Las primeras gestiones para esta designación se hicieron en 2010, pero fue hasta octubre de 2023 que fue aprobado por la ciudad de Los Ángeles
LOS ÁNGELES — La comunidad oaxaqueña salió a bailar y tocar su música tradicional para celebrar la designación del enclave étnico Corredor Oaxaqueño, para hacerlo oficial se realizó una ceremonia en el vecindario Pico-Union que se adornó con el folclore de varios grupos de danza y las melodías de diferentes bandas filarmónicas que desfilaron por varias cuadras.
El Corredor Oaxaqueño se suma a otros enclaves como Koreatown, Little Tokyo, Filipinotown, Little Armenia, Chinatown y Corredor Salvadoreño, entre otros que reflejan la diversidad cultural de la ciudad de Los Ángeles.
“Durante más de seis décadas, con mucho trabajo duro, determinación y sacrificio, los oaxaqueños han llegado al boulevard Pico”, dijo Heather Hutt, concejal del Distrito 10, quien empujó esta iniciativa en el concilio de Los Ángeles. “Ahora no solo pueden llamar a este lugar su hogar, también lo pueden llamar Corredor Oaxaqueño”, agregó.
La comunidad oaxaqueña ha convertido una zona del Koreatown en su bastión cultural y comercial con restaurantes, supermercados, panaderías, centros de arte y otros
Aunque la iniciativa surgió en 2010, los políticos locales no aprobaban este corredor por temor a la comunidad coreana que vive en la zona, ya que muchos son pudientes y colaboradores de las campañas electorales.
En 2023, en el convite o calenda anual —como se le llama al desfile oaxaqueño— que se realiza antes del festival Guelaguetza de agosto, el activista Isaí Pazos retó en público a la concejal Hutt a que hiciera visible a la comunidad oaxaqueña. Para su sorpresa, la concejal del Distrito 10 sometió la moción al concilio angelino con el apoyo de Eunisses Hernández, concejal del Distrito 1.
En octubre de 2023 el concilio aprobó en una votación 14-0 a favor del establecimiento del Corredor Oaxaqueño.
“Estamos contentos, celebrando 365 días después”, dijo Pazos, oriundo de Villa Hidalgo Yalalag. “Ahora el oaxaqueño es visible”, añadió, señalando que van a colocar rótulos que identifiquen al corredor, elaborarán murales y promoverán este espacio en donde esta comunidad es conocida por su espíritu emprendedor.
Los líderes de la comunidad oaxaqueña consideran que esta designación es un logro que pone en el mapa a los más de 60 negocios y centros culturales instalados sobre el boulevard Pico, locales que van a tener más exposición, y atraerán a otros emprendedores y consumidores.
“La comunidad finalmente está siendo reconocida por su aporte cultural y económico, tener un corredor significa que hay una presencia importante de la comunidad”, valora Mauro Hernández, presidente de la Organización Regional de Oaxaca (ORO), que inició las primeras gestiones desde 2010 para lograr esta designación. “Es un acto de justicia”, señala.
El Corredor Oaxaqueño abarca 2.1 millas sobre el boulevard Pico, que se extiende desde la avenida Arlington hasta la avenida Westmoreland. Aquí es muy fácil escuchar a los habitantes hablar en idiomas zapoteco, mixteco, triqui, mixe y chinanteco.
Cada semana, Alma Martínez lleva a sus hijos a una academia de música oaxaqueña de este corredor. Como hablante de zapoteco, ella se siente en su tierra porque se comunica en su idioma materno y puede comprar las tradicionales tlayudas —tortillas de maíz que suelen tener un diámetro de 30 centímetros o más— en tiendas, restaurantes y supermercados ubicados en este enclave étnico.
“Casi en cada cuadra encuentras un negocio oaxaqueño”, dijo la oriunda de San Jerónimo Tlacochahuaya, detallando que en esta área la gente puede encontrar quesillo, pan de trigo de la sierra, mole, chocolate, chorizo, tasajo, chiles de agua y tamales, entre otros productos populares en Oaxaca. “A pesar de que estamos lejos de donde nacimos, aquí estoy cerca de mis raíces”, asegura Martínez.
