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Bajo el agua, los submarinistas desconocen la pandemia que azota el mundo en la superficie

Oficiales de la Marina francesa esperan en la cima del submarino nuclear Le Vigilant en una base militar cerca de Bretaña. Los equipos submarinos podrían estar entre los últimos grupos de personas que desconocen cómo la pandemia de coronavirus está cambiando el mundo en la superficie.
(Francois Mori / AP)

Las tripulaciones de los submarinos pueden no saber nada de la confusión del coronavirus de arriba. “Los chicos deben estar completamente disponibles para su misión”, dice el almirante retirado

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De un mundo en crisis por el coronavirus, ellos podrían saber poco o nada.

Los submarinistas que navegan sigilosamente por las profundidades del océano, resguardados a propósito de las preocupaciones mundanas para alentar su enfoque único en misiones secretas de disuasión nuclear, podrían ser los últimos grupos de personas en el planeta que siguen felizmente inconscientes de cómo la pandemia ha cambiado la vida en la superficie.

A los miembros de la tripulación de los submarinos balísticos no se les comentan habitualmente las malas noticias mientras están bajo el agua para evitar socavar su ánimo, afirman oficiales de la actualidad y el pasado, que sirvieron a bordo de submarinos con armas nucleares de Francia.

Por lo tanto, los comandantes que abandonaron el puerto antes de que el virus se extendiera por todo el mundo probablemente seguirán sin conocer el alcance de la crisis que se despliega rápidamente, hasta su regreso, afirman.

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“No lo sabrán”, aseguró el almirante retirado Dominique Salles, quien dirigió el escuadrón de submarinos balísticos francés de 2003 a 2006. “Los muchachos deben estar completamente disponibles para su misión”.

El propio Salles estaba en el mar, dentro de un submarino, cuando murió su padre, pero le ocultaron la noticia hasta que terminó su misión de 60 días. Él cree que los submarinistas actuales probablemente sólo serán informados de la pandemia cuando inicien el regreso al puerto, en los últimos dos días de su misión.

“Los que están en el océano no necesitan saber esta información”, agregó Salles, quien también comandó el submarino francés nuclear L’Inflexible. “El comandante, supongo, sin duda está informado sobre lo que está sucediendo”, agregó Salles. “[Pero] no creo que tenga todos los detalles”.

La armada francesa no precisó si se ha informado o no a las tripulaciones de los submarinos. Tampoco si alguno de los cuatro submarinos balísticos franceses, cargados con 16 misiles que cada uno puede transportar seis ojivas nucleares, abandonó el puerto antes de que Francia impusiera un bloqueo nacional, el 17 de marzo.

“Debido a que la disuasión está envuelta en una burbuja de protección y confidencialidad, es imposible saber si las tripulaciones están informadas o no de esta situación”, aseveró el portavoz de la Marina francesa, el teniente comandante Olivier Ribard.

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Las misiones submarinas francesas duran entre 60 y 70 días, y tienen unos 110 miembros de la tripulación a bordo. Por lo tanto, una tripulación que partió a fines de febrero no regresa a la superficie antes de fines de abril. En ese caso, volverán a un mundo cambiado por la pandemia. El 1º de marzo, Francia tenía sólo 130 casos confirmados de COVID-19, y dos muertes. En menos de un mes, esos números aumentaron más de 2,600 decesos y más de 40,000 enfermos.

Para los submarinistas, el regreso a tierra podría ser un shock. “No habrán experimentado la crisis como nosotros, con un poco de miedo, el aislamiento… Entonces, para ellos será toda una sorpresa. Aprenderán la historia, pero será una historia no relacionada con ellos”, dijo un oficial en servicio que fue médico del submarino balístico Le Triomphant durante cuatro años.

El doctor habló con la condición de ser identificado sólo por su nombre y rango, de acuerdo con las reglas de su rama del ejército francés.

“Todos los eventos que podrían afectar o cambiar la moral de los miembros de la tripulación se ocultan”, agregó el médico jefe Gabriel. “Dado que no hay internet, ni radio ni televisión a bordo, las únicas noticias que recibes provienen de los mensajes que se dan al comandante, y el comandante los filtra también, para no dar toda la información a todos”.

El médico estaba bajo el agua en 2012 cuando un extremista islámico mató a tres paracaidistas franceses y luego a un rabino, a sus dos hijos pequeños, y le disparó en la cabeza a una niña de ocho años. Sólo más tarde el oficial se enteró de los ataques, “así que cuando la gente me habla al respecto, me resulta imposible imaginarlo”, confesó.

“El único lugar en el que realmente estás desconectado de toda la información es bajo el agua, porque incluso en una nave en el espacio hay radio, televisión, internet”, señaló.

Cuando los bombardeos sacudieron Madrid, en 2004, Salles no informó a los submarinistas que estaban en el mar, en la flotilla balística a su mando.

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Sin embargo, afirmó que la situación ahora será más difícil para cualquier tripulación que abandone el puerto en las próximas semanas, porque sabrán que están dejando a sus seres queridos en medio de la pandemia y, posiblemente, que aún vivirán encerrados.

El gobierno francés ya extendió su orden de quedarse en casa una vez, hasta el 15 de abril, y adelantó que podría hacerlo nuevamente.

Salles cree que esas tripulaciones recibirán ciertas actualizaciones periódicas sobre el coronavirus, pero no se les informará de ninguna muerte cercana hasta que regresen a la base de submarinos de I’lle Longue, cerca de Brest, en Bretaña.

“No importa cuán serio sea un evento, no hay nada que se pueda hacer al respecto dentro de un submarino. Y como no se puede hacer nada, mejor no saber nada”, remarcó Salles. “Están conscientes de que desconocerán ciertas cosas, y lo aceptan. Es parte del trato”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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