El Sur de California está experimentando muertes récord por COVID-19 y no hay signos de que vayan a disminuir
SAN FRANCISCO — Las muertes por COVID-19 en California están alcanzando niveles récord esta semana, una señal sombría de cómo incluso los avances en la atención médica y un grupo demográfico más joven de los infectados no pueden competir con la implacable propagación del coronavirus.
El Sur de California y el Valle Central son, con mucho, los mayores contribuyentes del estado al total de decesos en la última semana.
De las casi 950 muertes reportadas en California en la última semana, un análisis del Times muestra que se reportaron más de 300 defunciones en el condado de Los Ángeles, seguidas de casi 80 en el condado de San Bernardino, aproximadamente 70 en los condados de Riverside y San Diego y casi 60 en el condado de Orange.
Las muertes también estaban aumentando en el Norte de California, pero no como el número visto en la parte del sur.
California rompió esta semana su récord de un solo día de muertes por COVID-19: 219 el martes. El estado promedió 146 nuevos decesos diarios durante la última semana, un nuevo récord histórico, según el análisis del Times.
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Los funcionarios de salud prevén que las muertes sigan aumentando en las próximas semanas, ya que es evidente que muchas personas se infectaron durante las vacaciones de Acción de Gracias.
El coronavirus ahora está infectando principalmente a adultos más jóvenes. Pero una vez que el virus se propaga a las personas mayores, las de 50 años o más, la probabilidad de muerte es mucho mayor.
Hace solo unas semanas, la probabilidad de contraer COVID-19 era relativamente rara, como la posibilidad de empaparse mientras cenaba afuera cuando solo hay una llovizna, expuso el Dr. Robert Kim-Farley, epidemiólogo médico y experto en enfermedades infecciosas de la UCLA Escuela Fielding de Salud Pública. Ahora, el virus está tan extendido que la situación se parece más a una fuerte tormenta.
“Siendo un aguacero, porque toda la comunidad tiene una transmisión generalizada, si vas a estar afuera, te vas a mojar. Podrías contraer el virus”, dijo Kim-Farley.
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En California, hubo cierto optimismo a principios de este otoño de que incluso con otro aumento repentino, las muertes podrían permanecer bajo control porque los médicos han mejorado en el tratamiento de pacientes con COVID-19 y ha habido menos propagación en instituciones como los hogares de ancianos.
Y tal vez la gente se había acostumbrado a usar mascarilla y mantenerse físicamente distante hasta que llegara una vacuna, esperaban los funcionarios de salud.
“Con toda honestidad, nunca esperábamos ni deseamos estar en una situación como en la que nos encontramos y menos en esta época del año”, dijo el Dr. Muntu Davis, oficial de salud del condado de Los Ángeles a mediados de noviembre. “Realmente esperábamos que... para esta época del año, en noviembre, pudiéramos volver a abrir nuestras escuelas”.
Es cierto que un paciente que ingresa a un hospital probablemente ahora tiene más posibilidades de sobrevivir que al principio de la pandemia. Los médicos han aprendido, cuando es posible, a evitar colocar a los pacientes en ventiladores mecánicos y a utilizar formas alternativas de llevar más oxígeno al torrente sanguíneo; colocar a las personas boca abajo para facilitarles la respiración y administrarles tratamientos con esteroides.
Pero el COVID-19 está en este momento tan extendido que la probabilidad general de infectarse y, por lo tanto, ser uno del 12% desafortunado que necesita hospitalización es ahora peor que nunca.
“Cuanta más transmisión tenga, más personas terminarán en el hospital y... más muertes vamos a presenciar”, dijo la directora de salud pública del condado de Los Ángeles, Bárbara Ferrer.
Ahora está claro que algunos californianos están cansados de usar mascarilla y mantenerse físicamente distantes, preparando el escenario para un terrible brote otoñal de enfermedades.
“Este es el aumento que todos pronosticábamos cuando nos enteramos por primera vez de esto en la primavera”, dijo el Dr. Shruti Gohil, director médico asociado de epidemiología y prevención de infecciones en UC Irvine.
Ahora hay alrededor de 25.000 californianos que dan positivo por el virus diariamente, más del doble del pico del último aumento en el verano, cuando menos de 10.000 por día daban positivo por el virus.
Como resultado, las actividades que eran relativamente menos riesgosas hace solo unas semanas ahora son mucho más peligrosas.
Los funcionarios del condado de Los Ángeles ahora estiman que aproximadamente 1 de cada 140 residentes del condado de Los Ángeles son contagiosos del virus, mucho más común que a fines de septiembre, cuando solo 1 de cada 880 eran contagiosos.
Se espera que las muertes diarias sigan aumentando durante las próximas semanas. Cada persona infectada en el condado de Los Ángeles está contagiando en promedio a otros 1.14 individuos, una de las tasas de transmisión más altas desde las primeras semanas de la pandemia.
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El auge de las muertes diarias que resultó de la transmisión del virus durante el Día de Acción de Gracias no se hará evidente hasta enero, una proyección basada en cómo se han comportado oleadas pasadas.