Desde que se implementó el programa Bracero —entre 1942 y 1964— se afincó esta pujante comunidad en Estados Unidos. Los inmigrantes originarios de Oaxaca, estado ubicado al suroeste de México, llegaron a trabajar en los cultivos a ciudades como El Monte, Riverside y Santa Paula, al igual que al Valle de San Fernando, en el sur de California.
Al terminar el programa Bracero, la comunidad oaxaqueña se estableció en Los Ángeles y se integró al sector servicios. Los primeros comités de oriundos oaxaqueños fueron creados a principios de la década de 1970, los inmigrantes se establecieron en los vecindarios Koreatown y Pico-Union, gracias a ellos otros siguen llegando a esta zona.
Radicada en Estados Unidos desde 2005, Amalia Gutiérrez lleva los últimos 11 años viviendo en esta zona. Antes de que llegara el desfile e iniciara la ceremonia del Corredor Oaxaqueño colocó una mesa y comenzó a preparar tejate, esa bebida tradicional de su tierra que se elabora de maíz, cacao, flor de cacao y hueso de mamey.
“Aunque viva en otro lado siempre vengo a vender aquí”, dijo mientras revolvía la masa de tejate con sus manos, luego le agregó más agua y azúcar, ante la mirada de sus connacionales que esperaban ansiosos por comprar un vaso con esa bebida. También vende tamales, champurrado y taquitos dorados. “La gente ya sabe, también a la casa van a tomar tejate”, indica, asegurando que por las tardes no falla en vender sus productos sobre el boulevard Pico.
El negocio Arte y Textiles Maya, dirigido por Bartolo Hernández, ofrece una variopinta oferta de productos que enaltecen la cultura maya en Los Ángeles
En el sur de California se estima que viven alrededor de 400 mil personas de ascendencia oaxaqueña. A pesar de sus contribuciones, tuvo que pasar el escándalo de los audios que divulgó Los Angeles Times en donde tres concejales angelinos y un líder sindical latinos se refieren de forma despectiva hacia los afroamericanos y los oaxaqueños, para que se le diera el reconocimiento que merece esta comunidad.
La designación de este corredor ocurrió en octubre de 2023, exactamente un año después de que se revelaran esos audios.
“La ciudad tiene mucho que reparar, especialmente con la comunidad oaxaqueña”, reconoció Eunisses Hernández, concejal del Distrito 1, en entrevista con Los Angeles Times en Español, por eso dice que ahora con esta designación “el trabajo es dar recursos, apoyar a la comunidad oaxaqueña, a los negocios pequeños, a los vendedores ambulantes y a los inquilinos para que esta comunidad pueda prosperar y avanzar más”.
Gaspar Rivera Salgado, sociólogo y director del Centro de Estudios Mexicanos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), considera que esto es algo histórico y un reconocimiento único que pavimenta el camino para que las nuevas generaciones den un paso más allá de lo que han logrado los precursores del Corredor Oaxaqueño.
“Ahora el reto es seguir construyendo ese éxito”, asegura el académico de ascendencia oaxaqueña. “Queremos que en el futuro estos negocios se vuelvan parte del tejido social de Los Ángeles, que de los hijos y las hijas de estos oaxaqueños salgan los futuros líderes en la política local y en la academia”, apunta Rivera Salgado.
Antes de la designación del Corredor Oaxaqueño, los mismos inmigrantes denominaban esta zona como Oaxacatown. Ahora con el título oficial esta comunidad amplificará sus celebraciones y festivales como el de la Guelaguetza, que se realiza desde 1988 en Los Ángeles en agosto, servirá para promover a los emprendedores y los centros que difunden la herencia cultural de Oaxaca que se encuentran asentados en este corredor.
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