Decir ‘hola’ no es suficiente, ¿Cómo se sienten los votantes latinos cuando los candidatos hablan español?
¿Los candidatos demócratas del 2020 que utilizan el español atraen a los votantes que hablan el idioma? La respuesta es...
LAS VEGAS — Beto O’Rourke se subió a una nevera roja para que la multitud que se encontraba dentro de la Taquería Arandas pudiera verlo.
“Primero, buenos días”, comenzó, saludando a la gente. Agradeció a la familia propietaria del restaurante y lanzó su discurso: “Necesitamos un país en que cualquier persona [pueda] participar con su voz y su voto en nuestra democracia”.
La audiencia aplaudió y se acercó a escuchar al ex congresista de Texas, uno de los varios candidatos demócratas del 2020 que habla al menos un poco de español durante la campaña electoral.
Después de la masacre de El Paso, los latinos luchan con una historia de racismo en Estados Unidos que se repite.
El alcalde Pete Buttigieg de South Bend, Indiana, quien conoce siete idiomas en diferentes grados, ha hablado español en sus eventos, al igual que el senador Cory Booker de Nueva Jersey. El ex secretario de Vivienda, Julián Castro, utiliza el español para enfatizar, por ejemplo, terminando un mensaje al presidente con un “ya basta”.
Pero ¿hace una diferencia un candidato que habla español para los votantes que conocen el idioma? La respuesta puede ser tan matizada como el electorado latino, que a menudo se caracteriza erróneamente como un bloque monolítico de votación.
Seguro, es solo una primaria. Y las elecciones generales están a cinco meses de distancia.
“No hay nada más poderoso que alguien que diga: ‘Estoy luchando por ti’, sin el uso de un traductor”, dijo Edgar Flores, un asambleísta estatal cuyo distrito este de Las Vegas es casi un 70% latino.
Flores, quien es bilingüe, organiza eventos para los electores en español e inglés, y cree que el uso del segundo idioma más hablado en Estados Unidos es extremadamente efectivo para llegar a los votantes, especialmente en Nevada, uno de los estados más diversos del país.
Pero eso no se traduce como el único medio para ganar el voto latino, advierten él y otros.
“Cuando vienes a la comunidad, decir ‘hola’ no es suficiente”, dijo Flores. “Necesitan saber qué problemas defiendes”.
El papel del español en el ciclo electoral de este año probablemente vuelva a surgir durante el debate de las primarias demócratas en Houston el jueves, que será co-organizado por la cadena de televisión en español Univisión y retransmitido en vivo.
En un debate co-organizado por Telemundo en junio, O’Rourke, Castro y Booker hablaron un poco de español, a veces con pronunciaciones vacilantes y mala gramática, llevando a algunos críticos a acusarlos de “Hispandering”.
Andy Hernández, quien dirigió el área comunitaria latina durante la campaña de reelección del presidente Clinton en 1996, no estuvo de acuerdo.
“No es diferente a ir a la feria estatal de Iowa y comer un perrito de maíz”, dijo. “¿Eso es ser complaciente? No lo considero así. Ahora, ¿van a ganar el voto latino sólo por eso? Por supuesto que no”.
Los votantes latinos podrían ser una fuerza importante en 2020, cuando se espera que superen a los afroamericanos para convertirse en el mayor bloque de votación de minorías, según el Pew Research Center; se calcula que 32 millones de votantes hispanos, representarán más del 13% de todos los estadounidenses elegibles para emitir su voto.
En el Condado de Clark, hogar de Las Vegas y cerca de dos tercios de la población de Nevada, casi 1 de cada 4 personas habla español en casa. Nevada cae en tercer lugar en el calendario de las primarias del 2020, después de Iowa y New Hampshire, que son abrumadoramente blancos.
“Si usted está en campaña y la primera prueba latina que tiene es Nevada... entonces tiene sentido querer llegar a una población de habla hispana porque es una porción dominante del electorado”, dijo Andrés Ramírez, un consultor político con sede en Las Vegas.
María Luisa Escobar, ama de llaves del hotel Venetian en el Strip de Las Vegas, dijo que respeta a los políticos que hablan su lengua materna.
“Me gusta que estén abiertos a otras culturas”, dijo en español esta mujer de 51 años, el idioma en el que ella y sus compañeros de trabajo hablan principalmente en el trabajo. Muchos de ellos son ciudadanos, dijo, pero dudan en participar en entornos donde sólo se habla inglés.
“Cuando llega el momento de votar, hay veces en que sienten que no pueden, porque no entienden”, dijo Escobar, “así que es importante que la información esté en español”.
Sin embargo, la capacidad lingüística de un candidato no es tan importante para los votantes latinos como sus posturas sobre los temas, según las encuestas. Los electores latinos calificaron la capacidad de hablar español como el noveno -el último- en lo que buscaban, según una encuesta realizada en junio por UnidosUS. La mayoría dijo que quería un candidato que valorara la diversidad y uniera a las personas. Un sondeo de Univisión después del debate de junio encontró que el 53% de los encuestados dijo que un candidato que hablaba español era una motivación para votar por ellos; el 35% dijo que no importaba.
