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Después de años de dedicada construcción, su casa de ensueño en California se convirtió en cenizas

Después de años de dedicada construcción, su casa de ensueño en California se convirtió en cenizas
Mark Hanson revisa los restos de un Jeepster Willys-Overland de 1951 después del incendio del LNU Lightning Complex en Vacaville, California. El fuego destruyó la casa de su familia y el vehículo.
( Noah Berger / AP)
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Cuando cierra los ojos por la noche, Hank Hanson escucha sirenas en sus sueños, un subproducto de vivir casi 30 años en el desierto del norte de California, propenso a incendios forestales, entre San Francisco y Sacramento.

Pero alrededor de la 1 a.m. del miércoles, Hanson supo que no estaba soñando cuando miró hacia las colinas sobre su casa.

La línea de la cresta, donde él y su esposa a la luz del día seguían los cambiantes caminos estacionales del sol, estaba iluminada como si alguien hubiera puesto luces en ella y las activara. “Comenzó a caer hacia nosotros como una cascada”, comentó Hanson, de 81 años.

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El fuego fue uno de los más de 500 incendios forestales que se encendieron en California esta semana debido a lo que los funcionarios estatales del área llaman un “asedio de rayos”, tormentas eléctricas de verano que producen poca o ninguna lluvia, pero generaron casi 12.000 rayos en un terreno quemado por el sol.

Más de 13.700 bomberos luchan contra las llamas, especialmente en el norte de California, al oeste de la capital del estado en Sacramento y al este de la bahía de San Francisco, donde se concentran las más severas.

El extraordinario alcance del fuego puso los recursos de extinción de incendios en un punto “que no hemos visto en la historia reciente”, consideró Shana Jones, líder de la unidad Sonoma-Lake-Napa del Departamento de Silvicultura y Protección contra Incendios del estado.

Con los equipos de bomberos reducidos, no hubo advertencia de evacuación para Hanson y sus vecinos.

Afortunadamente, el hombre estaba despierto porque no tenía electricidad y la sofocante temperatura de 95 grados le impedía dormir.

Las agencias de bomberos de Santa Cruz dicen que no están recibiendo suficiente ayuda del estado, y admiten que están luchando con una gran cantidad de incendios sin los recursos necesarios

Rápidamente despertó a su esposa, y los dos huyeron en su camión diesel por la carretera. En el aire resonaban las bocinas de los autos mientras la gente trataba desesperadamente de despertar a sus vecinos.

Hanson y su esposa llegaron a una habitación de hotel en la comunidad cercana de Fairfield, agradecidos de estar vivos. Más tarde descubrieron que su propiedad había sido destruida por el fuego.

La casa era, en realidad, dos casas. La primera fue una pequeña vivienda de secuoya construida originalmente en Vacaville en la década de 1930, pero luego trasladada a la propiedad. Hanson, que era dueño de un negocio de cercados para patios, compró la tierra en 1974. Pasó los fines de semana allí durante los siguientes 17 años, plantando nogales, duraznos, higueras y eucaliptos.

Mientras una de las peores olas de calor de los últimos años continúa asando a California, millones de personas están experimentando los estragos que se derivan del tipo de clima extremo que se está haciendo más frecuente con el cambio climático.

En 1991, completó una extensión de 3.000 pies cuadrados en esa casa. Tenía una bodega, piscinas cubiertas y al aire libre y tres chimeneas.

Los incendios de esta semana escalaron rápidamente y, en conjunto, han destruido casi 700 hogares y otras estructuras en todo el estado.

La mayoría de las casas arrasadas fueron quemadas por el fuego que también afectó la de Hanson, el llamado ‘incendio del LNU Lightning Complex’. Es el segundo incendio forestal más grande en la historia del estado y ha quemado más de 490 millas cuadradas.

Hanson habla del incendio como “una aventura” y se expresa con agitación cuando describe su angustiosa fuga. Pero su voz se detiene cuando menciona la casa, especialmente cuando comenta que no la reconstruirá. “Trabajé en ello durante 30 años. Fue bastante agradable”, afirmó. “No me gustaría hacerlo en una escala menor y no tengo tiempo para superar lo anterior”.

Hanson planea convertir el lote en un parque y un campamento para él y sus amigos durante los próximos años. Pero primero, tiene algunas compras que hacer. Sus tomates, sorprendentemente, no se quemaron. Compró algunas mangueras y planea regresar al rancho en un intento de regarlos, asumiendo que los ciervos no los comieron primero.

“Quedaron ilesos en medio de todo el incidente”, dijo. “Casi lo único que me queda en el mundo son los tomates”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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