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Los críticos dicen que Trump fomenta la supremacía blanca; sus asistentes piden que no lo culpen por el tiroteo en El Paso

El presidente Trump habla con los medios de comunicación.
(Associated Press)
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Los críticos del presidente Trump denunciaron el domingo su retórica acalorada sobre raza e inmigración tras un tiroteo masivo en El Paso, pero los partidarios del presidente dijeron que era injusto culparlo por inspirar tales ataques.

Funcionarios electos demócratas también pidieron nuevas leyes de armas más estrictas después del incidente en donde el sábado un tirador en una zona comercial abarrotada a poca distancia de la frontera con México dejó al menos 20 personas muertas. A eso le siguió horas más tarde un tiroteo masivo en Dayton, Ohio, en el que nueve murieron junto con el atacante.

Entre los demócratas, los aspirantes a la Casa Blanca fueron algunos de los críticos más agudos del presidente, afirmando que él tenía una parte de responsabilidad moral por fomentar el odio que podría servir de inspiración a los atacantes. Varios senadores demócratas también pidieron al líder de la mayoría Mitch McConnell (R-Ky) que vuelva a convocar a la cámara, actualmente en un descanso, para considerar medidas de control de armas.

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Pero un importante asesor de Trump, el jefe de gabinete interino de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, respondió que “no creo que sea justo culpar al presidente”.

Después del tiroteo de El Paso, los críticos del presidente Trump denunciaron su retórica sobre la raza y la inmigración. Los partidarios de Trump dicen que no lo deben culpar de nada.

Aunque no llegaron a asignar culpas directas, los candidatos demócratas criticaron a Trump por alentar a los supremacistas blancos con una retórica que se remonta a los primeros días de su propia campaña. Las autoridades de Texas estaban analizando si el presunto hombre armado en El Paso escribió un documento antiinmigrante que se publicó online poco antes de los disparos.

“Tengo la creencia de que cosechas lo que siembras, y él está sembrando semillas de odio en este país”, dijo el senador Cory Booker, un demócrata de Nueva Jersey quien busca la nominación para el 2020 de su partido, sobre Trump.

“La cosecha de violencia de odio que estamos viendo ahora la ha generado él”, dijo Booker, quien fue entrevistado en “Meet the Press” de NBC.

Sin decir que Donald Trump dirigió el ataque, no será fácil disociar sus posiciones de los motivos del atacante en los lamentables sucesos de El Paso, Texas.

Otro contendiente demócrata, Pete Buttigieg de Indiana, quien habló en “Fox News Sunday”, no mencionó a Trump por su nombre, pero dijo que el nacionalismo blanco “es tolerado en los niveles más altos de nuestro gobierno”. Se refirió a los ataques que fueron motivados racialmente como “terrorismo”.

Los aspirantes presidenciales demócratas de Texas estaban particularmente indignados por el ataque mortal. Beto O’Rourke, a quien preguntaron en el programa “State of the Unión” de CNN si cree que Trump es un nacionalista blanco, respondió: “Sí, lo afirmo”.

Las autoridades federales y locales dicen que hay una mayor preocupación por el terrorismo doméstico y la supremacía blanca.

El ex alcalde de San Antonio, Julián Castro, quien también se postula para presidente, mencionó la necesidad de abordar la “supremacía blanca tóxica que se está gestando en el país” y dijo que los funcionarios electos del Partido Republicano deben de “terminar” la retórica divisiva del presidente.

“Si hubiera sido alguien de la fe musulmana quien hubiera cometido este tipo de acto, inmediatamente promoverían la idea de que, como el presidente tiene esta idea falsa, tenemos que mantener a todos los musulmanes fuera del país, lo cual es absolutamente ridículo”, dijo Castro en NBC.

Desde su propiedad de golf en Nueva Jersey, Trump tuiteó el domingo elogios a las fuerzas del orden público y expresó su simpatía por las víctimas, evitando inicialmente responder a las críticas. “Dios bendiga a la gente de El Paso. Dios bendiga a la gente de Dayton, Ohio”, escribió.

Mientras tanto, sus asesores principales dijeron que no era razonable vincular las acciones de los atacantes con las palabras del presidente.

“Este es un problema grave, no hay duda al respecto, pero se trata de personas enfermas, y el presidente lo sabe”, dijo Mulvaney en “This Week” de ABC.

Los tiroteos en Texas y Ohio se produjeron en un contexto de controversia sobre los comentarios racistas del presidente contra legisladores demócratas de color. Hace tres semanas, tuiteó que cuatro congresistas de minorías, tres de las cuales nacieron en EE.UU y todas son ciudadanas estadounidenses, deberían “regresar” a sus países de origen.

Cuando el congresista Elijah E. Cummings, quien es negro, se quejó de los ataques del presidente contra las congresistas liberales, Trump criticó al demócrata de Maryland por el crimen y los roedores en su distrito de Baltimore. Luego llamó a Cummings, un veterano de los derechos civiles, racista.

Cummings encabeza un panel de la Cámara que investiga la autorización que se le dio sobre cuestiones de seguridad al yerno del presidente, Jared Kushner, y algunos informes sugieren que esa fue la verdadera fuente de la animosidad del presidente hacia él.

El ataque de El Paso provocó que algunos críticos hicieran circular un video de hace 3 meses de un mitin de Trump en Panama City Beach, en el Panhandle de Florida, donde el presidente reflexionó en voz alta sobre cómo evitar que los migrantes crucen la frontera sur.

“¡Dispárenles!”, gritó alguien en la audiencia, atrayendo vítores de la multitud.

Trump sonrió y sacudió la cabeza. “Eso sólo pasa en el Panhandle donde puede salirse con la suya diciendo eso”, dijo.

Como en tiroteos masivos anteriores, los ataques duales en Texas y Ohio pusieron en primer plano el problema del control de armas. El senador Bernie Sanders, el independiente de Vermont que busca la nominación presidencial demócrata, pidió en Twitter que McConnell llame “inmediatamente” al Senado para que vuelva a la sesión a tomar una medida de seguridad con respecto a las armas.

La alcaldesa demócrata de Dayton, Nan Whaley, calificó las muertes en su ciudad como “completamente prevenibles”. En una entrevista telefónica con “Meet the Press” de NBC, planteó una pregunta directa a los funcionarios electos en Washington.

“Somos la ciudad número 250”, dijo. “¿Cuántas ciudades más tienen que pasar por tiroteos masivos antes de que alguien haga algo para cambiar la ley?”

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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