“Anticipo que las muertes seguirán aumentando en las próximas semanas”, dijo la Dra. Christina Ghaly, directora de servicios de salud del condado de L.A. “Lamentablemente, los pacientes a menudo tienen [estancias] hospitalarias muy largas y simplemente no pueden recuperarse”.
En comparación con hace un mes, el condado de L.A. ahora ha cuadruplicado el número de hospitalizaciones y la cantidad de muertes diarias. En este momento hay 43 residentes del condado de Los Ángeles que fallecen a diario por COVID-19; es posible que la cifra podría duplicarse para Navidad, según cálculos de la agencia de Ghaly.
El virus puede causar una serie de complicaciones graves, secuestrando otras células y causando inflamación y destrucción de los pulmones, lo que se conoce como neumonía, ahogando los órganos en líquido. El virus puede causar dificultad para respirar y niveles bajos de oxígeno en la sangre, y resultar en la incapacidad para respirar y la falla de múltiples órganos.
Más de 8.000 residentes del condado de Los Ángeles han muerto de COVID-19, un hecho que casi hizo llorar a Ferrer durante una sesión informativa el miércoles.
“Más de 8.000 personas que eran miembros queridos de sus familias no volverán”, dijo con voz entrecortada. “Y sus muertes son una pérdida incalculable para sus amigos y su familia, así como para nuestra comunidad”.
La mayor preocupación ahora entre los funcionarios de salud es el estado abarrotado de las unidades de cuidados intensivos de los hospitales.
Algunas UCI en todo el estado, desde Silicon Valley hasta Central Valley, ya informan 0% de capacidad disponible. En todo el condado de Los Ángeles, la capacidad de la UCI disponible era del 11.8%.
“Permítanme ser clara: el 11.8% de la capacidad de la UCI es peligrosamente baja”, dijo la supervisora del condado de Los Ángeles, Hilda Solís. “Ya hemos visto que algunos de nuestros hospitales tienen que desviar ambulancias durante la noche a otros hospitales”.
Ciertas regiones fueron más afectadas que otras, incluidas las regiones predominantemente latinas del Valle de San Gabriel y el sureste del condado de Los Ángeles. El martes, no había camas de UCI disponibles, autorizadas y con personal en el Valle de San Gabriel; y solo se contaba con cinco en el lado oeste y seis en el sureste del condado de Los Ángeles.
La tasa de nuevas hospitalizaciones por COVID-19 es peor que nunca en el condado de L.A. En el primer aumento, la tasa nunca superó más de 300 nuevas hospitalizaciones de COVID-19 por día. Pero la semana pasada, los funcionarios informaron 350 nuevas hospitalizaciones diarias; y esta semana, cerca de 500 nuevas hospitalizaciones al día.
“Dado que ahora estamos viendo las hospitalizaciones que resultaron de las recientes vacaciones de Acción de Gracias, anticipamos que el número continuará creciendo durante las próximas semanas, con potencialmente hasta 700 nuevas hospitalizaciones diarias por COVID en solo una semana a partir de ahora”, expuso Ghaly.
En el condado de L.A., los hospitales han abordado la creciente demanda de camas de hospital con personal solicitando ayuda de otras áreas del sistema hospitalario, lo que ha obligado a cancelar las cirugías programadas y las visitas ambulatorias; dar de alta a los pacientes lo más rápido posible y desviar temporalmente las ambulancias con ciertos tipos de pacientes a otros hospitales, lo que solo se puede hacer en períodos de tiempo de dos horas. Los pacientes que sufren traumatismos, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares no pueden desviarse a otro lugar.
El martes, el 77% de los hospitales del condado de Los Ángeles estaban desviando a los pacientes en algún momento del día; normalmente en esta época del año, solo del 10% al 15% de los hospitales experimentarían esto.
Otras medidas que pueden tomar los hospitales incluyen dar de alta a los pacientes con COVID-19 y prepararlos para recibir tratamientos de oxígeno fuera de allí, seguidos diariamente por trabajadores especialmente capacitados.
Los funcionarios de salud esperan que la orden regional de quedarse en casa que entró en vigencia el domingo por la noche ayude. El pedido reduce la capacidad en las tiendas minoristas; cierra negocios como peluquerías, salones de uñas, salones de juegos, museos, zoológicos, acuarios; y cierre del comedor al aire libre.
El miércoles, una nueva región, el Gran Sacramento, vio su capacidad de UCI caer por debajo del 15% y verá impuesta una orden de quedarse en casa a partir del jueves por la noche.
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En ese momento, habrá 36 millones de californianos sujetos a la orden regional de quedarse en casa, cubriendo el 92% de la población de California y 41 de los 58 condados del estado.
Los funcionarios de San Francisco dijeron que se quedarán sin camas de cuidados intensivos en 17 días si la tasa actual de infección se mantiene estable.
El director de salud, el Dr. Grant Colfax, instó a los residentes a quedarse en casa, diciendo que evitar el contacto con otras personas ahora era “probablemente el mensaje más importante” que ha tratado de transmitir desde que comenzó la pandemia de COVID-19.
“Para ser franco, tenemos una oportunidad de revertir este aumento grave, y esa posibilidad es ahora”, manifestó. “Pero nuestro espacio de tiempo se está estrechando y cerrando rápidamente”.
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