Para la residente de Las Vegas Wendy Losada, escuchar español en el debate fue una señal de reconocimiento. “Estaba muy emocionada de que lo hiciera”, dijo de O’Rourke, al responder a una pregunta en español. “Yo estaba como, ‘gracias, muchas gracias, muchas gracias’”, dijo Losada, de 50 años.
El primer pensamiento de Héctor Fong Jr. cuando los candidatos hablan español es que están complaciendo a un grupo de votantes. Pero el joven de 21 años dijo que los hispanohablantes mayores como sus familiares se beneficiarían de los eventos en su primer idioma, un pensamiento compartido por muchos de los doce votantes bilingües que The Times entrevistó en Las Vegas. Los hispanohablantes de más edad son menos propensos a decir que entienden el inglés “muy bien” que las generaciones más jóvenes, según la Oficina del Censo.
“Tengo tías que quieren ser activas”, dijo Fong, un estudiante de ciencias políticas. “Quieren ser activos en la comunidad, no sólo votar. Se preocupan por muchas otras cosas”.
Algunos entrevistados en Nevada dijeron que la realización de un evento en español, especialmente cuando los latinos enfrentan ataques por hablar el idioma en lugares públicos, enviaría un mensaje poderoso. Incluso ofrecer traducciones podría ser visto como un rechazo a la retórica racista de que hablar español es antiamericano, sugirieron.
En un ayuntamiento de Nevada en marzo, la campaña de la senadora de California Kamala Harris, ofreció audífonos para traducciones en tiempo real al español. La senadora de Massachusetts Elizabeth Warren trajo una traductora para un evento de mesa redonda organizado por un grupo de defensa de la inmigración de Nevada.
Leo Murrieta, director de Make the Road Nevada, un grupo de defensa de los inmigrantes, aprecia a los candidatos que aprenden español, pero dice: “Si no puedes decirme en español lo que vas a hacer para bajar los precios de los medicamentos para mis padres, vamos a atenernos al inglés y dejar que los traductores hagan la interpretación”.
“Fue realmente refrescante”, dijo Leo Murrieta, director de Make the Road Nevada.
El más fluido de los candidatos y el menos propenso a usar un traductor parece ser O’Rourke, quien creció aprendiendo español en la ciudad fronteriza de El Paso y se le dio el apodo de “Beto” cuando era niño. Como concejal de la ciudad en su ciudad natal, O’Rourke fue anfitrión de juntas en español e inglés para la comunidad, en su mayoría bilingüe, dijo su campaña. No es raro que O’Rourke, quien es irlandés-estadounidense, condimente las palabras en español en sus discursos dondequiera que vaya durante la campaña electoral, incluso en una fiesta en casa frente a una multitud mayoritariamente blanca en New Hampshire.
Castro, el único latino que compite por la nominación demócrata, no habla español con fluidez, pero ha enfocado parte de su campaña en los latinos. Su primera parada de campaña fue en Puerto Rico, un territorio bilingüe de Estados Unidos, y fue el primero en lanzar un plan integral de inmigración. Al hablar de su plan, a menudo se refiere a su abuela, quien llegó a Estados Unidos desde México a la edad de 7 años.
Castro ha hablado de cómo los latinos que han vivido en este país durante décadas fueron castigados o despreciados por hablar español. “En mi familia, como en muchas otras, el residuo de eso, el impacto que causó es que hay mucha gente cuyo español no es tan bueno”, dijo.
La historia de Castro es una con la que Alma Romo, de 20 años de edad, puede identificarse.
Un domingo por la tarde, la estudiante de primer año de la universidad se sentó con sus padres en la oficina de Mi Familia Vota en Las Vegas, donde trabaja como organizadora, y habló sobre su lucha por hablar español. Al igual que la de Castro, su gramática es imperfecta, y se agacha en una habitación cuando habla español por teléfono para evitar que la escuchen.
Así que para ella, la falta de fluidez de Castro no es un problema. Ella aprecia su historial de apoyo a los latinos y su plan para la reforma migratoria, dijo.
“A veces siento que el trabajo que uno hace es 10 veces más importante que poder hablar español”, dijo Romo.
Teresa Parraga está de acuerdo.
La ama de llaves del hotel Paris Las Vegas dijo que ha luchado para mejorar su inglés después de naturalizarse en 1998; entiende bien el idioma, pero se las arregla mejor hablando español. Refiriéndose a un dicho mexicano común; Parraga, de 66 años, manifestó que cree que los candidatos a menudo “doran la píldora”, o endulzan la píldora, cuando hablan unas cuantas palabras en español.
“Si estás hablando mi idioma y expresas en mi lengua cuáles son tus planes para los asuntos que me importan, perfecto, te entenderé mejor”, dijo en español. “Pero si estás usando mi lenguaje para endulzar la píldora, no. Me quedo con el inglés”.
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