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Hispanos de Texas, un grupo de votantes por conquistar

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Diana Villenas comienza su discurso en inglés, pero cambia a español cuando recibe miradas inexpresivas, lo que ocurre a menudo. Es una venta difícil en cualquier idioma.

“¿Está usted registrado para votar?”, pregunta Villenas, de 21 años, estudiante de ambientales en la Universidad St. Thomas de Houston. “¿Quiere estarlo?”.

“No, gracias”, responde en español el hombre de barba y gorra negra de béisbol. Otro niega con la cabeza con un celular junto a la oreja, al igual que el hombre con el sombrero tejano negro y la mujer de la blusa amarilla. Incluso el hombre con una camiseta con la bandera estadounidense la rechaza.

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Mientras la música de banda suena desde un escenario cercano en un gran festival hispano junto al estadio de los Texans de Houston, Villenas y otros voluntarios de Mi Familia Vota, un grupo no partisano que fomenta la implicación civil de los latinos, se dirigen a los posibles votantes. Descubren que la mayoría no pueden votar porque son menores de 18 años o inmigrantes recientes que no tienen la ciudadanía estadounidense.

Sin embargo, muchos otros simplemente no están interesados.

En Texas viven 10,2 millones de hispanos, el 19% de la población latina de Estados Unidos. Descontando a los que no son ciudadanos y a los menores de 18, unos 5 millones de hispanos de Texas podrán votar en los comicios de 2016, pero se estima que menos de la mitad se registrará y menos aún irán a las urnas.

En las elecciones de media legislatura de 2014, menos de 2,3 millones de hispanos en Texas dijeron en los sondeos del censo que estaban registrados para votar, en torno al 46% de los casi 4,9 millones que podían optar al voto, y unos 300.000 menos de los que dijeron haberse registrado en 2012. La participación en 2014 fue pero que la de dos años antes: un 22% de los hispanos de Texas con derecho a voto, frente al 39% de los comicios anteriores. En todo el país, el 48% de los hispanos dijeron que habían votado en 2012, una cifra que cayó al 27% en las elecciones de 2014.

Ese electorado por aprovechar explica por qué, a pesar de que la mayoría de los residentes del estado serán hispanos en torno a 2030, Texas se ha vuelto cada vez más conservadora. Ningún demócrata ha ganado un cargo estatal allí desde 1994, la racha de derrotas políticas más larga en todo el país.

Algunos hispanos respaldan causas conservadoras en Texas como los valores religiosos o el rechazo al aborto, pero en general, los latinos de todo el estado tienden de forma mayoritaria hacia los demócratas, al igual que las comunidades hispanas de otros estados. Una participación más alta de este sector de población en las presidenciales de noviembre no hará que el estado se tiña de azul demócrata, pero dado el aumento de población entre los hispanos, incluso pequeñas mejoras podrían marcar una gran diferencia en el futuro. Lo difícil es conseguirlo.

“Deberíamos saber que demografía no equivale a destino”, señaló Henry Munoz III, veterano organizador comunitario de San Antonio, que ahora sirve como presidente del comité nacional financiero del Partido Demócrata.

Las costumbres de voto de los hispanos se parecen a las de asistencia a la iglesia, comentó Mario Salinas, subdirector en Texas de Mi Familia Vota.

“Si uno crece en una casa donde mamá y papá van a la iglesia, uno irá de adulto. Si no, probablemente no”, dijo Salinas. “Si los padres no votan, los hijos no lo harán”.

Texas está a la cola del país en cuando a participación total, debido en parte a una numerosa población de menores de 30 años, que tiende a votar menos que sus mayores.

Entre ellos está Lesley Resendiz, de 20 años y residente en Houston. Está registrada y dijo que sabe lo importante que es que los hispanos voten, pero señaló que su horario laboral le impidió hacerlo en las primarias de marzo.

“Mucha gente que conozco utiliza medios sociales para hablar sobre política”, explicó Resendiz. “Pero no votan porque no es tan fácil como simplemente conectarse a internet”.

En todo el país, las solicitudes de naturalización subieron un 14% en los últimos seis meses de 2015 en comparación con el mismo periodo del año anterior. Eso ha alimentado las especulaciones sobre que muchos hispanos están deseando votar contra Donald Trump, temerosos de la dura retórica del candidato republicano en materia de inmigración.

Pero Alberto Morales, coordinador de proyecto del Advocacy Alliance Center of Texas, que lidera las campañas de registro de votantes junto a la frontera de Texas y México, advierte que eso podría no traducirse en una participación más alta.

“Hay frustración”, dijo Morales. “Nos gustaría que más de los habitantes salieran a votar, y simplemente no lo hacen”.

Como Texas es tan claramente republicana, ni Trump ni la demócrata Hillary Clinton se centrarán en el estado en su campaña para las elecciones de noviembre, de modo que probablemente habrá menos entusiasmo y posiblemente menos gente en las urnas. Aun así, Crystal Zermeno, directora de proyectos especiales de la organización de bases demócrata Texas Organizing Project, dijo que en las últimas décadas el contacto con los votantes hispanos no ha sido una prioridad.

“Se gasta muy poco sobre el terreno, saliendo y llamando a puertas”, señaló Zermeno. “Y uno tiene que tener conversaciones reales, auténticas con la gente. Simplemente aparecer no basta”.

Un sondeo de Gallup en 2014 determinó que los hispanos de Texas prefieren los demócratas a los republicanos por un margen de 19 puntos porcentuales. En todo el país, los demócratas disfrutan de una ventaja más cómoda del 30% en este sector de población.

De modo que el Partido Republicano tiene personal dedicado a aumentar la participación de minorías. En 2012, Ted Cruz se convirtió en el primer hispano elegido al Senado desde Texas, pese a su apoyo a estrictas normas migratorias.

Sergio Terreros, un profesional de marketing de 34 años, vive en Houston pero nació en Monterrey, México. Se convirtió en ciudadano estadounidense el año pasado y señaló que quizá vote a Trump.

“No me gusta el odio del que habla”, dijo Terreros. “Pero sí estoy de acuerdo con lo que dice sobre dirigir el país como un negocio”.

Terreros asistió al mismo festival que Villenas, que seguía acercándose a posibles votantes pese a las numerosas negativas. Por fin, encontró a Jonathan Avalos esperando en una fila para recibir bebidas gratis de McDonalds. Avalos, de 18 años, se mostró de acuerdo en registrarse para votar por primera vez, aunque no estaba seguro de si votaría en noviembre.

“He oído hablar de Trump y todo eso”, comentó. “Pero en realidad no tengo idea de lo que está pasando”.

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