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Esta empresa se propuso crear una botella de agua plástica libre de culpas: la tarea no es fácil

A man sits behind a display of water bottles
Alex Totterman, director ejecutivo y fundador de la empresa de agua embotellada Cove, en Culver City.
(Mel Melcon / Los Angeles Times)

La empresa Culver City Cove tiene como objetivo el lanzamiento piloto en diciembre de lo que llama la primera botella de agua hecha totalmente de materiales biodegradables.

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¿El mundo necesita realmente otra marca de agua embotellada?

Alex Totterman cree que sí, si el envase es completamente biodegradable. Y su nueva empresa en Culver City cuenta con el respaldo de algunas celebridades y líderes empresariales que resuenan con causas del medio ambiente, como el actor Leonardo DiCaprio; el director ejecutivo de Salesforce, Marc Benioff, y el ex ejecutivo de News Corp. James Murdoch, quien invirtió una pequeña -pero no revelada- porción de los aproximadamente $2 mil millones que ganó cuando su familia vendió la mayor parte de 21st Century Fox a The Walt Disney Company.

Corrección:

5:51 a.m. oct. 7, 2020An earlier version of this article identified actor Leonardo DiCaprio as being among the backers of Cove. DiCaprio is not an investor in the company.

La nueva botella del agua Cove, que tendrá un pequeño lanzamiento piloto este diciembre y llegará a los estantes de las tiendas de manera más generalizada en enero, es la primera en fabricarse completamente con materiales biodegradables, sostiene la compañía, incluida la tapa, la etiqueta y el adhesivo del envase.

El camino hacia un producto completamente biodegradable no fue fácil, remarcó Totterman, pero es importante dada la abundancia de desechos plásticos que existe en cada parte del medio ambiente, incluso en lugares donde los humanos rara vez pisan. Cove se opone a quienes señalan que las opciones menos elegantes -como el agua del grifo- son una mejor opción ambiental que ordenar la propia H2O para consumo personal desde un manantial natural en otro estado o desde el otro lado del mundo.

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“Las bebidas en botellas de plástico son el tipo de productos de un solo uso del que deberíamos alejarnos de manera más activa”, comentó Alex Truelove, director de la Campaña Zero Waste (basura cero) del U.S. Public Interest Research Group (PIRG). “La metáfora que he usado con más frecuencia es: ‘Si su bañera está desbordando, lo primero que debe hacer es cerrar el grifo’”.

Pero nadie cierra el grifo, destacó Totterman, quien fundó Cove en 2017 para abordar el creciente problema del plástico. El envase sostenible y biodegradable de Cove busca proporcionar una alternativa minorista menos dudosa, agregó el empresario, ya que los programas de reciclaje no lograron manejar lo que produce la industria.

“No ha habido señales de que esto se esté desacelerando”, agregó. “De hecho, parece que la industria va a producir cada vez más botellas de plástico”.

Algunas de las marcas más importantes del mundo se han comprometido voluntariamente a reducir los envases de plástico e incluir un promedio del 25% de contenidos reciclados en ellos para 2025, pero el progreso ha sido lento, según un informe revelado el año pasado por la Fundación Ellen MacArthur y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

La mayoría de las marcas están estancadas en cifras bajas de un solo dígito, según la fundación, que pronosticó en 2016 que el plástico superaría a los peces en los océanos para 2050. En el momento del reporte, L’Oreal informó que el 5% de sus envases de plástico provenían de materiales reciclados. PepsiCo se ubicaba en un 3%; Nestlé en 2%. La cantidad más alta fue la de Coca-Cola Co., con un 9%.

Totterman, quien anteriormente trabajó en una startup (nueva empresa) de nanotecnología centrada en la purificación de agua para aplicaciones industriales y el tratamiento de aguas residuales, no estaba especialmente interesado en los plásticos, simplemente no pudo seguir evitando el tema.

“Los microplásticos estaban por todas partes”, indicó Totterman. “Prácticamente llueven sobre nosotros y es muy alarmante. Las botellas de agua de plástico, que deberían parecer una idea tan anticuada en un mundo en el que somos tan conscientes del problema que tenemos, están proliferando”.

Primero, señaló el empresario, la compañía tuvo que idear un material apto para la botella. También necesitaba mejorar las credenciales científicas del pequeño personal de Cove y recurrió a un reconocido experto en biomateriales, llamado Jan Ravenstijn. “Incorporamos a uno de los principales científicos mundiales expertos en polihidroxialcanoatos (PHA) como nuestro principal asesor científico”, comentó. “Él ha trabajado en investigación y desarrollo (I+D) en Dow Chemical y en las grandes compañías de polímeros tradicionales durante los últimos 20 o 30 años. Ahora está parcialmente jubilado, pero nos sigue ayudando”.

