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Etiqueta para el distanciamiento social: Cómo pedirle amablemente a alguien que se aleje

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Se colocó el cubrebocas casero y los guantes desechables para ir a comprar comestibles. Pero la persona justo detrás de usted en la línea de pago se acerca cada vez más. ¿Qué se dice? ¿Qué se hace?

En la era de las cuarentenas y el distanciamiento social, el mundo es completamente nuevo también en términos de etiqueta. Las cosas que alguna vez se consideraron como gestos de buena educación (apretones de manos, sostener la puerta, ayudar a un vecino con los brazos cargados) ahora están prohibidas.

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Lo más amable y cortés que se puede hacer por los demás en este momento es quedarse en casa. Sin embargo, cuando salir es absolutamente necesario, es posible que algunos allí afuera aparentemente no hayan oído hablar de todo este asunto de estar al menos a seis pies de distancia de los demás.

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Parte de la razón por la que puede estar teniendo problemas para establecer límites físicos en este momento es que esto es muy nuevo para todos nosotros.

En muchos casos, va en contra de nuestros patrones de comportamiento profundamente arraigados. Estamos acostumbrados a estar de pie justo detrás del cliente anterior en la fila de la tienda de comestibles, y pasamos alegremente unos centímetros el uno del otro en la acera.

Tenemos que superar nuestros propios comportamientos normales y también descubrir cómo modular los de los otros. Eso puede ser un desafío.

“No creo que nos guste preguntarle a los demás o decirle a la gente que están haciendo algo mal”, consideró Lizzie Post, presidenta de Emily Post Institute y autora de varios libros sobre etiqueta moderna. “Nos gusta tener expectativas y estándares a seguir. Son lo que nos une como sociedad. Y al mismo tiempo, no nos gusta que nos digan qué debemos hacer”.

Entonces, ¿cómo pedirle cortésmente a alguien “oye, aléjate”? Las palabras exactas que se usan importan menos que cómo se dicen, comentó Post. Concéntrese en ser amigable, agradable y no amenazante. Todos están estresados en este momento; lo último que queremos hacer es agravar la situación.

“En lugar de ponerse firme y soltar: ‘Um, ¿puede retroceder seis pies, por favor?’, otra forma de hablarle a alguien es: ‘Lo siento. Estoy tratando de mantener la distancia de seis pies. ¿Podría darme un poco más de espacio, por favor?’”, detalló.

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También se puede “pedir prestada autoridad” cuando uno no se siente cómodo haciéndose valer. Alison Green, quien escribe el blog de consejos para el lugar de trabajo Ask A Manager, indica que en este caso se puede diferir la cuestión a los funcionarios de salud. Algo así como: ‘Oh, creo que se supone que debemos estar a seis pies de distancia, si no le importa retroceder un poco’ o ‘Sabe, creo que los CDC dicen que deberíamos estar a seis pies de distancia, así que mantengamos cierto espacio’.

Intente dar a los demás el beneficio de la duda. No estamos acostumbrados a permanecer a seis pies de distancia de las personas todo el tiempo. Tenemos muchas cosas en mente en este momento, y es posible que simplemente no estén prestando atención a dónde están parados.

“No asuma que los demás son totalmente ignorantes o que están insistiendo en un mal comportamiento”, remarcó Green. “Si uno es cálido y amable al respecto, está bien. Si suena frío, les hará sentir a los demás ese mismo frío”.

En público, uno puede sentir que está encerrado en un videojuego permanente de “Frogger” con otros clientes en la acera. Recuerde que uno tiene la opción de ser el que se mueva físicamente, incluso si siente que tiene el derecho de paso.

Los estadounidenses “tenemos esta cultura de pensar ‘¿por qué debería ser yo quien se mueve?’, y no es bueno en este momento”, reflexionó Jennifer Peepas, quien escribe el blog de consejos Captain Awkward. Hay que resistir ese impulso de mantenerse firme, dijo, y recordar que lo más amable que se puede hacer por los demás y por uno mismo en estos tiempos es mantener esa barrera de seis pies.

Si se encuentra detrás de alguien y es posible que esa persona no lo sepa -por ejemplo, si está trotando- definitivamente es su responsabilidad moverse, enfatizó.

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Para Paula Cannon, viróloga y profesora de Keck School of Medicine de USC, el mensaje de los seis pies de distancia sólo se aplica a situaciones en las que uno está quieto.

En realidad, ella prefiere mantener más distancia que eso. Los encuentros en la acera o en una tienda son una oportunidad para hacer algo bastante genial: modelar la amabilidad y el comportamiento cortés y seguro para los demás.

“Si salgo a caminar en mi vecindario y alguien viene por la acera, yo bajo a la calle”, comentó. “Pongo entre 10 y 20 pies entre ellos y yo. Saludo, sonrío. Lo que estoy haciendo es modelar un comportamiento apropiado, y lo hago por cuidado y consideración. Creo que es importante enviar un mensaje a los otros de [que] el comportamiento propio, no importa cuán raro sea, es porque nos importan las demás personas, no porque les tenemos miedo”.

En tiempos normales, no pandémicos, huir hacia la calle cuando alguien se acerca por la acera podría considerarse un gesto grosero. Incluso ahora se siente extraño. Pero también es lo más atento que se puede hacer por los semejantes.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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