que había acumulado unos cuantos pesos al llegar a mi hogar.

Cuando de plano mi mamá no se separaba de mí, recuerdo que ella misma me daba algún tipo de dulce para compensar mi tristeza, e inclusive, llegaba a hacer algún tipo de comida que me gustara, o me hacía parte de su pequeño ritual de poner una ofrenda sencilla en el hogar para recordar a sus muertos.

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Puedo afirmar que los días que no pedí calaverita también tenía una sonrisa porque al menos mi mamá trataba de hacerme esa noche más amena.

Algunas veces regreso a esos tiempos donde recuerdo que era muy sobreprotegida, pero comprendo que mis padres lo hacían por amor a su manera. Hoy en día, en Día de Muertos, mi mayor y mejor actividad es crear el altar y divertirme adornándolo. No puedo pedir dulces, pero puedo disfrazarme.

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En estos tiempos de pandemia muchos niños no podrán salir a la calle o realizar actividades escolares, pero es posible que los padres puedan hacerles ese día más agradable y al mismo tiempo hacer tiempo de calidad con ellos.

*Puede crear el altar junto con ellos y dejarles que echen a volar su imaginación.

*Puede comprar el material y hacer flores o esqueletos de papel con el sin número de tutoriales en YouTube.

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*Puede crear usted mismo un disfraz con lo que tenga y hacer a sus hijos partícipes de esto.

*Pueden preparar juntos galletas, pasteles, crepas o pancakes alusivos a Halloween o Día de Muertos.

*Puede recrear su calaverita escondiendo monedas o billetes en toda la casa, y hacer que los niños los encuentren.

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*Leer historias ligeras de fantasmas, sentarse a ver la película que ellos escojan en la noche.

*Es posible llevarlos al parque disfrazados y hacer que ahí encuentren dulces o dinero respetando la distancia entre otros.

*Ponerle la cara a la calabaza.

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