OPINIÓN: ¿Amistad AMLO-Trump?
De formas diversas, Donald Trump ha expresado su reconocimiento a México por haber aceptado detener el flujo migratorio de centroamericanos que se dirigen a Estados Unidos. Adicionalmente, el gobierno mexicano aceptó recibir y retener en su territorio a los solicitantes de asilo mientras se toma la decisión de su petición. Ese mismo gobierno ha expresado insistentemente que la relación entre los dos países es muy buena y basada en el respeto. AMLO ha platicado varias veces por teléfono con Trump y los reportes siempre son de una excelente comunicación, en los mejores términos.
Muy poco le ha importado a este gobierno las quejas de las organizaciones -incluida la ONU-, que trabajan a favor de los migrantes centroamericanos y que han denunciado que los mecanismos que se han instrumentado para detener el flujo migratorio son contrarios a la tradición mexicana y violatorios de los derechos humanos.
Internamente, hay quienes han señalado que destinar a 25 mil elementos de la Guardia Nacional para la detención de migrantes es una distracción de este órgano policiaco, de lo que deberían ser sus labores esenciales, a saber, la seguridad de los mexicanos. Tampoco estas críticas les ha importado.
El silencio e inacción del gobierno mexicano ante los insultos y exigencias de Trump hacia México, aparentemente forman parte de una estrategia que se justifica para que avancen, o no se detengan, dos temas centrales para el gobierno mexicano: la aprobación del acuerdo comercial (T-MEC) que sustituyó al tratado de libre comercio y los fondos estadounidenses en la región del sur de México y Centroamérica.
¿Se trata realmente del inicio de una gran alianza entre los dos países? ¿qué busca cada quién, qué obtiene? y ¿a qué costo?
Del lado mexicano, el pretexto explícito para ceder todo a Estados Unidos en el tema migración de centroamericanos, fue el de evitar unos muy hipotéticos aranceles que Trump impondría a las mercancías mexicanas según una serie de tuits que lanzó a ese respecto. Implícitamente, México buscaba apaciguar a Trump para que se impulsara y aprobara en el congreso estadounidense la nueva versión del Tratado de Libre Comercio, conocido en México como T-MEC.
La relación entre Estados Unidos y México podría cambiar drásticamente con el presidente electo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien parece estar listo para poner menos énfasis en las relaciones con Estados Unidos que otros líderes recientes de su país y menos temeroso de enojar a su homólogo al norte de la frontera.
No sabemos si finalmente los aranceles se impondrían, muchos pensamos que no y que Trump estaba sólo amenazando, pero nadie puede afirmar nada y el T-MEC, en realidad no depende del mandatario de EE.UU ni él esta dispuesto a invertir su capital político, en estos momentos, en ese tema. Todo parece indicar que por la situación política actual se retomará después de las elecciones presidenciales de 2020. Así las cosas no parece que México haya obtenido mucho.
Por su parte, lo que buscaba Donald Trump era instrumentos de campaña. El tema migratorio de centroamericanos le es fundamental por varias razones. Si lo controla, dirá que aún sin muro cumplió con sus promesas de detener esa “invasión” y que eso no le costó al contribuyente estadounidense -le costó a quien paga impuestos en México-. Acusará además a los demócratas de no hacer nada por un tema que a muchos votantes les interesa tener controlado: la inmigración. De hecho, hace unos días, en uno de sus excesos verbales, declaró que estaba “usando” a México porque los demócratas no hacían nada al respecto. Ante esta expresión, AMLO recurrió al cada vez más gastado pretexto de no engancharnos y de no crear confrontaciones.
Andrés Manuel López Obrador, tan cerca de Trump y Estados Unidos y tan lejos de los paisanos.
¿Se trata entonces de una alianza entre los dos gobiernos? No parece. En el mejor de los casos, México evitó un problema que no existía y Trump usó a México para propósitos electorales. Hay algunos efectos colaterales de política interna en México, como por ejemplo que el manejo de este tema desplazó a la Secretaría de Gobernación mexicana y empoderó al canciller mexicano quien maneja, ya oficialmente, todo lo relacionado con la migración.
¿Ahí acaba el tema? Desafortunadamente no. La posición política de Trump se ha complicado considerablemente. A raíz de una llamada con el presidente de Ucrania en el que le pide, como mandatario de Estados Unidos, que investigue los negocios en ese país de uno de los hijos de su principal oponente en las próximas elecciones, los demócratas en la Cámara de Representantes iniciarán un proceso de destitución (impeachment es el término en inglés) que aún no teniendo éxito para ese propósito, mermará las posibilidades de reelección.
Si Trump no se reelige, de nada habrá servido ceder todo en el tema migratorio y frente a un nuevo gobierno en Estados Unidos, México tendría que cargar con la imagen de aliado de Trump sin realmente haberlo sido y sin obtener nada a cambio de ser un gobierno que cede todo y con un presidente que para no “engancharse” aguanta lo que sea. Un vecino dócil e inútil.
* Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute
Suscríbase al Kiosco Digital
Encuentre noticias sobre su comunidad, entretenimiento, eventos locales y todo lo que desea saber del mundo del deporte y de sus equipos preferidos.
Ocasionalmente, puede recibir contenido promocional del Los Angeles Times en Español.