La búsqueda de la materia prima perfecta para todos los componentes de la botella “realmente tomó tres años de investigación y desarrollo”, agregó. “Analizamos todo tipo de material natural existente... Y resulta que solo unos pocos polímeros son completamente biodegradables y naturales”.

Cuando cierra los ojos por la noche, escucha sirenas en sus sueños, un subproducto de vivir casi 30 años en el desierto del norte de California, propenso a incendios forestales, entre San Francisco y Sacramento

En 2018, destacó Totterman, encontró un proveedor en Athens, Georgia, de un tipo de polímero de biorresiduos llamado PHA en forma de gránulos, que podían fundirse para hacer botellas de agua de plástico utilizando el equipo de Cove en una planta embotelladora de un proveedor externo, ubicada en Montebello.

Pero aún así quedaban muchos obstáculos: no iba a ser tan simple como elegir un diseño y decirle al embotellador que lo hiciera, expuso el empresario. No veía el sentido de producir una botella biodegradable con una tapa de plástico duro indestructible, una etiqueta regular y adhesivos tóxicos. “Todo tuvo que empezar desde cero”, añadió. “En realidad, ni siquiera usamos una etiqueta normal; es de celulosa y se aplica a la botella con adhesivo biodegradable, por lo cual todo en esta botella es sostenible”.

El tiempo necesario estimado para que la botella se descomponga varía según dónde ésta termine: menos de un año en abono casero, menos de tres meses en abono industrial y menos de cinco años en el océano o en un vertedero abierto, indicó Totterman. En un vertedero tapado, el proceso tomaría más tiempo.

El uso de PHA crea un problema de marketing. Los PHA son opacos y cuando se trata de comprar botellas de agua, “los consumidores quieren ver lo que hay en ellas”, indicó Adam Smith, profesor de ingeniería ambiental de la USC y director del Smith Research Group, que trabaja en sistemas de ingeniería para gestión y reutilización del agua, y manejo de aguas residuales.

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Smith estuvo abierto a la idea de los envases biodegradables de Cove, incluso pensando que esa botella no es necesaria. “Creo que deberíamos beber agua del grifo. Por supuesto, estoy en contra del agua embotellada, pero si hay mejores botellas de plástico o cartón biodegradables, entonces estoy totalmente de acuerdo”.

Totterman coincidió en que “la gente se acostumbró a ver el agua a través del recipiente, pero es una cuestión de marketing como existe en cualquier otra cosa. Así que, creemos que la percepción del consumidor puede cambiar al respecto”.

Cove no es la primera empresa en tomar la opción opaca y pedir confianza de parte del consumidor. En 2019, All Market Inc., con sede en Nueva York, la compañía matriz de Vita Coco y la bebida energética Runa, presentó Ever & Ever, agua potable que se vende en latas de aluminio.

Otro obstáculo que la firma de Totterman puede enfrentar para ganar conversos es el agotamiento ambiental. Los estadounidenses han clasificado diligentemente los materiales reciclables durante años, solo para saber que el reciclaje en algunos casos dejó de funcionar y que demasiados materiales reciclables terminan en los vertederos. Reciclar plástico no es tan simple como otros materiales, por ejemplo el aluminio, que se convierte fácilmente en nuevos productos, indicó Truelove, de PIRG.

“Siempre ha sido una situación difícil de acoplar”, comentó Truelove. “El pequeño porcentaje de plásticos que se reciclan son alineaciones afortunadas de un producto que realmente se puede convertir en otra cosa, como una botella en una alfombra”.

Totterman eligió el Estado Dorado para la sede de su empresa en parte debido a la ausencia de ese sentimiento hastiado que algunos experimentan acerca del presunto fracaso del reciclaje. “California es líder en sustentabilidad. El Great Pacific Garbage Patch (conocido en español como el Remolino de basura del Pacífico) es la mayor de las acumulaciones de desechos plásticos y está justo entre la costa oeste y Hawái. Por ende, California está al tanto y se ve muy afectada por este problema, y es líder en energía limpia y renovables”, agregó. “Soy muy optimista sobre lo que podemos hacer aquí”.

El agua, añadió el empresario, será “alcalina y purificada, que se obtiene de forma sostenible. No usamos agua de manantial; no compramos en ninguna zona afectada por la sequía”. Según se planea actualmente, una botella de 20 onzas costará $2.29 dólares y hay negociaciones en curso con varias cadenas de tiendas, aunque Whole Foods es la única que puede adelantar en este momento.

“Esperamos que la gente esté más interesada en hacer lo correcto de manera sostenible” y pruebe Cove, expresó, “especialmente si podemos acercarnos lo suficiente al precio que pagan por el agua ahora”.

Para leer esta nota en inglés,haga clic aquí.

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